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viernes, 27 de julio de 2012

PARA ALGUNOS ARGENTINOS, NO HAY NADA PEOR QUE LA ARGENTINA

Hoy fue la fiesta inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres. La delegación argentina desfiló en ropa informal, de color albiceleste. Un comentarista de La Nación, apodado Manchik (27/7 a las 21hs 57 minutos), entre otros, escribe en mayúscula su indignación:

http://canchallena.lanacion.com.ar/1494001-con-lucha-de-abanderada-el-deporte-argentino-dio-el-presente


UNA DE LAS DELEGACIONES PEOR VESTIDAS. UNA BERRETADA TOTAL. DIGNO DE UN GOBIERNO CORRUPTO. SEGURO QUE SE AFANARON LA GUITA DESTINADA A LOS UNIFORMES.HASTA PEQUEÑOS PAISES AFRICANOS ESTABAN IMPECABLES. ME DIO VERGUENZA VER A NUESTRA DELEGACION VESTIDA COMO SI FUERAN A LA FERIA. Y ENCIMA LA QUE VA ADELANTE, CON LA CAMPERA DESABROCHADA. SIEMPRE LO MISMO. LOS GALLEGOS, QUE ESTAN EN EL FONDO DEL TARRO, DESFILARON CON SACO Y SOMBRERO. SOMOS UNOS IMPRESENTABLES.

¡Qué lo parió! Hay personas que son infelices por las dudas.




lunes, 27 de febrero de 2012

LA CULPA SIEMPRE ES DEL OTRO


Me resultó muy interesante leer nuevamente las respuestas que da Silvia Schwarzbock a un reportaje que le hicieron en Clarín hace dos años:

Es curioso: hoy la gente cree que la felicidad irradia de figuras como la del mafioso, que es la representación contemporánea del libertino del siglo XVIII: un sujeto absolutamente libre e impune. De esta representación disfrutamos perversamente las personas de todas las clases sociales, sea a través de las ficciones o de las noticias. La mafia es la aristocracia contemporánea, tal como lo muestra El Padrino, la trilogía de Coppola sobre el capitalismo. De hecho, la aristocracia siempre se comportó igual que la mafia.

¿Por qué el libertino pudo haber sido concebido como sujeto feliz?

Pudo y puede concebirlo como feliz quien observa el libertinaje desde la perspectiva de la impunidad. No puede concebirlo como feliz quien ve el programa libertino como más realista y menos utópico que cualquier programa igualitario. La verdadera falta de libertad no está tanto en no poder ejercer el propio sadismo sin esperar represalias como en no poder confiar en el prójimo. La ventaja absoluta del libertino, en este sentido, es su absoluta falta de miedo. Él es libre porque no teme ser víctima de lo mismo que comete. Su problema, en todo caso, es el mismo del mafioso: cómo llegar a ser impune dentro de la organización a la que pertenece, no sólo fuera de ella.

¿Podría aclararlo?

El precio que paga el libertino por llegar a ser impune en la sociedad civil es aceptar que dentro de la sociedad libertina consentirá, si llega el caso, ser la víctima de alguien más poderoso. El libertino ingresa a una sociedad secreta que es jerárquica. Todo lo que puede hacer por pertenecer a ella no deberá hacerlo bajo el imperio de las pasiones, sino por el frío dictado de la razón. Es la máxima de Corleone: "No es personal, son negocios". Sade ha pensado, con rango filosófico, cómo se puede organizar una sociedad del crimen que sea completamente impune. La esclavitud de la razón, para él, es la que impone el Estado. Para liberarse de ella basta con entrar en la sociedad de los libertinos. Pero de la esclavitud de las pasiones nadie está exento. Se trata de un residuo indeseado de la naturaleza, que puede destruir la sociedad libertina, porque entre las pasiones más fuertes siempre se impone el resentimiento, el ansia de mostrarse superior y el deseo de venganza.

¿El libertino es libre respecto de los más débiles pero no respecto de los más poderosos?

