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lunes, 24 de diciembre de 2012

CUANDO COPI PREFIGURÓ UN VESTIDO DE LADY GAGA

En La guerra de las mariconas (1982),  un texto de  Copi - plagado de situaciones delirantes- hay un fragmento que prefigura a Lady Gaga y su famoso vestido de carne. Allí se narra la vestimenta de una tribu de travestis y homosexuales brasileños llegados a Francia:


 “Estaban vestidos, y no miento, con carne. Uno llevaba un collar de tripas anudado alrededor del cuello, y nada más; otro se había hecho un sombrero con una pavita; algunos llevaban vísceras verdaderamente repugnantes; uno se había hecho una suerte de corpiño de plástico que rebosaba de bofe e hígado, otro tenía un conejo despellejado entre los dientes”.
La obra, escrita originalmente en francés, me pareció una de las más entretenidas que leí en mucho tiempo. Es cierto que la temática y el estilo de escritura, luego de cierto tiempo, dejan de sorprender, y hasta pueden resultar tediosas. 

El argumento es estrambótico, al par que sarcástico y esdrújulo (?): el narrador se enamora de un hermafrodita brasileño -Conceição do Mundoque resulta ser el príncipe de una tribu del Amazonas que habitan en la Luna. El tono es descarnado y, como imaginarán, políticamente incorrecto. 

Súbitamente aparece Michel Foucault tirado en unas baldosas, Margarite Duras en posición fetal y adentro de un tacho de basura; en otra escena le cortan la cabeza a un negro con cara de gorila y alguien se pone a jugar al fútbol con el cráneo, y así siguiendo. 

En medio de todo este candombe, hay espacio para las reflexiones metafísicas:

“El placer es como el nacimiento o como la muerte, nos ocurre una sola vez, pero al nacimiento lo olvidamos y a la muerte la ignoramos; el placer es ese único instante de éxtasis cuyo recuerdo o ilusión nos mantiene vivos. Nos ocurre solamente una vez. El resto de la existencia, antes y después, es tan sólo una reflexión al respecto".
En fin, tengo las uñas crecidas y,  en cada golpeteo que le doy al teclado, se van borrando las letras. Muy loco todo (?). Me aburrí de escribir sobre Copi (Paste). Chau, ¡sean felices!

P.S.: Al fin terminé de ver la sexta temporada de Lost. Estuve pispeando diversas lecturas que se han hecho de la serie, y algunas me parecieron exageradísimas. La visión de Daniel Link, por caso, se zarpa en esnob.  Prefiero los minuto a minuto que en su momento escribió el Corvino. Me mudé a Dexter, y la verdad es que estoy re contento con el nuevo barrio. La casa queda en Miami.

viernes, 7 de enero de 2011

LADY GAGA, MADONNA Y EL HIPERCONSUMISMO VOGUE




"En términos de Georges Bataille, el egoísmo de Madonna la vuelve servil antes que soberana. Hay una extenuación severa, aeróbica, casi protestante, en el espectáculo de Madonna, y mientras que su recompensa es obviamente el disfrute narcisista de su propia imagen, es difícil ver qué le queda al público". (Simon Reynolds)


La canción/video Vogue (1990) de Madonna fue una de las declaraciones definitivas acerca de su cosmovisión del mundo.

Madonna tiene una gran destreza para apropiarse de ideas subculturales, como ser el culto gay negro del vogueing, y volverlas mainstream para el consumo de masas. Es una suerte de "cualquiera puede hacerlo" del punk combinado con la ideología Reagan/Bush de los noventa.

En un filme de Jennie Livingston titulado Paris is burning -editado en 1990 pero filmado tres años antes- se retrata la subcultura vogueing: se trata de un documental sobre las vidas de travestis y transexuales negros e hispanos en Nueva York, que compiten en bailes, desfiles y danzas. Marginados por partida doble por ser no sólo negros e hispanos sino también gays, los voguers imitan los valores y la imagen del mundo heterosexual del cual se sienten completamente excluidos. Uno de los personajes más conmovedores es un hispano llamado Venus Xtravagancia, que declara que su sueño es ser “una chica rica, blanca y consentida: ellas tienen todo lo que quieren cuando quieren, lindas cosas, lindas ropas, y no deben luchar con sus cuentas”.

