domingo, 29 de julio de 2012

NO SUFRAS POR ESA MINA: ¡ES UNA IDIOTA, NO VALE LA PENA!

"Ese pobre Swann –dijo aquella noche la princesa a su marido- sigue tan simpático como siempre, pero tiene un aire tristísimo. Ya le verás, porque ha dicho que va a venir a cenar una noche. En el fondo me parece ridículo que un hombre de su inteligencia sufra por una persona de esa clase, y que, además, no tiene ningún interés, porque dicen que es idiota”, añadió, con esa prudencia de las gentes que no están enamoradas y que se imaginan que un hombre listo no debe sufrir de amor más que por una mujer que valga la pena; que es lo mismo que si nos asombráramos de que una persona se digne padecer del cólera por un ser tan insignificante como el bacilo vírgula”. (Marcel Proust, “Por el camino de Swann”)


Desde la primera vez que lo leí, ese fragmento del primer tomo de En busca del tiempo perdido me pareció maravilloso. Y es que con frecuencia ignoramos, fingimos ignorar u olvidamos que el amor-pasión es, antes que nada, una ilusión; una especie de fantasma que habita en la imaginación enfermiza de quien ama. 



viernes, 27 de julio de 2012

PARA ALGUNOS ARGENTINOS, NO HAY NADA PEOR QUE LA ARGENTINA

Hoy fue la fiesta inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres. La delegación argentina desfiló en ropa informal, de color albiceleste. Un comentarista de La Nación, apodado Manchik (27/7 a las 21hs 57 minutos), entre otros, escribe en mayúscula su indignación:

http://canchallena.lanacion.com.ar/1494001-con-lucha-de-abanderada-el-deporte-argentino-dio-el-presente


UNA DE LAS DELEGACIONES PEOR VESTIDAS. UNA BERRETADA TOTAL. DIGNO DE UN GOBIERNO CORRUPTO. SEGURO QUE SE AFANARON LA GUITA DESTINADA A LOS UNIFORMES.HASTA PEQUEÑOS PAISES AFRICANOS ESTABAN IMPECABLES. ME DIO VERGUENZA VER A NUESTRA DELEGACION VESTIDA COMO SI FUERAN A LA FERIA. Y ENCIMA LA QUE VA ADELANTE, CON LA CAMPERA DESABROCHADA. SIEMPRE LO MISMO. LOS GALLEGOS, QUE ESTAN EN EL FONDO DEL TARRO, DESFILARON CON SACO Y SOMBRERO. SOMOS UNOS IMPRESENTABLES.

¡Qué lo parió! Hay personas que son infelices por las dudas.




sábado, 21 de julio de 2012

¡QUE SE VAYAN TODOS! EL ANÁLISIS POLÍTICO DE ALEJANDRO HOROWICZ

Corto y pego un reportaje y un análisis de Alejandro Horowicz:


Reportaje:


http://www.reportajes.com/alejandro-horowicz-cristina-puede-generar-el-quinto-peronismo/

Análisis:

http://www.movimientodorrego.com/2010/index.php?option=com_k2&view=item&id=159:congreso-peronismo-y-kirchnerismo-alejandro-horowicz&Itemid=3

Es cierto que Horowicz escribe en un lenguaje un poco pedante y dogmáticamente marxista. Así y todo, creo que vale la pena leerlo.

Respecto del autor, comparto la crítica que le hace el "Criador de Gorilas" -¡muy recomendable blog, lástima que ya cerró!- en un comentario:


http://elcriadordegorilas.blogspot.com.ar/2007/03/de-por-qu-estudiar-ciencia-poltica-y.html




Sol: a mí no me convence, como diría Sartori, "la noche hegeliana en la que todos los gatos son pardos". No todo da igual. Ojo, soy un acérrimo defensor de que en materia de preferencias nadie crea sus ideas superiores a las del resto (no me banco a los que critican a los que ven Gran Hermano, por decirlo fácil). E incluyo entre meras cuestiones de gustos personales a la moral y los valores (¿relativismo? of course, como toda persona civilizada). Pero el conocimiento del mundo -por llamarlo mal y pronto- "real", empírico, material, etc., no es materia de infinitas interpretaciones. Obvio, hay perspectivas, un conocimiento apenas situado, pero HAY un conocimiento. Y ese conocimiento tiene ciertas reglas de validación, de argumentación intersubjetiva, etc. La frase final de Horowicz es paupérrima no por su contenido (que pudiera llegar a ser cierto, no importa) sino por carecer de básicos elementos argumentativos. Es dogma, no razonamiento. Como decía en el blog de S.L., eso es propio de chantas como Marcos Aguinis, que sacan libros enteros de sentencias incomprobadas (y lo que es peor: incomprobables), pero no de uno que la juega de serio como Horowicz. Por otra parte, todo el género de "los argentinos somos..." (y sus variedades) me resulta aburridísimo (desde Ortega y Gasset a Martínez Estrada, cuya radiografía de la pampa me pareció bochornosa en las pocas páginas que aguanté). Sólo tendrían algún mínimo valor esos textos si se tomaran el trabajo de comparar (única manera de conocer) a los argentinos con otros, como hace Guillermo O´Donnell en ese breve texto donde a partir de frases del habla cotidiana confronta a porteños y paulistas.

miércoles, 18 de julio de 2012

MARTIN CAPARRÓS, UN COCORITO DE AQUELLOS QUE SE CANSÓ DE PENSAR EL MUNDO

Aclaración casi innecesaria: no quiero que Caparrós se calle,  quiero que siga escribiendo. Si cada tanto leo algo suyo que no me gusta y me dan ganas de expresar mi desacuerdo lo haré, aunque seguramente con escasa frecuencia, por el simple hecho de que el pensamiento de MC me seduce poco y nada.

“Que cualquiera pueda decir lo que quiera decir y escribir lo que quiera escribir. Estoy en contra de la censura y de la autocensura. Con una sola condición, como dijo Alceo de Mitilene: que si vas a decir lo que quieres, también vas a oír lo que no quieres”. (Roberto Bolaño)

Me parece que cuando la fuerza del lenguaje se subordina a la debilidad de sus protagonistas y la ironía remplaza y desplaza la solidez argumental, el pensamiento, por más que se disfrace de incisivo, termina resultando bastante fofo. El miedo a aburrir que afecta a tantos intelectuales, francamente me aburre.

Respecto de Caparrós, comparto plenamente el juicio del chamigo Cine Braille:

"A Caparrós se lo comió el personaje. El tipo no se permite tener una sola opinión transitada: se siente obligado a escandalizar siempre -preferentemente al lector progre, escandalizar a Mirtha Legrand es tan trillado. A este paso, en poco tiempo lo leeremos defendiendo el canibalismo, el fernet con Pepsi (puajjj) o el River de Simeone (my God!)”

Suele ocurrir con los “pensadores” más o menos conocidos a quienes les gusta escandalizar y tomarse demasiado en serio a sí mismos, remplazando la argumentación por la ironía y el sarcasmo: irreductiblemente caen en la tentación de varios participantes de Gran Hermano, donde “peor que hablen mal de vos, es que no hablen”. Algo similar, aunque sea “del palo”, le suele ocurrir a Lucas Carrasco cuando se le da por escandalizar "militontos" mediante el ejercicio literario del bukowskismo petardista. En el caso de Carrasco no deja de ser una picardía, porque cuando se pone serio y centrado sabe decir y escribir algunas cosas interesantes.

Digresión: es cierto que conviene no ceder a la tentación contraria, que consiste en "ser escrito" por los lectores "del palo"; vale decir, acallar "la voz extraña", la "piedra en el zapato" (Casas dixit) que habita en nosotros mismos, y que casi siempre nos sirve para ir a contra corriente de nuestra propia comodidad.