Exacto. De ahí que la fascinación que produce el mafioso, como su versión contemporánea, no admita lecturas políticas emancipatorias o libertarias: nada más reaccionario que fantasear unirse a los poderosos en una sociedad secreta contra los débiles. La fascinación que produce el libertinaje es la de poder experimentar la realidad desde el punto de vista del verdugo, como en las películas de terror sádico para adolescentes, donde las víctimas son adolescentes, como el público, pero el público está identificado con el que organiza los suplicios. Es pura catarsis. Y es la felicidad la que tiende a ser identificada con la catarsis, y la catarsis con un juego en el que uno, por un rato, deja de ser uno y se pone en el lugar de otro.

Recordé el reportaje luego de leer el siguiente post de Leno:


Somos una sociedad corrupta que no respeta ningún tipo de norma ni precepto moral, y así nos va. A nadie le importa nada hasta que pasa algo, y dos días después sigue todo igual.

El avión de LAPA, fue un piloto al que no le importaba nada, en una empresa a la que no le importaba nada, con gremialistas corruptos a lo que no les importaba nada y guardaban silencio a cambio de plata, en un aeropuerto construido en medio de una ciudad por gobernantes a los que no les importaba nada. De milagro no estalló la estación de servicio que está enfrente, instalada por un empresario al que le importaba la ganancia y no la seguridad. Mucha indignación entonces, pero la estación de servicio sigue estando.

Cromañón, un empresario corrupto sobrevende un boliche inseguro, policías y funcionarios municipales corruptos hacen la vista gorda, una banda corrupta  alienta a llevar pirotecnia y no le importa la seguridad con tal de facturar. Entonces un grupito al que no le importan nada las advertencias ni tienen el más mínimo sentido común tira pirotecnia en un lugar cerrado. Al día siguiente se venden las entradas del lugar para que la gente se puede hacer pasar por víctimas y cobrar una indemnización. Los padres por venganza y, la prensa y los políticos ( K y pro) por conveniencia, hacen renunciar a un político que no tuvo posibilidad de controlar ese boliche, que importa la justicia. La justicia mientras tanto a más de 10 años no metió a nadie preso. La calle del boliche sigue cerrada hace mas de 10 años causando perjuicios para todos los vecinos que nada tienen que ver. Ayer esa calle cerrada dificultó el acceso a las ambulancias y bien sabido es que en casos de emergencia 10 minutos son la diferencia entre la vida y la muerte. Pero no hay ningún político o juez con sentido común y coraje para hacer lo correcto, y por temor a 10 gatos locos dejan todo como está. Tras un par de años de consternación, las bengalas volvieron al rock y el año pasado se cobró otra vida en un show de La Renga. La semana siguiente un hincha de Velez prendió una bengala como lo venía haciendo sin problemas por años, y la prensa se horrorizó "como va a prender una bengala, que animal". Clausuraron la cancha. Dos meses la hinchada de Boca prendía 500 bengalas para festejar el campeonato, y a nadie le pareció mal. Aquí no a pasado nada señores.

O recordemos el derrumbe del gimnasio, provocado nuevamente por empresarios y funcionarios corruptos. Que barbaridad se dijo, "nunca mas". Y después se derrumbó un boliche, y un edificio, y otro edificio. Y se van a seguir derrumbando. Como se derrumban edificios históricos sin sanciones para empresarios, arquitectos o funcionarios.

Y se produjo el accidente de Flores, otra vez sopa, un tren sin frenos, un maquinista irresponsable, un banderillero ausente, un gremio que se hace el tonto, una barrera que no anda y un chofer que maneja como un bestia. "Nunca mas" se dijo. Hay que soterrar! Hay que hacer pasos bajo nivel! Y se pusieron a hacer pasos baso nivel. ¿Pero que pasa? Los "vecinos" presentan amparos y frenan las obras, porque no quieren cambiar "la tranquilidad del barrio". Y claro, que le importa a los vecinos que mueran 400 personas por año en pasos bajo nivel, a mi dejame mi barrio tranquilo, los demás que me importan.

