Las protestas con objetivos
puntuales y específicos tienen, por lo general, más posibilidades de obtener
resultados. No siempre cuando uno reclama o marcha obtiene lo que quería, pero
puede generar presión para negociar. Si por ejemplo un sindicato hace un paro y
convoca una marcha, puede obtener más de lo que tenía antes de reclamar. Es
cierto, también puede ocurrir que, por diversas circunstancias, no les den
mucha bola (eso está atado a cuestiones de poder más que de “moral” o “buenas
costumbres”).
Las personas convocadas por
Blumberg para pedir más seguridad, o quienes lo hicieron en contra de la
resolución 125, lo hacían por motivos más concretos, más allá de la adhesión o
el rechazo que a cada uno le pueda suscitar el reclamo.
Ahora si se protesta por algo
difuso, vago o múltiple como ocurrió el jueves pasado, todo tiende a reducirse
a un “basta de Diktadura”, “que se vaya Cristina” o proclamas de ese estilo, la
cosa se complica un poco. ¿Por qué? Porque CFK y el gobierno NO LES VAN A DAR
MUCHA PELOTA.
Me dirán: “una marcha es expresar
el hartazgo y la disconformidad de un sector ante TODO lo que hace el
gobierno”. Responderé: justamente ahí está el problema, ¿por qué un gobierno
que hace un año ganó con el 54% de los votos, debería prestar especial atención
a un reclamo general que va en contra de su proyecto? Noten que dije “especial”
atención.
Es evidente que el gobierno
debería o le convendría o tendría que prestar atención de algunas cuestiones
puntuales que circularon en la marcha del jueves. Pero de hacerlo, seguramente
lo hará dentro de su propia matriz.
Si a raíz del cacerolazo, el
gobierno cambiara el rumbo general de sus políticas, eso equivaldría a llevarle
el apunte a la imposición de una minoría intensa por sobre una mayoría que votó
por otra cosa. Y eso no me parece muy democrático que digamos.
Si le dicen a un funcionario: “estoy
en contra de la inseguridad, de la corrupción, de la inflación”, el tipo (o la
tipa), tranquilamente te podría responder: “yo también”.
Si como hincha de Boca me le paro
al lado a Falcioni y le grito: “¡viejo, yo quiero que Boca salga campeón, la
concha de tu madre!”, el técnico de Boca –si obrara de manera tolerante- me
respondería: “yo también capo”. ¿Me explico?
Si TODO lo que hace el gobierno
te parece terrible, eso equivale a que todo te da más o menos lo mismo. Lo
mismo ocurre si TODO lo que hace el gobierno te parece magnífico. A mí por
ejemplo, que la presidenta implemente conferencias de prensa para que Lanata le
pregunte lo que quiera, ME IMPORTA TRES CARAJOS o, en todo caso, me parece una
medida muy menor respecto de otras cuestiones que me preocupan muchísimo más.
Ejemplo: la política ferroviaria, combatir la mafia de la bonaerense (reformar
la policía), pelear contra las barras bravas en el fútbol, combatir la “trata
de blancas” (adolescentes, muchas veces de provincias o países limítrofes, que
son obligadas a ejercer la prostitución), etc.
¿Por qué me importa un carajo que
CFK de conferencias de prensa? Porque a muchos de los que creen que Cristina es
una “yegua montonera hija de puta que se afana todo” no les importa una mierda
lo que tenga para decir. Y como dice el chamigo Bosnio:
“Los ministros que sí dan
entrevistas, conferencias de prensa, como Nilda Garré, no gozan de mayor
aprecio general que los que no. No asisten a sus conferencias los pensadores más
profundos sobre la seguridad, sino algunos noteros que vienen de tratar una
nota de color con Susana o un asalto y luego seguirán con deportes. No surgen
de sus conferencias de prensa debates de largo plazo sobre políticas de
seguridad. En general no surge nada, a lo sumo alguna chicana de tal o cual notero
que quiere poder titular con su pregunta más que con la respuesta. No digo que
deberían prohibirse, ni le exigiría a mis representantes a negarse a
presentarse a ese show inútil, pero hacer de eso la estructura del debate
público me parece que hay una mistificación del proceso de conferencias de
prensa y del funcionario como actor intelectual”.
En lo personal, me gustaría avanzar sobre cuestiones tales como:
La política ferroviaria (Tragedia
de Once); una reforma tributaria más justa y progresiva; la reforma policial
(Inseguridad), la aplicación de la ley de medios, entre otras muchas cosas. ¿La
corrupción? Me parece un reclamo que, enunciado de ese modo, es muy difuso.
¿Por qué? Porque la corrupción no es una política de Estado. Tendría mayor
sentido si reclamo por alguna medida concreta que, según mi parecer,
entorpeciera los mecanismos que tienen los gobernantes para corromperse. Porque
si yo le digo a un gobernante: “está mal afanar” o “la corrupción es un
flagelo”, me va a responder, “absolutamente, tenés razón”.
¡Abrazo de gol!
PD: agradezco la intervención de SDM en el siguiente link, que me ayudó a poner en orden mis ideas:
http://seminariogargarella.blogspot.com.ar/2012/09/son-geniales.html
ADDENDA: Como pretendo ser intelectualmente honesto, si linkean acá pueden encontrar fotos de la marcha enviadas y seleccionadas por Clarín.
ADDENDA: Como pretendo ser intelectualmente honesto, si linkean acá pueden encontrar fotos de la marcha enviadas y seleccionadas por Clarín.