La concepción de la política y la historia en Caparrós es la de una inmensa ruina, una especie de tango Cambalache que sólo da lugar al lamento o al nihilismo irónico. La forma en que Caparrós se opone a la clase política, y en particular al kirchnerismo, me parece boba, como de pose adolescente. En su Kirchnerismo: una controversia cultural, Horacio González cita la vez en que Caparrós describió su encuentro casual con NK:

“A fines de los 90 vine con mi hijo a pasar cuatro días en este hotel, su vista es extraordinaria. Juan tenía siete años y nos lo pasábamos horas en la sala de juegos –pool, ping pong, un par de flippers y máquinas de correr y hacer gimnasia.-. Una de esas siestas jugábamos al pool en la sala vacía: al cabo de un rato llegó un señor de mediana edad, rubión, pelo llovido, equipo de jogging –y se puso a correr en una máquina-. Cuando terminó se acercó y me distrajo con una tacada decisiva:

-Quería decirte que leí los tres tomos de La voluntad, me interesaron mucho.

-Bueno, gracias.

Le dije, y volvía a mirar la bola 11.

-No, de verdad, me pareció un gran aporte.

-Gracias, de verdad.

Le dije yo, y él se dio cuenta de que yo no entendía.

-Vos no sabés quién soy yo.

-No, disculpáme.

-Yo soy Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz.

Para mí, entonces, un gobernador del partido menemista era mucho peor que un desconocido, así que persistí en el taco y la bola.

-Ah, qué bueno, gracias.

Después, en la pileta, cada vez que nos cruzábamos, el señor gobernador y su señora miraban para algún otro lado. Esa tarde perdí mi gran oportunidad de postular para la Dirección Nacional de Asuntos Biblioratos, digamos, la Subsecretaría de Vacas Tuertas y ahora, de vuelta al lugar, me río de nuevo”.

Sin forzar demasiado el texto, podemos traducirlo así: “soy Martín Caparrós, escribí un libro excelente acerca de un tema del que ahora todos los giles hablan sin saber. No necesito que ningún funcionario me compre con un puesto en el Estado porque soy un librepensador de izquierda que publica en algunos de los diarios y editoriales de mayor tirada de la Argentina y España”.

El tipo se muestra como una especie de rebelde rocker por haber despreciado a un lector que se le acercó a felicitarlo por su libro. ¿Qué tiene de interesante semejante desprecio? ¿Cómo sabía Caparrós que Néstor Kirchner era un lector impostor? ¿Sólo por su carácter de funcionario público? ¿Todos los políticos, y en especial los peronistas, son corruptos e hipócritas? Tampoco se entiende cómo es que Caparrós sería el derrotado de la escena. Como Pergolini cuando Menem le atendió el teléfono, su postura no parece demasiado valiente: jamás le dijo en la cara que lo consideraba un despreciable “gobernador del partido menemista”.


Horacio González concluye: “¿Ante quién rechazó el puestito de Director Nacional de Asuntos Biblioratos? Ante la República de los letrados cocoritos, rezongando en la lejanía, mucho tiempo después”.

CAPARRÓS Y LA HISTORIA COMO CAMBALACHE

Me gustó mucho una cita de Oscar Terán que leí en De utopías, catástrofes y esperanzas: “El optimismo suele ser un sentimiento bobo, y el pesimismo suele ser trivial y convocar a la pereza intelectual. Prefiero la esperanza. Me gusta citar a Octavio Paz cuando decía que quien conoció la esperanza ya no la olvida. La sigue buscando bajo todos los cielos; entre todos los hombres, entre todas las mujeres”.

O como diría Spinetta, “mañana es mejor”. La concepción del mundo en el amigo Martín no es spinettiana, sino más bien parecida a la del pollo Abelardo de la canción de Pappo:

Dice que el pensamiento,
no existe más para él,
por eso está así cansado,
y no sabe lo que hacer.

No sufras más Abelardo,
para todos es igual,
solamente que las cosas,
hay que saberlas tomar.

Infeliz!


Al respecto pueden leer el siguiente artículo, casi “discepoliano”, que Caparrós escribió en su columna de El País de España, donde asegura que la Argentina lo aburre, porque “todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”.

A esta altura, ¿cuántos argentinos ignoran que generar crecimiento económico sostenido, con redistribución y baja inflación, es una tarea titánica de cuyo éxito no cabe hacerse demasiadas ilusiones? ¿Quiénes son tan giles de creer en el advenimiento de una especie de revolución que nos traerá el paraíso en la tierra?


Sin embargo, considero que las personas que no pueden percibir matices en los diversos procesos políticos o históricos son incapaces de pensar la continuidad y el cambio, y su pensamiento, aparentemente mordaz, muchas veces no es más que una neblina nocturna en la que todos los gatos son pardos. Como las minas que "son todas putas", el territorio argentino que es "una inmensa pampa húmeda donde tirás un canto rodado y crece un árbol" o el "todoschorroísmo incorregible y la hipocresía" de nuestra clase dirigente.


POST SCRIPTUM: nobleza obliga, vale la pena leer la siguiente nota de MC sobre Sudán del Sur:

http://blogs.elpais.com/pamplinas/2012/07/sigo-con-el-proyecto-hambre-ahora-en-sud%C3%A1n-del-sur-el-pa%C3%ADs-m%C3%A1s-nuevo-y-uno-de-los-m%C3%A1s-pobres-del-mundo-y-siempre-co.html

lunes, 16 de julio de 2012

DOS ARTÍCULOS INTERESANTES: "SCIOLI COMO SÍNTESIS" Y "APOCALIPSIS NOW"

Me parecieron interesantes estos dos artículos sobre la coyuntura política y económica. El primero lo escribió José Natanson: SCIOLI COMO SÍNTESIS.

El segundo artículo fue escrito por Ezequiel Meler, y advierte algunas complicaciones que sufre "el modelo" kirchnerista: APOCALIPSIS NOW.

La cita de ambos artículos se la debo al blog de Lucas Carrasco, quien aunque a veces se pierde en pelotudeces haciéndose el provocador bukowskiano petardista, suele citar y escribir buenas reflexiones sobre la coyuntura política.

Pego tres fragmentos del artículo de Meler:

"Pero como eso tampoco alcanza y es cierto que la transformación social no ha llegado (¿quién dijo que estaba en los planes?), entonces debe ser que es lo que viene ahora. Porque o avanzás o te caés, y el que se estanca se pudre, y… ¿Y? Poco timing, chicos, lo que viene ahora es buscar mercados como loco, así sea en Uzbequistán, porque no somos competitivos. Y no se siente en los bolsillos, porque es la vieja historia de la economía argentina la que vuelve: el Estado se nos cae encima, literalmente, y en el medio se lleva puesta la actividad económica. Vamos frenando poco a poco, pero la inflación no baja lo esperado, y entonces la devaluación, que ciertamente existe, corre riesgo de trasladar sus efectos.
“Porque del laberinto se sale por arriba”. Sí, claro, pero ¿dónde es arriba? ¿Impuestos a las mayores fortunas? No creo, no. ¿Parar la obra pública? Eso es mucho más probable, ya está pasando. El problema es que es recesivo en recesión, valga la depresión ¿Y las 400 mil viviendas en cuatro años? ¿Y Candela? La pregunta es igual de irrelevante: el gobierno no tiene la plata y con racionalidad busca accionistas para YPF. Mientras tanto, las provincias se endeudan porque el parate de la actividad se traslada a la recaudación, y aunque el porcentaje es el mismo que el año pasado, el número real es más bajo.
(...) 

Dejá de hablarte a vos mismo. Las glorias pasadas se recuerdan en la derrota. Ponete a laburar con imaginación, porque si no, nos comen los albatros. Este no es un problema de comunicación: esto es en serio. Tanto hablar del retorno de lo político y lo que retorna, al final, es lo económico.

Eso es todo. 

sábado, 14 de julio de 2012

SIGA EL BAILE SIGA EL BAILE, AL COMPÁS DE CFK


Hace unos años un profe de inglés que tuve -joven, de veintipocos años- , nos dijo, con tono entre indignado y compungido, algo así: “yo no entiendo cómo esos negros que viven en la villa, que no tienen un mango, entre la basura, se la pasan todo el día bailando, cagándose de la risa, garchando, teniendo hijos, mientras uno labura y se hace mala sangre”.