 Entonces tenemos el accidente de ayer. Una concesión que nunca se debió haber hecho, pero que los medios, el peronismo y la gente apoyó en su momento. Menem fue reelegido, y actualmente fue votado nuevamente Senador y es aliado del gobierno de turno. La privatización no es algo que cayó del cielo, fue algo que hizo una persona reelegida por los ciudadanos. En el 2003 muchos pedían la reestatización de los trenes o al menos la quita de las concesiones. El Kirchnerismo no lo hizo y lo reeligieron dos veces. Gente, a bancarse lo que se vota. Tenemos entonces nuevamente los empresarios corruptos, y el gobierno nacional con su falta de control. Según cuentan los pasajeros el maquinista venía con problemas en los frenos en varias estaciones anteriores. ¿Si sabia que el tren funcionaba mal por que siguó andando? Porque si lo paraba los pasajeros le quemaban el tren!! Los pasajeros se quejan del mal servicio del tren, pero los que pueden se colan y no pagan el boleto, se quejan que está sucio y después tiran cascaras de mandarina al piso. Acá nadie puede tirar la primera piedra.

Y después pasa lo que naturalmente tiene que pasar. Y va a seguir pasando porque todo pasa, la Justicia es inutil y nunca mete a nadie preso, todo prescribe o todos son absueltos. Vivimos en el estado que Carlos Nino define como Anomia Boba en su libro "Un país al margen de la ley". Nadie preso por LAPA, nadie preso por Cromañon,  nadie preso por el gimnasio, el edificio, el tren de Flores. ¿Es culpa del Gobierno Nacional lo que pasó ayer? Si, pero como le pasó a Cristina y a Ibarra, le podría haber pasado a Macri, a Scioli, a Binner o a cualquier otro gobernador del país. Dede que el peronismo de Menem destruyó las institucionas funciona todo igual en todos lados. Es tonto poner el grito en el cielo y pedir la cabeza del gobierno, como se hizo injustamente con Ibarra. Si alguna culpa tiene el gobierno es de no haber dado un paso importante para cambiar la decadencia cultural en la que vivimos hace décadas. El Gobierno Nacional no controló, ¿pero que gobierno provincial o municipal si controla? ¿Y como hacés para controlar a 40 millones de habitantes con vocación de violar todas las leyes habidas y por inventarse? 
 
En este país somos todos vivos, si puedo ahorrarme 5 pesos en aceite para frenos de tren me lo ahorro, si puedo viajar sin boleto, viajo, si puedo construir sin apuntalar los edificios vecinos lo hago, si me dan plata para mi campaña a cambio de mantener una concesión lo hago, o cruzo un semaforo en rojo, o vendo en Mercado Libre y no facturo, o manejo después de tomar "si total voy despacito", o estaciono en doble fila, o le vendo alcohol a menores, o tiro basura a la calle, o tomo un baldio que no es mio y me hago una casa, o me meto en la casa de otro y la reclamo como mia. Los argentinos violan sistemáticamente las reglas y el estado ausente no los reprime. Si en Inglaterra te encuentran manejando borracho te sacan automaticamente la licencia por 5 o 10 años. En EEUU vas preso. Acá te dan dos advertencias y a la tercera te sacan el registro por 6 meses. ¡Y vos que querés que pase después? 



A decir verdad, desconfío de los ensayos, textos o reflexiones que hablan de lo corruptos, inmaduros e irresponsables que somos los argentinos. ¿Por qué? Pues porque suelen ser reflexiones que van acompañadas de velados o encendidos elogios a lo bien que están en Europa, Japón o los Estados Unidos. Basta rememorar las atrocidades cometidas por yanquis, europeos o japoneses para saber que nadie puede darse el lujo de moralizar demasiado.

No me importa si un ser humano es amarillo, peronista, gorila, yanqui o argentino: es un ser humano, no puede existir nada peor. Por lo demás, no suelen gustarme demasiado las generalizaciones sociológicas muy apresuradas. 