Aquí tienen parte de su relato:

http://www.youtube.com/watch?v=5bxxk_xHYN0&feature=related


Las ideas de “lo femenino” de los vogueing eran totalmente reaccionarias: para ellos/ellas ser una auténtica mujer implicaba conocer las artes de la seducción, tener plata, el consumo ostentoso y la pasividad política. Una especie de Marianas Nannis/Wandas Naras pero con raíces absolutamente marginales. En algún sentido son, como bien nota Reynolds, una suerte de paradigmas del concepto de “hiperconformismo” de Jean Baudrillard: el lazo de retroalimentación que tiene lugar cuando personas reales simulan las representaciones de los medios.

Todos estos movimientos, incluida Madonna en su momento y Lady Gaga hoy, son herederos de lo que en los ochenta y noventa se llamó posfeminismo:

En algún sentido, el posfeminismo es al feminismo lo que el posmodernismo al modernismo. El posfeminismo se extendió, frecuentemente, como un movimiento irónicamente hostil al feminismo de décadas pasadas: consideraban que el exceso de campañas feministas “antimasculinas” no tenían sentido en una época donde las mujeres habían conquistado el derecho al voto y leyes más igualitarias, así como puestos de mayor poder.

En cierto modo, una consecuencia no prevista de estos movimientos fue que las minorías han transformado términos peyorativos o descalificadores en insignias de orgullo. Por caso: los homosexuales usan el término “puto” (queer) o “tortilleras” (dyke) en el lenguaje coloquial. Entre nosotros está el fenómeno de la cumbia villera, que sería más o menos el equivalente de los raperos gangsta de yanquilandia diciendo “negro” (nigga) como saludo fraterno. Así como muchos raperos estadounidenses desconciertan por igual a blancos liberales y a negros combativos exagerando los estereotipos más negativos de la delincuencia (como el caso del tema "cop killer" de Buddy Count), las artistas posfeministas han jugado con estereotipos como la vampiresa o la puta. Estas estrategias son armas de doble filo, pues dan lugar a complejos malentendidos.

Se trata de un desafío a las estrategias de asimilación e integración... una suerte de "no queremos ser iguales a vos, estamos orgullosos de ser quienes somos".


Madonna -y en esto Lady Gaga es una discípula aventajada- asimila estrategias de la estética drag queen, camp y vogueing y las transforma en marketing de masas.


La música de artistas/fascistas de la imagen como Madonna o Lady Gaga, tiene una falta de textura real y swing que no se sostendría por sí misma como lo hace gracias al apoyo extraordinariamente importante de los elementos visuales y publicitarios. Las tres fueron/son estrellas perfectas de la era MTV, privilegiando el ojo muy por encima del oído. Para ser franco, a mí me gustan muchos temas de Madonna, quien a mi juicio es una artista con más sustento y erotismo que Lady Gaga.

Está claro que la música -y tanto más si hablamos de pop- hace rato que dejó de ser solamente el arte de combinar silencios, sonidos y algo para decir: también es arte de tapa, videoclips, lírica, puesta en escena, ingeniería de sonido; pero esto que digo sobre la música de Lady Gaga o Madonna no me parece aplicable al caso de un artista como David Bowie, por poner un ejemplo de artista "visual" que tiene fuerte vinculaciones con la moda. También está el caso muy destacable de artistas que hacen del videoclip una auténtica forma de arte, como Tool u OK Go.

Los pobres saben, dolorosamente, que "la plata no se hace trabajando". Y mejor aún que los pobres, lo saben los ricos de nacimiento. El problema de los pobres es que no tienen una moralidad propia, creada por ellos, para hacerla valer por sobre el resto de la sociedad. El ascetismo siempre fue una opción para los más o menos ricos, no para los pobres (igual que los movimientos anti-consumo). Los filósofos ponderaron el ascetismo cuando lo vieron como un signo de merecimiento. Como en la historia de la filosofía predominó el idealismo, más que el materialismo, el problema de la felicidad se redujo al merecimiento: ¿por qué el hombre injusto es más feliz que el justo?, preguntó Platón. Los tiempos felices -dicho con la sinceridad brutal de Hegel- son "las páginas vacías de la historia". (Silvia Schwarzböck)