Es como si además de vivir en la miseria, algunos desearan íntimamente que los "pobres por elección" la pasen mal; que estén tristes, que se amarguen.

Me acordaba de eso cuando leí en La Nación esta nota que destaca como CFK bailó “una batucada en Tecnópolis”. La nota no dice nada malo, pero está puesta a propósito, porque sabe que sus lectores se indignarán al ver "la falta de seriedad" de nuestra presidenta viuda, bailando una batucada como si fuésemos "un país bananero".

Era de esperar que muchos lectores aprovecharan la noticia para ver en el baile de CFK un rasgo más que confirma que está loca. Desde “ridícula como siempre, le brota la gronchada por los poros” hasta "negrópolis", los guardianes del buen gusto y la seriedad republicana hicieron su catarsis:

Vince_Masuka
Uribarri, otro que tiene problemas de caja en su Provincia, por lo que tendrá que bajar al pesebre de la yegua si quiere que le transfieran la papota...

Algarve
Negrópolis!!!

PanfiloLigero
Mientras pienso que de seguir asi la situación económica, tendré que despedir gente,la Sra. Presidente baila al "compás del tamboril".....esta señora rompió los limites del buen gusto,no creo que lo haga inconcientemente....insisto en que lo hace a propósito que se traerá entre manos??...que sorpresa nos deparará el destino....el destino en la era K !!! 146.

bullshark
Que burrice la mia, yo pensé que tecnópolis era un lugar donde se exponen los últimos adelantos (o no tan últimos) tecnológicos y resulto ser una bailanta. Cumbia villera pa´todos!!

La concepción de “carnaval” y “murga” como sinónimo de falta de seriedad y de “país bananero” viene de lejos. En el primer tomo de Peronismo, filosofía política de una persistencia argentina, J. P. Feinmann nos dice, en referencia a Alberto Castillo:

“Era el Gatica del tango. Sus presentaciones radiales empezaban siempre igual: “Yo soy parte de mi pueblo/ y le debo lo que soy./ Hablo con su mismo verbo/ canto con su mismo son”. Y también: “Cien barrios porteños/ cien barrios de amor/ cien barrios metidos/ en mi corazón”. (…)

Parece que hay una leyenda que dice que una vez, como Castillo era doctor, ayudó a dar a luz a una señora en medio de un recital, y luego siguió cantando.

Castillo se vestía de un modo estrafalario: “Vistió trajes azules de telas brillantes, con anchísimas solapas cruzadas que llegaban casi hasta los hombros, el nudo de la corbata cuadrado y ancho, en  contraposición a las pautas de clase media elegante que lo aconsejaba ajustado y angosto. El saco desbocado hacia atrás, y un pañuelo sobresaliendo exageradamente del bolsillo. El pantalón de cintura alta y anchas botamangas completaba el atuendo, que era más desafío que vestimenta” (Horacio Salas, El tango).

En otras palabras: Castillo se vestía para desafiar el supuesto buen gusto. Hace varios años, creo que a principios del siglo XX, muchos argentinos seguían la moda impuesta por Gran Bretaña: trajes grises, tristes como la lluvia. Ah, ¡pero esa era la moda adecuada, el buen gusto, la seriedad, Europa!

Según Feinmann, el tango que más definía a Alberto Castillo era también desafiante: Que saben los pitucos, lamidos y shushetas/ qué saben lo que es tango/ qué saben de compás/ aquí está la elegancia, qué pinta, qué silueta/ qué porte, qué arrogancia, qué clase pa’bailar. Castillo lo cantaba muy bien, "se ponía la mano derecha del lado izquierdo de la cara, un gesto tan suyo, tan innovador que cuesta definirlo, pero que tiene mucho del gesto del secreteo, de la confesión, “vení, acercate, que te digo algo entre vos y yo”, de lo compartido, compartido entre él y su pueblo,  y con ese gesto, y con otros también notables, cantaba ese tango irreverente" (págs. 157-158)

Miren por ejemplo este link, donde el autor pone "psiquiátrico: la viudita triste".

http://articulos-interesantes.blogspot.com.ar/2012/07/psiquiatrico.html

Sobre "la locura de CFK": no queda mucho que agregar. Parece que de repente, muchos periodistas que no tienen estudios sobre el tema, hicieron un curso acelerado de psiquiatría:

Van der Kooy: http://www.clarin.com/opinion/Sobra-relato-faltan-respuestas_0_728927205.html

Carlos Pagni: http://www.lanacion.com.ar/1486654-la-presidenta-bajo-el-imperio-de-las-emociones

Sylvina Walger: http://www.perfil.com/ediciones/2012/7/edicion_690/contenidos/noticia_0028.html

Alfredo Leuco: http://www.perfil.com/ediciones/2012/7/edicion_690/contenidos/noticia_0008.html#

Jorge Fontevecchia: http://www.perfil.com/ediciones/2012/7/edicion_690/contenidos/noticia_0024.html#

Nelson Castro: http://www.perfil.com/ediciones/2012/7/edicion_690/contenidos/noticia_0006.html

Pepe Eliaschev: http://www.perfil.com/ediciones/2012/7/edicion_690/contenidos/noticia_0007.html

Todos tratando de instalar que tenemos una presidenta pirucha. ¡Se nota mucho!

Post Scriptum: A mí la murga me aburre, y aunque me gusta Gilda y algunos temas más, prefiero el rock británico antes que la cumbia. No se trata más que de gustos personales, no es esa la discusión. Lo digo para evitar objeciones bobas, ad hominem. Sólo quería resaltar el desprecio que me produce el odio hacia todo lo que tenga olor a "alegría popular" y "latinoamericanismo" por parte de ciertas elites. ¿O drogarse en una rave con pastillitas químicamente sintetizadas escuchando música electrónica es más prestigioso que bailar murga o cumbia y tomar vino?

Traté de discutir con los resentidos que hacen el blog "artículos interesantes (??)", pero me di cuenta que es inútil. Es gastar neuronas en tipos que tiran mierda y se ponen violentos, porque saben que en el terreno de la argumentación, suelen ser incapaces de sostener sus ideas.

Me recordaron el siguiente post:

http://dialogandodemiconmigo.blogspot.com.ar/2011/09/el-blog-todos-gronchos-o-lo-que-implica.html


Los tipos inventaron que estoy rentado. Además, ¿cómo vas a debatir con alguien que escribe “Yegua hija de putas, ojala te agusanaras como el fiambre del cornudo de tu marido”?

Uno de los más giles me contesta con esta parrafada absurda:

NicolásJuly 14, 2012 4:21 PM

Anda a afeitarle las piernas a tu emperatriz, falangista de cuarta. Como todos lo K, te queres hacer el fino, el mundano, el canchero con una vaso de whisky en la mano, pero sos un pelotudo que vive y vivirá comiendo la mierda del Coronelote facho y maquiavélico, y encima dirás que es chocolate. Los odio porque conviertieron una república en una aguantadero, se cagan en la libertad, en la leyes, en los contratos. Con la excusa del "bien común" detruyeron los valores y la gente ahora no mueve un dedo sin pedirle permiso al Todopoderoso Estado,de gente industriosa que deseaba progresar, los convirtieron en vividores. vagos, que a lo único que aspiran es a ligar de arriba un plancito o un puesto en el gobierno. Disponen de la vida y propiedad ajenas como si fueran las suyas. Instauraron el culto al líder glorioso, a la hada madrina buena, que practicaba la solidaridad a punta de pistola y predicaba contra el lucro (cuando ella misma se vestía con tapados y vestidos costosos y joyas, muchas joyas). Ni hablar de sus amigos, Stroessner, los Nazis, Franco, y luego la URSS o la Libia de Khadafi. Sos seguidor de un hijo de puta que cuando lo necesito, apaño y arengó a una banda pendejos pelotudos a salir a matar y poner bombas, convirtiendo a la complicada situación política de la época en un desastre, y cuando el objetivo se cumplió, fundó la Triple A y mandó al ejército a que los exterminara porque ya no le servían.