Sin embargo, tengo que reconocer que el post me incomoda, me hace ruido. ¿No será que habrá tocado alguna fibra íntima de mi ser, y por eso me molesta?

Incorporo la siguiente frase de mi estimada Silvia S:


Los pobres saben, dolorosamente, que "la plata no se hace trabajando". Y mejor aún que los pobres, lo saben los ricos de nacimiento. El problema de los pobres es que no tienen una moralidad propia, creada por ellos, para hacerla valer por sobre el resto de la sociedad. El ascetismo siempre fue una opción para los más o menos ricos, no para los pobres (igual que los movimientos anti-consumo). Los filósofos ponderaron el ascetismo cuando lo vieron como un signo de merecimiento. Como en la historia de la filosofía predominó el idealismo, más que el materialismo, el problema de la felicidad se redujo al merecimiento: ¿por qué el hombre injusto es más feliz que el justo?, preguntó Platón. Los tiempos felices -dicho con la sinceridad brutal de Hegel- son "las páginas vacías de la historia". Sólo cuando la filosofía, con los hegelianos de izquierda, cambia el eje del merecimiento por el de la autenticidad, y la pregunta la hace desde la política emancipatoria, no desde la ética, la felicidad propia y la ajena se convierten en un solo problema.



POST SCRIPTUM:

Incorporo un comentario de Rinconete en el anteúltimo post de la MAK:

"En lo que respecta a Carlos Nino, formo parte de quienes lo leyeron con interés. El problema de hacer foco en la "anomia" (la falta de acatamiento a la ley) es que se deja de lado el drama de la ley injusta. Esa es la discusión que, me parece dió el radicalismo en sus inicios (hasta que se convirtieron en el partido del statu quo) y luego el peronismo.

Lo que impide que seamos Finlandia no es, creo, que no respetemos los semáforos sino que tenemos una matriz absolutamente inequitativa. Su inicio se podría situar en la repartija de tierras fiscales entre los amigos de Roca (que le ganó el infinito desprecio de Sarmiento que escribió :" La Nación ha perdido 250 millones de pesos oro ganados por los Atalivas, Goyos y otras estrellas del cielo del presidente Roca.") y luego fue perfeccionandose a lo largo de los años.

Creo que ocuparse de los semáforos, como de las coimas, es una manera de no ocuparse de Ataliva Roca, de Martinez de Hoz y de tantas posiciones dominantes que inducen decisiones políticas sin necesidad de la vulgaridad módica de una valija de billetes".

Y otro del Bosnio:

Rodrigo, el concepto de la Anomia mereceria un post para si. Sintetizo varios puntos alrededor de la idea y lo que suele inferir:
a) Primero hay que discutir si nos molesta una poblacion que no respeta los horarios, las reglas, habla encima del otro, etc... O nos molesta la inequidad y el atraso en el desarrollo.
Porque para muchos la anomia no es una condicion que genera el mal (la tesis de Nino), sino que es un mal en si mismo. Para estos, no hay argumentacion posible. A quien le parezca incivilizada una ciudadania que no cumple el horario de sus citas o se cola en las colas del cine, la anomia es efectivamente una calamidad.

b) Que la anomia genera el subdesarrollo hace pesar sobre los hombres sencillos la responsabilidad del destino del pais. Soy yo, colandome en la cola del supermercado, que genero todo esto. No es Cavallo, no es el poder, no somos respuesta a una historia determinada, a un equilibrio de fuerzas. Somo resultado de nuestras acciones individuales. Si comenzaramos a separar la basura en organica y no, llegar puntuales a las citas y devolver el diario que nos dejaron por error en la puerta, la Argentina se transformaria en una republica de iguales. Nino tiene la suerte que, al menos en lo que a mi competen, nunca tendremos las condiciones basicas que demuestren lo falaz de su planteo. Siempre podria decir "Cuando el Bosnio llegue en hora, blablabal".

