miércoles, 10 de agosto de 2011

FRANZ KAFKA Y ALEJANDRO DOLINA

La vida y la obra de Franz Kafka desmienten esa frase-fórmula que muchos gustan citar, supuestamente fruto de la inteligencia de Alejandro Dolina (1): "todo lo que hace el hombre es para levantarse minas". Como casi todas las formulitas que pretenden condensar, cual jugo Suin, la complejidad de lo real -"el hombre es el único animal que ríe", "el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra", "el hombre es el único animal que sabe su muerte"- , la frase me parece bastante más precaria de lo que se suele reconocer. Algo así como que el Dogor estaba pensando en enamorar a la Claudia cuando le pintó hacerle un golazo a los ingleses en el mundial de México '86, y así sucesivaméntek. Es obvio que, como toda frase que haya prendido en la sensibilidát popular, encierra un componente verdadero.


La visión de la mujer en Kafka está bastante alejada de dos modelos muy remanidos: la madre y la prostituta.

Los Diarios y las Cartas a Felice Bauer nos muestran un Kafka que declara no tener interés alguno por la literatura, simplemente porque dice consistir en literatura: "no soy ninguna otra cosa ni puedo serlo". Alguna vez leí que dijo que le aburría todo lo que no fuera literatura, incluso las conversaciones sobre literatura.

Hay varios pasajes donde le confiesa sus sentimientos a Felice Bauer, su prometida-imposible:

"Con frecuencia he pensado que la mejor forma de vida para mí, consistiría en encerrarme en lo más hondo de una vasta cueva con una lámpara y todo lo necesario para escribir".

Meses más tarde radicaliza todavía más su postura:

"Para escribir necesito apartarme, no 'como un ermitaño', eso no sería suficiente, sino como un muerto. En este sentido, escribir es un sueño más profundo, es decir: muerte, y de igual modo que a un muerto no se le saca ni se le puede sacar de su tumba, tampoco a mí de mi escritorio durante la noche".

En abril de 1913 le tira un "todavía no has comprendido suficientemente que la creación literaria constituye la única posibilidad de existencia interior que tengo".

Uno supone que Felice debe haber sufrido mucho leyendo las cartas de semejante muchacho... en un fragmento le dice:

"No es inclinación por la escritura, querida Felice, no es inclinación, sino yo mismo. Una inclinación se puede arrancar o reprimir. Pero esto soy yo mismo".

Otros pasajes varios redundan sobre la imposibilidad  que siente Kafka de compaginar la oficina con la literatura, la imposibilidad de casarse, la imposibilidad de quedarse soltero... Alguna vez escribió:

"(...) vivo entre tres imposibilidades: la imposibilidad de no escribir, la imposibilidad de escribir en alemán y la imposibilidad de escribir de otra manera. Y casi podría agregar una cuarta: la imposibilidad de escribir, porque esta desesperación no se atenúa escribiendo".

Incluso llega a escribirle al padre de Felice, para explicarle los motivos por los cuales él sería un marido muy malo para su hija:

"Todo mi ser está orientado hacia la Literatura, es una dirección que he establecido con precisión antes de cumplir los 30 años; si algún día la abandono, dejaré de vivir. Todo lo que soy y lo que no soy se desprende de ello. Soy silencioso, insociable, malhumorado, egoísta, hipocondríaco y, de hecho, enfermizo (...) ¿Podría vivir junto a un hombre así su hija, cuya naturaleza, la de una chica sana, la predestina a una verdadera felicidad conyugal? ¿Soportaría llevar una vida monacal junto a un hombre que sin duda la quiere como nunca podrá querer a nadie, pero que, debido a su inalterable destino, pasa la mayoría del tiempo en su habitación o incluso caminando solo por ahí? (...) ¿Lo soportaría? ¿Y por qué? ¿En aras, por ejemplo, de la Literatura, extremadamente descutible a sus ojos, y quizá incluso a los míos?"