Pero mi odio no es destructivo ni es salvaje, es indignación moral ante un a banda de ladrones de gallinas que se encumbró en el poder merced al clientelismo, a la fábrica de pobres creadas por, sorpresa!, el peronismo. Mi odio no es destructivo, quiero un país con gobierno limitado, instituciones claras, donde se respeten los contratos, donde uno puede progresar de acuerdo a sus méritos, donde uno sea dueño de lo que posee. No es mucho, pero es mucho más que lo usted o sus amigotes jamás lograran. ¿Quedo claro?


Varios de estos pibes deben ser partidarios de las ideas de Ayn Rand, una rusa que quedó tan quemada por las injusticias del sistema soviético, que se mudó a Estados Unidos, volviéndose una liberal a ultranza:

Acá se burlan un poco de sus ideas, relacionándolas con diversos cómics:

http://vicisitudysordidez.blogspot.com.ar/2012/02/ayn-rand-como-convertir-los-freaks-en.html

Y acá se ocupan de las falacias lógicas de sus libros:

http://aynrandcontrahumannature.blogspot.com.ar/ 

jueves, 12 de julio de 2012

MERCADO, CAPITALISMO, DEMOCRACIA: ENTREVISTA A CORNELIUS CASTORIADIS


Este post le resultará aburrido a aquel que no esté interesado en cuestiones económicas, y también a quien sepa mucho del tema. Es una suerte de continuación del post anterior, donde surgió un muy interesante comentario del amigo Cualquier Boludo Tiene... 

Lamentablemente, no puedo hacer una crítica sustancial a la visión de Sartori, ni tampoco prenderme en una discusión a fondo acerca de la teoría económica marxista. Hice el post más que nada para enriquecerme con los comentarios de ustedes, con lo cual mi intención es más aprender que otra cosa, dado que –repito por si hiciera falta- no dispongo de conocimientos sólidos de economía.

Antes de escribir la tercera y última parte del post, me pareció oportuno copiarles la entrevista que Peter Dews y Peter Osborne le hicieron a Castoriadis, un pensador que no tiene nada que ver con Sartori, allá por febrero de 1990 (Cornelius Castoriadis, “Una sociedad a la deriva: Entrevistas y debates (1974-1997)”:

 (…) Cada vez con más frecuencia se escucha decir en los medios de izquierda: “ya que el plan no funciona, habrá que volver al mercado. En una sociedad compleja deben existir formas de mediación impersonales, y formas impersonales de regulación colectiva”; para resumir, en el lenguaje de Habermas, es la distinción entre el sistema y el mundo de la vida. Habermas sostiene que aunque los sistemas deban estar en última instancia bajo el control del mundo dela vida, no podemos abolir el sistema como tal. Habrá siempre mercado, y  algunas formas administrativo-burocráticas de regulación de la sociedad. Éste es el fundamento de su crítica a Marx: en Marx estaría la idea de una absorción de todas las relaciones sociales en la inmediatez del mundo de la vida. En cuanto a usted, parecería que buena parte de su inspiración  proviene, aun de manera indirecta, del joven Marx. ¿Dónde se ubica usted con su idea de autonomía en relación con este debate?

Marx evidentemente se equivocaba al creer que todas las mediaciones impersonales debían abolirse. Sin embargo, a esto equivale su crítica de la mercancía, o de la moneda (…) Para mí, es totalmente evidente: no puede haber una sociedad compleja sin, por ejemplo, medios impersonales de intercambio. La moneda cumple esta función, y es muy importante  en este aspecto. Que se le retire a la moneda una de sus funciones en las economías capitalista y precapitalista: la de instrumento de acumulación individual de riquezas y de adquisición de medios de producción, es otra cosa. Pero en tanto unidad de valor y medio de intercambio, la moneda es una gran invención, una gran creación de la humanidad. Vivimos en sociedad; hay una colectividad anónima; expresamos nuestras necesidades y nuestras preferencias estando dispuestos a gastar tanto por tal objeto y no por tal otro. No creo que esto sea un problema. Pero hay que tener mucho cuidado cuando se habla de “mercado”, ¿no es cierto? Le repito que en este texto de 1957 decía que la sociedad socialista será la primera sociedad que tendrá un verdadero mercado, porque el mercado capitalista no es un mercado. Un mercado capitalista no es un mercado, no sólo  si lo compara usted con el mercado delos manuales de economía política, donde éste es transparente y donde el capital es una suerte de fluido que pasa inmediatamente de un sector de producción a otro porque es ahí donde pueden hacerse mayores beneficios –lo cual es absurdo-, sino porque ahí los precios no tienen, por decirlo así, nada que ver con los costos. En una sociedad  autónoma tendrá usted un auténtico mercado en el sentido de que habrá tanto supresión de todas las posiciones de monopolio y de oligopolio como correspondencia entre los precios de los bienes y los costos sociales reales.

¿Pero habrá también un mercado de trabajo?

Aquí hay un problema, en efecto. Mi posición al respecto es que no puede tener usted un mercado de trabajo en el sentido de que no podría haber sociedad autónoma si se mantiene una jerarquía de salarios e ingresos. Mantener esta jerarquía es mantener todas las motivaciones del capitalismo, del Homo economicus: y volvemos a la “vieja mierda”.

¿Esto no va a reducir la eficacia del mercado?

No veo la razón. No hay verdadero argumento económico y racional que permita decir: “Una hora de trabajo de tal hombre vale tres veces más que la hora de trabajo de tal otro”. Aquí está todo el problema de la crítica de la teoría del valor, y la crítica de lo que subtiende la teoría del valor, es decir, la idea de que pueda haber imputación del resultado de la producción de tal o cual factor, de manera definida. Pero en realidad tal imputación es imposible: el producto es siempre un producto social, y un producto histórico. Siempre hay que tener en cuenta el hecho de que, cualquiera sea la imputación de los costos que usted haga, se trata siempre de una imputación relativa, en función de las necesidades sociales y en función del futuro –aunque tiene que tener alguna relación, claro está, con los costos históricos y con la realidad-. Pero no podría haber diferenciación del costo de la mano de obra que tenga una justificación racional o incluso simplemente razonable. Esto parece difícil de creer.

Usted piensa que no hay ninguna racionalidad en la distribución capitalista del trabajo social mediante la relación salarial, en lo que se refiere a la productividad. ¿Esto sólo sería un factor político?

Sí. La distribución actual de los ingresos, tanto entre los grupos como entre los individuos, no es más que el resultado de una relación de fuerzas. Nada más. Esto también crea problemas, por ejemplo, en lo que se refiere a la disciplina del trabajo. Si la colectividad de los trabajadores no es capaz de crear una solidaridad y una disciplina suficientes para que todo el mundo trabaje aceptando ciertas normas colectivas, tocamos aquí el verdadero núcleo del problema, que es político. Aquí no hay nada que hacer; como tampoco hay nada que hacer en el ámbito de la democracia política si la gente no quiere ser responsable de las decisiones de la colectividad, participar activamente, etc. Esto no quiere decir que haya que mantener estructuras burocráticas y jerárquicas en la producción –por el contrario-. La división de las tareas y la distribución del poder no son lo mismo.

He pasado mucho tiempo analizando el funcionamiento de las fábricas capitalistas. Y llegué a la conclusión de que, la mitad del tiempo, la planificación capitalista de la producción en la fábrica es absurda. La fábrica funciona porque los trabajadores violan la organización capitalista de la producción. Trabajan contra las normas, o a pesar de las normas, y es así como se hacen las cosas. Si aplicasen  las normas, la producción se detendría de inmediato. Es por esta razón que la “huelga de celo” es una de las maneras más eficaces de hacer que todo deje de funcionar. Esto es lo que hay que comprender en lo que se refiere a la organización capitalista de la producción. A partir del momento en que hay una jerarquía, hay una opacidad fundamental en la esfera de la producción, porque hay división entre quienes dirigen y quienes ejecutan; y los trabajadores, por definición, deben esconder la realidad a los dirigentes. Esto alcanza proporciones delirantes en una sociedad totalmente burocrática, pero es algo que prácticamente encontramos en todas partes. A la colectividad le corresponde tomar las decisiones fundamentales. Puede delegar, pero a ella le corresponde elegir a sus delegados y revocarlos si quiere.