c) La Anomia parece jerarquizar el no cumplir el horario y los semaforos. Pero somos la unica sociedad que ha juzgado por si a genocidas autoctonos. No parece ser suficiente compensacion para quien no tolera las libertades en el horario o quien no tolera que tiren el envase plastico en el tacho de reciclados organicos. Somos tambien de las pocas sociedades que han cruzado una crisis como la del 2001 sin haber salido de la norma. Varios Europeos no podrian jactarse de eso (claro, otros no han podido demostrarlo por falta de crisis). EEUU tira un tipo de un helicoptero y todos festejan, no tienen anomia, son desarrollados y con buena equidad.

d) La anomia asocia las reglas a lo justo, como indica Rinconete. Omite las reglas injustas, tambien omite las reglas con diferentes interpretaciones. Se ejemplifica con el semaforo rojo porque es la mas simple donde probablemente no haya interpretaciones encontradas. Pero cumplir la ley en muchos momentos de la Argentina y de Europa significo realizar actos inhumanos. En esos casos, la anomia que valoracion tendria? Y cuando las normas tienen dos interpretaciones, cual es la anomia?

e) Segun la tesis de la anomia, si eliminasemos todas las reglas (cada conductor podria a su simple criterio cruzar en rojo) logrando de un plumazo ser un pais sin anomia (las cumplimos todas), deberiamos lograr el desarrollo de un saque. Mas alla del chiste, hay paises con grados diferentes de normas. Es mas dificil ser "cumplidor" en suiza que en Miami o Brasil. Cual anomia vale mas?

f) La tesis de la anomia me hace acordar a la tesis de un viejo aleman que sostenia que la grandeza de una nacion se media en lo delgado de sus cascaras. Como si el ahorro, la vida austera, llegar temprano al trabajo, bañarse con medio vaso de agua, no tirar nada, comer todo lo servido en su plato, etc... era lo que hacia de Alemania un pais grande. Hoy con una enorme poblacion de turcos en sus fabricas, mas parecidos a nosotros que a un Bavaro, Alemania sigue siendo grande. No sera quizas que lo que hizo grande a Alemania fue su desarrollo historico, la tasa de interes cobrada a sus empresarios, el plan marshall, su estrategica posicion de freno a Rusia, su balance politico, etc...?

g) Lo de anomia es un ejemplo parecido a la moralizacion de la politica. Es mas sofisticado que la simple moral, pero basa en actitudes individuales el desarrollo global de un pais. Es, desde este punto de vista, un planteo "Anecdotista". Resta preguntarnos: son los uruguayos mas irrespetuosos de las normas que los Sicilianos o los Napolitanos? Porque son mucho menos desarrollados. Son menos corruptos?
 (...)

La anomia le permite al desarrollado pavonearse de serlo por ser mas respetuoso de las normas. Como tambien quisiera poder asumir su azarosa riqueza por su superior honestidad. La Argentina logro 8 años de crecimiento ininterrupido, con varias mejoras en la equidad, a partir del 2002. Algunos diran por sus politicas, otros por la devaluacion o la soja. Pero nadie sostendria la tesis que fue un salto en la calidad de nuestro respeto por las normas o por la disminucion quantica de los sobornos. En nuestro caso, quizas por la anomia imperante, no fue esa la norma que explica un indudable cambio en la tendencia de desarrollo.

Dicho todo esto, si creo que un estado rico, tiene mas poder de hacer cumplir sus reglas. El circulo puede cerrarse al reves, una vez desarrollados seguramente nos volveremos mas respetuosos. Aunque hay diferentes pueblos con el mismo nivel de desarrollo que no tienen el mismo nivel de respeto a las normas, podriamos esperar que a medida que los estados de cada uno se enriquecen y se vuelven mas poderosos, las normas (sean cuales sean) se hacen mas obligatorias".

martes, 20 de septiembre de 2011

ENTREVISTA A OSCAR TERÁN: EL IGUALITARISMO Y EL SER ARGENTINO


Carlos Quijano solía decir: "Todos los pecados tienen redención. Todos menos uno. Es imperdonable pecar contra la esperanza". 

