En el supermercado chino de Abasto, en la calle San Luis o Agüero o Gallo, hay un chino teñido de rojo que se hizo amigo de mi sobrinito de cuatro años que casi a diario va a comprar danoninos al lugar.
Es fija que en casi todo supermercado chino que se precie hay un oriental occidentalizado y buena onda que se tiñe el pelo, escucha música electrónica y le sonríe a los clientes como quien le da la bienvenida a Occidente.
Mejor dicho, la máxima irrefutable (?) es la siguiente: todo chino que labure en un supermercado con el pelo teñido de rubio/rojo/violeta/anaranjado es buena onda.
PD: Se nota que no tengo nada para decir.