Esto supone un nivel muy alto de cultura y de actividad política.

En efecto, la gente debe sentirse realmente responsable, no cabe ninguna duda. No podemos tener una colectividad verdaderamente democrática –no sólo en la autogestión de la producción, sino en el nivel puramente político- sin una verdadera actividad de la gente. Pero tampoco se trata de ser fetichista en este punto: puede haber instituciones que faciliten esta participación. Hoy, para ser responsable, para tratar de participar hay que tener un verdadero heroísmo durante las veinticuatro horas del día. Hay que crear una situación donde uno pueda participar sin ser heroico las veinticuatro horas del día.

(…) ¿Sería usted favorable a lo que a veces se llama la planificación indicativa, con un marco democrático general en el  nivel social?

¡Oh, no sólo indicativa! No creo que haya contradicción entre mercado y planificación con respecto a esto. En una sociedad autónoma tiene que haber un verdadero mercado, y no solamente una libertad sino una soberanía del consumidor: a los consumidores les corresponde decidir cuáles son los bienes específicos que deben producirse para el consumo, por ese voto cotidiano que son sus compras, y donde cada voto vale el de los demás. Hoy, el voto de un gran financista como el señor Trump vale un millón de veces más que el del norteamericano promedio. No es lo que yo llamo verdadero mercado. Pero hacen falta decisiones de orden general al menos sobre dos puntos: la distribución del producto nacional, o del ingreso nacional, entre consumo e inversión, y la parte respectiva -en el consumo global- del consumo privado y del consumo público; para resumir, cuál es la parte que la sociedad quiere dedicar a la educación, a los transportes, a la construcción de monumentos o a cualquier otra empresa pública, y cuál es la parte que decide dedicar al consumo de los individuos, quienes harán de ella lo que quieran. Aquí hace falta una decisión colectiva. Hacen falta proposiciones y debates, y que las consecuencias de las decisiones sean claras para todos. (...)

ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO: “YO NO LO INVENTÉ A PERÓN”


http://www.youtube.com/watch?v=UoSafPduXW0 


Bueno, mirá, lo digo de una vez. Yo no lo inventé a Perón. Te lo digo de una vez, así termino con esta pulseada de buena voluntad que estoy llevando a cabo en un afán mío de liberarte un poco de tanto macaneo. La verdad: yo no lo inventé a Perón, ni a Eva Perón, la milagrosa. Ellos nacieron como una reacción a los malos gobiernos. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón ni a su doctrina. Los trajo, en su defensa, un pueblo a quien vos y los tuyos habían enterrado de un largo camino de miseria....


Nacieron de vos, por vos y para vos. Esa es la verdad. Porque yo no lo inventé a Perón, ni a Eva Perón. Los trajo esta lucha salvaje de gobernar creando miseria, los trajo la ausencia total de leyes sociales que estuvieran en consonancia con la época. Los trajo tu tremendo desprecio por la clases pobres a las que masacraste, desde Santa Cruz hasta lo de Vasena [se refiere a la Patagonia Rebelde y a la Semana Trágica], porque pedía un mínimo respeto a su dignidad de hombres y un salario que los permitiera salvar a los suyos del hambre. Sí, el hambre y de la terrible promiscuidad de sus viviendas en las que tenían que hacinar lo mismo sus ansias que su asco....No. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. ¡Vos los creaste! Con tu intolerancia. Con tu crueldad. Con la misma crueldad aquella del candidato a presidente que mataba peones en su ingenio porque le pisaban un poco fuerte las piedritas del camino a la hora de la siesta [se refiere a Robustiano Patrón Costas, cuya postulación en la fórmula con Ramón Castillo se malogró con el golpe del 4 de junio de 1943]....

Sí, yo sé que te fastidia que te lo recuerde. Es claro, pero vamos a terminarla de una vez. Porque yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. Los trajo la injusticia que presidía el país. Porque a fuerza de hacer un estilo de tanto desmán, terminó por parecerte correcto lo más infame. Claro, a vos no te alcanzaba esa injusticia. Tendrías, como un señor que yo conocía y que iba todos los meses a cobrarlo, un puesto de ama de cría para cubrir sus gastos, que se lo pagaban oficialmente, y un sueldo para salir con el clan.Yo me acuerdo del clan. Y vos también. Aquella mafia siniestra que salía sólo para aterrorizar gente y mataba una vez a gomazos, otra vez a tiros y a veces con el camión para hacerlo más divertido. No, si la memoria fastidia. Pero yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. Los trajo la estulticia que manejaba el país. Mirá, si vos hubieras estado en la Semana Trágica como yo y como tantos, en Cochabamba y Barcala, y hubieras visto morir primero a aquellos cinco, luego a cientos, y hubieras visto masacrar judíos por una "gloriosa" institución que nos llenó de vergüenza, no hubieras formado nunca más parte de ese partido que integrás por amor propio y quizá por ignorancia de tantos hechos delictuosos que son los que empezaron a preparar la llegada de Perón y Eva Perón.En un país milagroso de rico, arriba y abajo del suelo, la gente muerta de hambre. Los maestros sirviendo de burla en lugar de hacer llorar porque estaban sin cobrar un año entero. ¡No! ¡Y todo vendido! ¡Y todo entregado! Yo sé que te da rabia que te lo repitan tantas veces, pero es que entristece también pensar que no lo querés oír. El otro día, en un discurso oí que decías refiriéndote a un gobierno de 1918: "Ya por ese entonces los obreros gozaban...".

¿De qué gozaban? ¡Los gozaban!, que no es lo mismo. Y, sí, Mordisquito, ¡los gozaban!La nuestra es una historia de civismo llena de desilusiones. Cualquiera fuese el color político que nos gobernó, siempre la vimos negra. Aspiramos a gozar y al final nos gozaron. ¡Todos! ¡Siempre! Una curiosa adoración, la que vos sentís por los pajarones, hizo que el país retrocediese cien años. Porque vos tenés la mística de los pajarones y practicás su culto como una religión. Cuanto más pajarón él, más torpe y más crédulo vos. Te gusta oír hablar a la gente que no le entendés nada; la que te habla claro te parece vulgar.Yo también entré como vos y, ¿por qué no confesarlo?, me sentía más conmovido frente a un pajarón que frente a un hombre de talento. El pajarón tiene presencia, tiene historia larga, la que casi siempre empieza con un tatarabuelo que era pirata. Yo también me sentía dominado por los pajarones cuando era chico. Ahora, ¡no! Cuando era chico, sí. ¡Pero no ahora, Mordisquito! Salvate de los pajarones. El fracaso -por no decir la infamia- de los pajarones fue lo que trajo como una defensa a Perón y Eva Perón. Pero no fui yo quien los inventó. A Perón lo trajo el fraude, la injusticia y el dolor de un pueblo que se ahogaba de harina blanca y una vez tuvo que inventar un pan radical de harina negra para no morirse de hambre. Tampoco te lo acordabas. ¡Ay, Mordisquito, qué desmemoriado te vuelve el amor propio!

Te dejo. Con tu conciencia. ¡Perón es tuyo! ¡Vos lo trajiste! ¡Y a Eva Perón también! Por tu inconducta. A mí lo único que me resta es agradecerte el bien enorme que sin querer le hiciste al país. Gracias te doy por él y por ella, por la patria que los esperaba para iniciar su verdadera marcha hacia el porvenir que se merece.

¡A mí ya no me la podés contar, Mordisquito!

Hasta otra vez, sí. Hasta otra vez.


Enrique Santos Discépolo (27 de marzo de 1901-23 de diciembre de 1951):

Como se sabe, Discépolo se inventó un personaje “contrera” para discutir con él, llamado “Mordisquito”. Puede que su personaje constituya una suerte de “falacia de hombre de paja”, pero lo que dice sirve para ilustrar algunas cuestiones acerca de una oposición que supo ser asesina, profundamente reaccionaria y odiadora. Esto no exime al peronismo de sus lacras ni de sus actitudes autoritarias, pero explica bastante bien el motivo por el cual gran parte del pueblo defendió siempre a “su líder”.

