Llega el Sawyer policía a su
departamento. Está más solo que nunca: se acaba de pelear con su compañero ponja, quien le reprocha que no confíe en él. Deja el arma sobre una mesita ratona, saca
una birra en lata y se calienta una pizza en el microondas. Se pone a mirar una escena de la
familia Ingalls: “los anti Simpsons”, la quintaesencia de la flandersitút.
En la escena de la escena durante la cena (de Sawyer) Laura tiene un diálogo
enternecedor con su padre, que resulta incluso más meloso que los arrumacos que Bernard and
Rose se daban en el asiento del avión, cerca de un conmovido Jack, en vuelo hacia Los Ángeles:
Lóra: “No estoy preocupada por mí. Sólo que no
sé qué haría si le pasara algo a ti o a mamá”.
P Ch: “¿Escuchas eso? De eso
se trata la vida, de reírse y amarse el uno al otro (como Quintín y loskirchneristas), y de saber que la gente en realidad no se va cuando se muere.
Tenemos todos los buenos recuerdos para sostenernos, hasta que los veamos de
nuevo”.
L: “Es difícil no tener miedo,
pa”.
P Ch: "Lo sé cariño, lo sé”.