Oscar Terán, uno de los mejores profesores que tuve, dijo que “el optimismo suele ser un sentimiento bobo, y el pesimismo suele ser trivial y convocar a la pereza intelectual. Prefiero la esperanza, y aquí me gusta citar a Octavio Paz cuando decía que quien conoció la esperanza ya no la olvida. La sigue buscando bajo todos los cielos; entre todos los hombres, entre todas las mujeres...”.

Aquí pueden leer una muy buena entrevista que le hicieron a Terán.

lunes, 12 de septiembre de 2011

EL GORDISMO Y "MARADONA COMO METÁFORA DE LA ARGENTINA"

"Lo que no está en nosotros mismos no nos inquieta" (Hermann Hesse)


En las producciones de Polka, casi siempre hay: a) algún personaje medio nabo que se come las eses al hablar para connotar "pueblo"; b) uno o más perejiles en primer plano tomándose unos matienzos, para connotar "argentinidad". En  “El escritor argentino y la tradición”, Borges –en su lucha contra la profusión de literatura plagada de “color local”- recordaba una observación de la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Edward Gibbon:

“(…) en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos”.

Hay una respuesta de Roberto Arlt que rescata Borges, cuando al autor de El juguete rabioso le echaron en cara su desconocimiento del lunfardo:

"Me he criado en Villa Luro, entre gente pobre y malevos, y realmente no he tenido tiempo de estudiar esas cosas".

El lunfardo, nos dice Borges, “es una broma literaria inventada por saineteros y por compositores de tangos y los orilleros lo ignoran, salvo cuando los discos del fonógrafo los han adoctrinado”.

En lo personal tiendo a rechazar tanto el nacionalismo fanático como el antinacionalismo. Me molesta esa tilinguería de creer que es muy importante lo que “opinan de los argentinos en el exterior” (siendo sinónimo de “exterior” principalmente “Europa y los Estados Unidos”). Si Arnold Sabatini se nos ríe, entrevistado por Mongay, aludiendo a los males del país, nos da vergüenza. Ahora bien, ¿qué carajo sabe Schwarzenegger de nuestro país? ¿Deberíamos sentir vergüenza por lo que opina un tipo que ni siquiera debe saber ubicarnos en el mapa?


Perón decía que "para un argentino no hay nada mejor que otro argentino". A mí me parece que la frase debería invertirse, como muestra de la erosión del lazo social, se diría que "para un argentino no hay nada peor que otro argentino".

Pongo un ejemplo paradigmático de lo que llamo "tilinguería": el elogio desmedido por parte de tipos como Jorge Sanata hacia un artículo bastante comentado aparecido en el diario español El País: "Maradona como metáfora de la argentina". Recuerdo a Sanata mirando a cámara, con tono escandalizado de gorda que hace la cola en un banco bajo un sol abrazador: "en el exterior se nos cagan de la risa".

Debería ser una obviedad la falacia de utilizar la metáfora no como elemento didáctico o "de relleno" sino como supuesto elemento de demostración científica. La caricatura del pensamiento -silogismo de nene de cuatro años- que subyace en este tipo de artículos sería algo así: "Maradona es argentino, dice malas palabras y es soberbio; ergo, los argentinos son soberbios y dicen malas palabras". O, a partir de las extraordinarias cualidades técnicas de Maradona, se puede concluir con alguna boludez del tipo: “los argentinos, al igual que Maradona, son talentosos pero soberbios y prepotentes". Lo cual en muchos casos es cierto, justo es decirlo.

Ahora bien, ¿es "más argentino" Maradona que Ginóbili, Messi u Oggi Junco?

Anyway, hoy quiero traer a colación dos cuestiones que históricamente nos afectan, aunque no creo que sean monopolio nuestro: el “triunfalismo” y la creencia en la “excepcionalidad argentina”.