Termino el post con una cita de Feinmann:

Enrique Santos Discépolo, notable, puro, acaso ingenuo poeta argentino. Orestes Caviglia, que había sufrido lo suyo, lo escupió en plena calle. Arturo García Buhr, actor (oli)garca, que haría una torpe película propagandística de la Libertadora (…) lo insultó. Le llegaban infinidad de anónimos agraviantes. (…) Balbín, en un acto de campaña, lo definió como a un “mantenido del peronismo”. Le llegaban  paquetes con excrementos. Entró en un profundo cuadro depresivo. Llegó a pesar treinta y siete kilos. “Buenos Aires es una hermosa ciudad (dijo), para salir de gira”. El 23 de diciembre de 1951 se murió. No todos lo odiaban. Aníbal Troilo llegó al sepelio y lloró, desesperado, largamente sobre el cuerpo del poeta

miércoles, 11 de julio de 2012

MERCADO Y CAPITALISMO SEGÚN GIOVANNI SARTORI (Primera parte)


Con frecuencia, uno no escribe sobre lo que conoce sino sobre aquello que ignora y le gustaría saber. Lo dije más de una vez: mis conocimientos en economía, como en tantas otras cosas, son deficientes. Por eso voy a asaltar a mano armada las ideas del tano Sartori, aunque el tipo sea politólogo y no economista. 


En un post anterior corté y pegué una reflexión medio "troskolandia". Por eso es que ahora voy a exponer lo que dice un liberal, "paemparejá" (?).

Eso sí, antes de exponer las síntesis sartorianas, tenía ganas de decir dos cositas sobre la concepción que nuestras élites tienen del capitalismo. Al respecto, me gusta recurrir a una cita de Gino Germani: "cuando se introducen elementos de modernización en sociedades tradicionales, terminan por fomentar conductas tradicionales". 


Oscar Terán lo ilustra con un ejemplo histórico: "la exitosa articulación de la Argentina de fines del siglo pasado en el mercado capitalista mundial era un signo de modernización. Pero colocada ella en un sector latifundista que no tenía una moral productiva, terminó por reforzar una moral señorial, de señores de la tierra que no se dedicaron a la acumulación capitalista sino a tirar manteca al techo, al consumo suntuario".

Recordemos que la expresión “tirar manteca al techo”, aparentemente, se originó a principios del siglo XX, cuando los jóvenes conchetos de la alta sociedad porteña iban de putas a los cabarets de París; ahí gastaban fortunas y se divertían usando los cubiertos para tirar manteca y pan al cielo raso, compitiendo para ver quién lograba dejar el alimento pegado sin que cayera al suelo.


Según Roberto Alifano, autor de Tirando manteca al techo, la expresión fue acuñada por “Macoco” de Álzaga Unzué:

“‘Lo de tirar manteca al techo es de moi, eso sí lo acuñe yo’, afirmó Macoco, con una sonrisa.

—¿Por qué no explicás de dónde viene esa frase tan famosa? —le pregunté—. ¿Cuál es el origen de ‘tirar manteca al techo’?

—Viene del restaurante Maxim’s de París, donde yo invitaba a comer a mis amigos. Resulta que en uno de los salones especiales había una pintura en el techo, sin duda inspirada en Rubens, con unas valquirias de senos prominentes y tentadores que sobresalían de los escotes. Una noche yo puse manteca en el tenedor  y empecé a tirarla para ver si la embocaba entre las tetas de las mujeres de la pintura. Se armó un torneo entre quienes me acompañaban. Todos los muchachos empezaron a tirar manteca al techo…”

En síntesis: muchas veces, nuestros males provienen más de nuestra clase “civilizada” que de la “bárbara”. Dicho esto, comencemos:

Ayudados por Castoriadis podríamos hacer la siguiente aclaración, que consiste en no confundir mercado con "mercado capitalista": en el mercado capitalista, los precios no tienen mucho que ver con los costos; ni el mercado se parece a una suerte de fluido etéreo que pasa inmediatamente de un sector de la producción a otro porque es ahí donde pueden hacerse mayores beneficios. Los precios se relacionan, esencialmente, con una relación de fuerzas. 

¿O alguien piensa que "elige" ver cine yanqui porque sus películas "se imponen por mérito propio" al competir en un supuesto mercado libre? ¿Cuántas opciones tiene el consumidor para no elegir a Windows como sistema operativo? No hay verdadero argumento económico y racional que permita decir: “una hora de trabajo de tal hombre vale tres veces más que la hora de trabajo de tal otro”. ¿Cuál es el argumento RACIONAL por el cual Messi “merece” cobrar varios millones de dólares mientras un docente gana anualmente menos de lo que un futbolista genial como él gana en un día? La distribución de los ingresos no es más que una relación de fuerzas condicionada social e históricamente, y no presenta una conexión causal universal y necesaria con el "mérito" ni la "excelencia". Obviamente puede existir una relación con el mérito o la excelencia, como ocurre en el caso de Messi; o no existir en absoluto: como mayormente ocurre en el show de Ricardo Fort.

AHORA SÍ, AFANÉMOSLE A SARTORI

Lo que sigue es un refrito de algo que escribió Sartori. No lo pongo entre comillas para no afear más la explicación:

Evidentemente, la democracia es un sistema político, mientras que el mercado y el capitalismo son sistemas económicos. Según Sartori, los únicos sistemas en los que la economía funciona son sistemas de mercado.

En 1776 Adam Smith vio en los procesos económicos la intervención de una “mano invisible”.  Desde ese momento, el mercado es entendido como una mano variadamente corregida, turbada o contrastada, por las intervenciones de la “mano visible”, es decir, del Estado.

Esto debe quedar claro: los gobiernos siempre han intervenido en las cuestiones económicas. El mismo laissez faire fue el resultado de intervenciones contra impedimentos a los cambios; la industrialización ha sido sostenida, en muchos países, gracias a intervenciones proteccionistas, y los Estados “liberadores” intervienen en el libre mercado para “liberarlo” de pecados monopolistas y de otros males. Para Sartori, el mercado es un subsistema de la economía en su conjunto. Nunca se ha pretendido que el sistema económico se someta por completo a las leyes del mercado. Por lo tanto, cuando afirmamos que los nuestros son sistemas de mercado, no entendemos que sistema económico y sistemas de mercado sean correlativos. Las cosas que el mercado no atiende son muchísimas: para empezar, existen “bienes públicos”  que no son ni pueden ser proporcionados mediante incentivos de mercado. Por otra parte, siempre nos encontramos más expuestos a la acumulación de factores “exteriores”, como la contaminación y la degradación del ambiente. ¿Quién paga? ¿Quién soporta los costos de la descontaminación de un lago o de un río. También la defensa nacional es un problema del Estado que el mercado no puede proveer por sí solo.

El mercado es, más que nada, un subsistema del sector productivo que une a los productores de los bienes (no necesariamente de los servicios) con los consumidores de los bienes. Es importante recalcar que las realizaciones del mercado siempre serán menos que óptimas y que cualquier mercado concreto será impuro o no funcionará como nuestras simplificaciones mentales –tipos ideales, modelos o esquemas- quisieran que funcionase.

Hay una cuestión que merece considerarse: la obligación de que el mercado y su ley de concurrencia valen para los peces chicos o medianos y no para las multinacionales y los supercapitalistas. Los grandes, y sobre todo los grandísimos, pueden llegar a controlar y darle la vuelta al mercado y así matar a la competencia.