Pocas veces he leído a un escritor para quien realidad, ficción y sueño se confunden tan estrechamente. Hay dos libros que tratan todas estas cuestiones de vida y literatura que son excelentes: "El otro proceso de Kafka" de Elias Canetti y "Kafka: los años de las decisiones" de Reiner Stach. Si alguno quiere leer dos obras que ejemplifican maravillosamente bien la obsesión bilardista de Kafka por la escritura y la literatura, hagalón y disfrutelón.

Otro librazo es la biografía de Kafka escrita por Klaus Wagenbach. 

Post Scriptum: Tiempo antes de conocer a Felice, Kafka visitó con su amigo Max Brod la casa de Goethe en Weimar, donde conoció una chica muy hermosa con quien flirteó, aunque la mina no le dio tanta pelota porque estaba interesada en otros estudiantes. Sin embargo le escribe a Brod una carta diciendo:

"Pues aunque no le resulto desagradable, de hecho le soy tan indiferente como una olla. Pero, entonces, ¿por qué me escribe, tal como lo deseo? ¿Será que a las muchachas se las puede atrapar con la sola escritura?".

La interpretación de la frase puede hacerse tanto desde el evidente ego personal y el interés erótico hacia la mina como desde la importancia que Kafka le daba a la escritura literaria. Para finalizar, arrojo una obviedad: la personalidad y la obra de Kafka es completamente impermeable a todo tipo de interpretación unilateral.

(1) La frase pertenecería a Alexis Dolínades, un personaje del "Negro" Caloi, amigo de Dolina. El tipo retoma la frase en Lo que me costó el amor de Laura (1998): "Se ha dicho que el hombre hace todo lo que hace con el único fin de enamorar mujeres".

Lo aclaro para que no bufen los eunucos. Abrazo de Gaulle!!

8 comentarios:

  1. Tenés razón: no tiene razón Dolina. Kafka ni se hubiera tomado el tiempo para responderle.

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  2. Las frases siempre son una simplificación de la realidad. Ejemplos singulares y ambiguos, (permiten muchas clasificaciones), o un conjunto de situaciones equivalentes dentro del universo vasto de la realidad.
    A pesar de eso mi opinión es que Kafka vivió en una época donde la libertad sexual era escasa y probablemente para un escritor como Kafka, la vida marital en esos tiempos no debería tener atractivo alguno.

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  3. MUY BUENO EL BLOG.
    Soy Roxana y te descubrí por tu comentario en el blog de KIKITO

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  4. Jaja, Ricardo, tampoco quiero ser hipócrita: obviamente la frase dolinezca es más que verosímil.
    Es cierto Ana, la realidad siempre es más compleja como para abarcarla en una frase.
    ¡Gracias Roxana! Saludos!!

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  5. Nunca hay que tomar una frase como un dogma absolutista... No hay nada de errado en lo que dijo o no el señor Dolina, o de quien fuere esa frase.

    Está en nuestra naturaleza el "flirtear" tanto como reír, ser conscientes de nuestra muerte o el vicio de volver a tropezar con una misma piedra.

    Me parece una frase interesante, elocuente, y dispuesta a amplios debates desde distintos puntos de vista.. Así que realmente me disgusta el que quieran calumniar a un hombre por algo de esta calaña.

    Mis respetos al autor y sus lectores, Charly K.

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  6. En los últimos años, agobiado por la ignorancia ajena, se canso de aclarar que si bien en algún momento dijo esa frase, jamas fue suya. Y creo, señor, que Dolina tiene cosas mejores que esa frase que ni siquiera es de el, y reconocerlo por eso solamente como si la obra toda no existiera, es un poco injusto. De todos modos, me llevo las recomendacionens de libros. Abrazo!

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  7. Está todo bien con Dolínades che! Hasta donde sé, es una frase de Alexis Dolínades (o algo así), un personaje del Negro Caloi basado en Dolina. No la dijo Dolina, pero el espíritu de muchas de las cosas que él dice se expresa en esa frase. Yo reconozco en Dolina mucha herencia de Unamuno, Borges, y el Oscar Wilde del "Retrato de Dorian Gray". Está clarísimo que la realidad es más compleja que todo lo que podamos decir de ella. Usé a Dolina como excusa para hablar de Kafka... era un título "marketinero" (?)
    Saludos

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