Hay una definición de Fabián Casas que es polémica, aunque interesante, acerca de lo que él llama "Gordismo". Cito la nota completa:

El Gordismo es una forma de vida. Surge del fanatismo por Diego Maradona y se afianza y crece a medida que el protagonista central tiene vicisitudes que lo mantienen entre la vida y la muerte. El Gordismo no es una religión, pero es un fanatismo. Aunque anida en su centro un descreimiento cabal: el protagonista es un sujeto maravilloso pero no trascendental. Cualquier gordista lo sabe: Maradona no hace milagros y aunque se lo apoda “Dios” se sospecha que es un simple mortal con una calidad extraordinaria para jugar al fóbal y una mente endiablada, casi de un publicista, para largar frases y slóganes: “Más falso que un dólar celeste”, “Se le escapó la tortuga”, “Billetera mata galán”, “La pelota no se mancha”, “Mascherano y diez más”, “Mascherano, Jonás Gutiérrez y nueve más”, etc.


El Gordismo practica un sincretismo desaforado: es peronista, guevarista, menemista, capitalista, anticlerical, religioso, medium, esotérico, cavalista y todo lo que se ponga por delante. Los pobres practican el Gordismo cuando la única utopía que les queda es poder dar una vuelta olímpica. Y las clases medias practican el Gordismo cuando lo único que les importa —caiga quién caiga— es que no les toquen el culo, el cable y sus ahorros. El Gordismo, de esta manera, es conservador. También es nacionalista, ya que postula una superación del ser nacional. Los gordistas son de derecha y humanos.




El Gordismo improvisa, nunca planifica, busca más el efecto que el corazón de las cosas. Kirchner es gordista cuando prefiere fútbol free que hambre cero. El Gordismo tiene vocación de poder, nunca vocación de servicio. En esto, es igual a casi toda la camada política que viene repartiéndose el poder en nuestro país. El Gordismo es adicto a las cámaras, a los micrófonos. Lo que no sucede en la realidad virtual, no tiene peso ni merece ser vivido. El Gordismo es esclavo de la representación. Nunca le habla a uno solo y en privado. Siempre que habla, aunque se dirija a una persona en cuestión, necesita que lo escuche el coro griego de fondo. El Gordismo viene reinando en el país desde hace más de 30 años y recién la aparición de Lionel Messi le hizo imaginar un futuro sin gordismo o negociado con el Messismo. Pero Messi a diferencia de Maradona, tiene un problema clave dificil de digerir para los miles de carapintadas con Legacy. No es argentino. De hecho, es gracias a la Madre Patria y los Euros del Barcelona que el joven nacido en Rosario puede jugar en las grandes ligas. Es gracias al Barsa que Messi y su familia tiene un futuro por delante. Fue en los laboratorios del Barsa donde lo alargaron, lo cuidaron con algodones y le dieron una identidad. Fue en el césped ultracheto y sofisticado del Barcelona donde se lo rodeó de un equipo de jugadores notables que juegan para Messi pero que, también, saben que Messi juega para ellos. Nunca, nunca, hemos visto a un niño tan bajo saltar tan alto y poder meter ese cabezazo mortal y esquinado que enloqueció al arquero del Manchester United. ¿Qué es lo que hizo levitar a Messi de esa manera sobrenatural?, se pregunta el Gordismo. Respuesta: el amor, la gratitud. Porque Messi, acá, en este bendito país de ganadores, hubiera terminado jugando en el fútbol cinco con suerte o como uno de los Grosos de Tinelli. Porque siempre, si a uno le va mal, está la carcajada de Tinelli para atemperar las penas. No hay rescoldo de la noche del país donde junto al brillo de los televisores y el calor de las estufas no se filtre también la carcajada de Tinelli. El Tinelismo y el Gordismo pueden ser amigos o enemigos, pero están construídos con el mismo barro. Los que entren ahí, que abandonen toda esperanza.

A mí me gusta mucho como escribe Casas, aunque este artículo me recuerda un poco al que salió en El País. Está claro que Casas escribe mejor, y no pretende estar haciendo psico-sociología para consumo de las masas ignorantes sino dar su opinión.