Según Sartori, esa objeción no distingue entre concurrencia como estructura, es decir, como regla de juego, y concurrencialidad, es decir, el grado de competitividad. Mientras las reglas del juego permanezcan, el juego, aunque varíe, puede ser jugado a) muy competitivamente (hasta los límites del suicidio), b) en el modo óptimo, c) poniendo fuera de juego (cuando rigen los monopolios o subsisten los intocables). La concurrencialidad sobrecalentada daña, pero no nos importa. El problema radica en el otro extremo, el de la infracompetitividad, en una situación en la que no existan concurrentes con posibilidades de competir. Para Sartori, no es cierto que un monopolista pueda elevar los precios a su voluntad. Mientras opere ese monopolio: en un sistema con estructura concurrencial (es un monopolio de hecho, pero no de derecho) sus precios deben impedir siempre al concurrente infracompetitivo convertirse en competitivo. Por lo tanto, la estructura permanece operante, aun cuando no haya concurrentes: un paso en falso del monopolista y aparecen de inmediato listos a salirse con la suya.

Orden espontáneo y mente invisible

Existen muchos órdenes espontáneos, o bien, órdenes que se autorganizan. El sistema (subsistema) de mercado está entre éstos. El mercado es enormemente flexible y está en continua adaptación: no manifiesta –como siempre sucede con los “órdenes organizados”- resistencias al cambio, ni mucho menos esclerosis y senilidad. El mercado nunca ha envejecido; si acaso, ha madurado.

Lo importante es destacar que la expresión libre mercado no tiene nada que ver con la libertad del individuo; significa, simplemente, que el mercado está sujeto sólo a sus propios mecanismos. Así, la cuestión es ¿cómo se relaciona un “orden libre” con la libertad individual? La respuesta es que un orden espontáneo no es coercitivo (cuando menos en le sentido en el que lo son los órdenes organizados) en cuanto no es gestionado ni por personas singulares ni por un orden singular; es espontáneo precisamente porque es autorregulado por sus propios feedbacks. Hasta aquí todo está bien. Pero con frecuencia se sostiene una tesis más pretenciosa, es decir, que el sistema de mercado promueve, cuando menos de hecho, 
la libertad individual.

Ahora bien, el mercado es una estructura de alternativas, pero eso no implica que todos los participantes de las transacciones de mercado sean efectiva e igualmente libres para elegir. La libertad real de opción para consumir está en función de cuánta guita tengo. Mi libertad real de opción para producir depende de tener más o menos de lo que es necesario para emprender una producción.
Lo mismo puede decirse de la libertad de cambio: los recursos (financieros u otros) pueden ser muy desiguales.

La economía de mercado es regulada cotidianamente por millones de decisiones individuales tomadas por personas que están, seguramente, debajo de cualquier nivel mínimo de información imperfecta. El productor individual tiene sólo necesidad de saber si un cierto producto “tiene mercado” y si le es posible producirlo a un precio igual o inferior al del mercado. Todo eso lo descubre, en el peor de los casos, probando.   Los órdenes organizados, para funcionar, imponen altos costos de información y también de conocimiento. En cambio, el orden de mercado no tiene necesidad de ser entendido (no implica altos costos –niveles- cognoscitivos) y minimiza los costos de información. El mercado no es sólo una mano invisible, sino también una mente invisible.

La maldad del mercado

Respecto de las sociedades que lo han precedido, la necesidad de mercado ha sido profundamente igualadora: ha desconocido las desigualdades de nacimiento y de clase y ha afirmado la igualdad de oportunidad y de mérito.

Pero admitámoslo sin fingimientos: el mercado es una entidad cruel. Según Sartori, su ley es la del éxito del más capaz. Espera encontrar un puesto adecuado a cada uno y motivar a los individuos a dar su máximo esfuerzo. Pero los desadaptados son expulsados irremediablemente de la sociedad de mercado y condenados a morir o a sobrevivir con otros recursos. ¿A quién o a qué se le imputa esta crueldad? ¿A un “individualismo” exasperado y posesivo (nota: Sartori piensa en Macpherson)? Así se nos dice, pero temo que la verdad radique en lo opuesto, que la crueldad del mercado se debe a una crueldad social, una crueldad colectivista. El mercado es ciego frente a los individuos, es individualista y daltónico, en cambio, es una máquina despiadada al servicio de la sociedad, es decir, del interés colectivo.

Ocurre que en vez de hablar de mercado, nueve de cada diez veces nos referimos al capitalista. Equivocadamente, porque el verdadero protagonista del acontecimiento no es el capitalista. El capitalista privado está en el mercado, forma parte del mercado, está metido en el interior del mercado. Se enriquece mediante  las leyes del mercado, vale decir, por leyes que él no ha hecho y a las que debe someterse. Tan es verdad, que así como las leyes del mercado lo enriquecen, en la misma medida lo pueden arruinar de hoy a mañana. El mercado, recuérdese, es un orden espontáneo no concebido o diseñado por alguien y, tanto menos, por los capitalistas. No son los capitalistas los que han inventado el mercado, más bien, e el mercado el que ha inventado a los capitalistas.

Por hoy dejamos acá, más adelante posteo la segunda parte.

¡Sean felices!

martes, 10 de julio de 2012

LA DICOTOMÍA ALPARGATAS SÍ, LIBROS NO


En el primer tomo de Peronismo: filosofía política de una persistencia argentina, José Pablo Feinmann nos dice que a principios de la década de 1940:

Los obreros no entraban a la Universidad (…) siempre, de un modo agobiante, irrecuperable ya, se ha señalado el carácter barbárico del peronismo porque los tempranos obreros que adhirieron a su causa lanzaron la consigna alpargatas sí, libros no. El clasismo, el culturanismo de elite de nuestra oligarquía y de nuestras clases medias (1) (que se mueren por el ascenso social, es decir, por ser oligarcas) ve en esa consigna un desdén por la cultura. Oigan, un obrero no entraba en la Universidad. En la Universidad están los libros. Los libros, por consiguiente, no eran para los obreros. Eran para los estudiantes, para los hijos de las clases acomodadas. Los libros los agredían. Los libros eran, para ellos, un lujo de clase, un lujo inalcanzable. Los negaron. Los negaron porque ellos, los libros, los negaban a ellos, porque estaban en manos de los estudiantes que vivando a la democracia y a la libertad y a los aliados los despreciaban como negros incultos. Entonces dijeron: libros no. Por otra parte, ¿qué factor de identificación tenía el pobre migrante que acababa de llegar del campo, el cabecita que sólo recibía el desdén de los cultos? Lo suyo era la alpargata. Entonces dijeron: alpargatas sí. La consigna, en suma, decía: Nosotros sí, ustedes no. O más exactamente: Nosotros, los que usamos alpargatas, sí; ustedes, los que leen libros, no. Quedó entonces: alpargatas sí, libros no. Era un enfrentamiento de clase y hasta de color de piel. Para colmo, para mayor irritación de los estudiantes (que, en esto, tenían razón), los torpes, filonazis militares del GOU, llenan las Universidades de profesores católicos, de ultramontanos, cultores trasnochados de esencias y de categorías aristotélico-tomistas”. (Págs. 48-49)

Más allá de las simpatías o rechazos que a cada lector le pueda suscitar la soberbia de Feinmann, encuentro que no le falta razón en lo que dice. Salvando las distancias históricas, se puede contrastar ese fragmento acerca de la vieja cuestión de alpargatas vs libros, con el testimonio del escritor César González, quien a sus 16 años cayó en cana por un secuestro extorsivo, y contó en una entrevista con Aliverti su relación con los libros y la cultura:


A lo largo de su crianza en la villa Carlos Gardel, César se ligó seis tiros. Afortunadamente, estando en el penal conoció a Patricio, un voluntario que iba a visitarlos periódicamente. Patricio estableció un vínculo con los presos a través de la magia y los libros; pero sobre todo lo conquistó su capacidad de escuchar y tratar a cada uno como lo que era: un ser humano y no un monstruo.

“Lo que generó Patricio en mí fue una pregunta, algo tan básico como eso. Yo nunca me había preguntado nada, simplemente había ido para delante".