Sin embargo, lo que dice Casas -pese a dicotomías falsas "fútbol o hambre cero"- me hace ruido, y tengo que reconocer que lleva bastante razón. Con Oscar Terán, creo que el espíritu triunfalista es bastante definitorio de cierta "ideología argentina". En las últimas décadas del siglo XIX, nuestro país ocupaba los primeros lugares en el valor por habitante de su comercio internacional, cuando su producción per cápita superaba la de países como Italia y Japón, y en que los salarios de sus trabajadores se equiparaban con  los de los obreros franceses. ¿Habrá que buscar entonces en esa 'Argentina granero del mundo' los momentos fundacionales de la creencia vana en 'la grande Argentina'? 

Sin embargo, ya en 1845 Sarmiento confesaba, en su Facundo, que sus compatriotas provocaban fricciones en el extranjero por su ya desmesurado orgullo nacional, en momentos en que no existían argumentos para abonar la idea de "Argentina potencia" sino que éramos un conglomerado de provincias desunidas y escasamente pobladas.

Otra ejemplo que rescata Terán: en 1829, en tiempos en que nuestro país era poco más que un arrabal miserable del viejo virreinato altoperuano y con la edad histórica de un adolescente, Bolívar les enrostraba a los argentinos creerse que habían sido los únicos en realizar una revolución en serio.

En síntesis: el mito de la "excepcionalidad argentina" es fundacional: no es casualidad que en nuestra tradición futbolera se repitan conceptos maradonianos como el de la "la mano de Dios" o el "Dios en argentino". El triunfalismo futbolero del hincha que se indigna, maldice y descalifica al adversario al grito de "no podemos perder con estos muertos", atraviesa gran parte de nuestra tradición histórica.

También se advierte esa creencia inmadura que constantemente reclama la emergencia de un "salvador" que nos saque las papas del fuego. ¡Pobre de Messi si se le ocurre no salir campeón del mundo con la Argentina!

En 1989, Jorge Halperín entrevistó a Oscar Terán. Rescato sus respuestas respecto del "mito de la grandeza argentina":


¿No le parece que todos los países se consideran excepcionales?


De ningún modo. Yo viví exiliado en México en los últimos años y no tienen un  mito así. Cuando uno rastrea en los orígenes de la Argentina se da cuenta de que esa idea de la grandeza es un mito fundacional.


¿Y de qué manera nos paraliza frente a las crisis?


En primer lugar, porque los mitos tienen poco que ver con la realidad. Todos los días tenemos evidencias dramáticas de que no hay tal grandeza argentina y nos resistimos a romper con el mito. Entonces, si la Argentina va mal no es porque, en realidad, sea un país distinto del que nos gustaba imaginar. Preferimos pensar en una explicación conspirativa, en fuerzas malignas empecinadas en que los argentinos no tengamos el país que nos merecemos. (...)


¿Por qué dice que la grandeza es un mito de origen?


Porque es una nación que se constituyó con el mito de la excepcionalidad: se siente excepcional por la resistencia de las Invasiones Inglesas, por sus intelectuales muy conectados desde el principio con Europa, porque formaba parte de un mundo blanco y cristiano que no existiría en otros espacios de América latina, o por el orgullo de pertenecer a una ciudad igualitaria (...)


Las ideas de la generación de 1837, la idea de que somos los "yanquis" de América del Sur, como dijo Sarmiento, o europeos trasplantados, como dijo Alberdi. La idea de que este país tiene un destino manifiesto.


Pero la Argentina alcanzó en cierto momento un lugar excepcional.


Por eso precisamente ahora digo que es un mito. Porque durante algún tiempo supuse que la idea de grandeza había surgido en la generación del 80, en cuyo caso uno podría pensar que no era tan mítico, que guardaba relación con la realidad. Una especie de milagro que llega hasta la crisis del 30. Pero cuando empecé a rastrear hacia atrás advertí que era un mito de los orígenes. A tal punto que en 1829, cuando éste era un lugar absolutamente ingobernable, penetrado por la guerra civil y la ruptura de un viejo orden sin tener otro de recambio, en ese momento  Simón Bolívar dice que los argentinos creen que son los únicos que en Hispanoamérica han hecho una revolución en serio.