Lo primero que le impactó a César -alias Camilo Blajaquis- fue que Patricio se animó a entrar al interior del  pabellón, en el corazón del penal, donde habitualmente sólo entra la requisa. El tipo les leía fragmentos de Úselo y tírelo, de Eduardo Galeano (2). El escritor uruguayo dice que la invitación al consumo es una invitación al delito:

“Nos hacía entender por qué habíamos ido a robar. La psicóloga nos había dicho que íbamos a robar porque éramos culpables, malos, agentes activos de la violencia que debíamos cambiar para adaptarnos a la sociedad. Ahí empezó a entender que él salía a robar porque quería pertenecer al mundo del consumo: '¿por qué no voy a tener un celular si lo tienen todos?'".

Les desgrabo un fragmento de la entrevista, que tiene que ver con el tema del post:

“Aliverti: en una nota dijiste que te pegaron por leer.

Camilo Blajaquis: Y sí… para mí no es ningún honor, ni tampoco me llena de odio. Porque con esas cosas que yo pasé, tendría que estar lleno de odio hermano, lleno de resentimiento; tendría que ir a buscarlos a esos guardias que me pegaron porque pasaba el recuento y me veían leyendo.  Pero los entiendo, los comprendo, no hay odio, porque en cierto punto yo me la busqué también. Si pasa el recuento y estoy leyendo siempre, obvio que el guardia se va a sentir zarpado. ¿Qué te querés hacer, el Gramsci? No podés dejar el libro en el recuento… Digamos que yo también qué pretendía, ¿Qué el guardia entienda y me apoye? Es la cárcel. No sería guardia si me entendiera. '¿De qué se la quiere dar este villero?'. Yo estaba desubicado. No me quiero victimizar, pero realmente son cosas feas que pasan los pibes, y que los pibes hacen pasar también a la gente a la que asaltan. Es un montón de violencia y dolor de un lado y del otro.

Ese maltrato físico dolió, pero uno viviendo en la villa está más preparado; sabe que la cárcel es una posibilidad en la existencia. A mí me dolió más el otro maltrato: el de quien supuestamente estaba para ayudarme, y no hizo más que reprimirme.

(Aclaración: en cierta oportunidad, César le llevó un poema a la psicóloga, quien en lugar de alentarlo a que escriba le dijo que era mejor que aprendiera a laburar al salir de ahí, que la poesía no le iba a servir para nada).

Después de esa psicóloga, tuve ocho psicólogos más. Todos me fueron diciendo lo mismo. Ahí comprendí que todos querían que yo trabajara con la cabeza gacha, y que ese discurso venía desde el aparato institucional falta de comprensión y falta de aliento para que un pibe pudiese desarrollar otro personaje distinto al modelo que ellos quieren imponer (…)”

Para seguir leyendo:


NOTA AL PIE:

(1) La visión “jauretchiana” que J. P. Feinmann tiene de la clase media argentina suele ser muy reductora. Para complejizar la cuestión, remito al siguiente post:

 http://dialogandodemiconmigo.blogspot.com.ar/2011/09/jauretche-antiintelectualismo-y.html

(2) No leí el libro de Galeano, pero me parece muy liviano decir que "el consumismo es una invitación al delito". Me parece que en este sentido, la realidad es mucho más compleja.

sábado, 7 de julio de 2012

ENTREVISTA A MARTÍN BECERRA SOBRE LOS MEDIOS, CLARÍN, KIRCHNER Y OTRAS YERBAS.


No deja de ser interesante leer esta entrevista que le hizo Pablo Sirvén a Martín Becerra. Martín fue profesor mío en la Universidad Nacional de Quilmes; y aunque sus clases podían llegar a ser un poco aburridas, conoce a fondo el tema medios.

Aquí tienen un link con un artículo que escribió Graciela Mochkofsky:


Si pinchan aquí pueden leer la entrevista completa, que acabo de leer en el blog Señales. Y sí, hoy estoy medio vago como para postear alguna reflexión "maoméno" propia, que de todos modos suele ser poco más que un mosaico de imágenes y pensamientos ajenos. Les dejo algunos fragmentos:

Hay una lectura equivocada desde los medios críticos de la supuesta uniformidad que tiene el oficialismo tanto en los medios que le son proclives como en sus cuadros políticos. El peronismo es un ámbito en el que siempre existieron diferencias grandes y el kirchnerismo, en particular, alberga tensiones políticas y comunicacionales. El programa 6,7,8, que es reluctante a la diferencia y al matiz de opiniones, representa un modelo muy distinto al de Visión 7 Internacional o a Con sentido público , siendo todos programas emitidos por Canal 7. Lo mismo puedo decir sobre Página 12, que cultiva una lógica poco afín a Tiempo Argentino. Tampoco CN23 es lo mismo que 360. Radio del Plata, Radio Nacional y Radio 10 son oficialistas, pero muy distintas entre sí. Creo que sucede lo mismo en el campo periodístico adverso al Gobierno.

¿Ejemplos?

Clarín y La Nación no son tan parecidos y hay grandes diferencias entre los ciclos políticos de TNDesde el llano y Palabras +, Palabras - . Muchos análisis simplificadores nos invitan a renunciar al esfuerzo de detección y comprensión de esas diferencias. Y veo colegas que, cansados porque han sido injustamente maltratados por uno u otro lado, se rinden, abandonan ese esfuerzo para comprender lo que sucede y recolectan de la realidad sólo aquellas evidencias parciales que confirman sus prejuicios y descartan todo elemento que pueda relativizar su postura. Considero que lo más valioso que hoy podemos aportar es el ejercicio cotidiano de no reducir una realidad multicolor a un enfoque en blanco y negro. Los periodistas son en buena medida alimentadores de las visiones conspirativas al decir que el adversario está comprado, que es un vendido. Es evidente que Lanata y Víctor Hugo cobrarán muchísimo dinero, estén donde estén. La explicación, entonces, de que Víctor Hugo está con el Gobierno y Lanata, en contra, sólo por una cuestión económica me parece hiperpobre.

La herencia para 2015 de Cristina Kirchner, ¿también se juega en los medios cercanos al Gobierno?

Siempre ha sido así en el peronismo, incluso con Perón vivo. En la medida en que el líder tiene legitimidad presente y futura, todos son solidarios con quien conduce. Un 54 % de los votos cohesiona. Ahora, en la medida en que esa líder ya no va a poder ser reelegida, más allá de todas las especulaciones, las aguas se empiezan a mover.

El kirchnerismo, ¿es causante o emergente del cuestionamiento a los medios? ¿No influye el cambio de paradigma tecnológico?

Mi lectura es que el kirchnerismo ha administrado con bastante talento las coyunturas, aunque carece de estrategia a mediano y largo plazo. Sin ser especialmente diestro en el manejo de estos nuevos medios, el kirchnerismo interpreta que los medios tradicionales están siendo bypasseadosen algunos circuitos de la circulación masiva de la comunicación que antes solamente controlaban ellos, y ahora ya no.

miércoles, 4 de julio de 2012

KAFKA: ÉRASE UN BUITRE A UNA NARIZ PEGADO

Hay autores que nos hacen sentir que la lectura es una de las formas de la felicidad: no es el caso de Kafka. 


Hay obras en las cuales el acontecimiento, si está bien narrado - con ese arte de parecer sin arte que es tan necesario al estilo- le parece natural al lector. Pero hay otras, que son más raras, en las que es el personaje quien encuentra natural lo que le sucede, mientras que el lector se queda un poco perplejo, con cierta sensación de incertidumbre, de comprensión falsa. Eso es lo que hace que muchos hayan comparado las narraciones kafkianas con sórdidas pesadillas, aunque escritas en un estilo límpido y claro.


Y es que, al decir de Hanna Arendt: “el alemán de Kafka es a la infinita variedad de estilos lingüísticos posibles, lo mismo que el agua a la infinita variedad de posibles bebidas”. Su modo transparente y natural de redactar acontecimientos atroces, hace que la sensación de horror se incremente.


Cuando miramos alguna escena de películas como Chuky, el muñeco diabólico, tenemos ganas de gritarle al protagonista, que está en peligro mortal: “¡loco, encajále una patada a ese muñeco de mierda, que vuela con cuchillo y todo! ¡No te quedes acostado que te va a matar!”. Pero claro, es una especie de pesadilla y en las pesadillas somos impotentes; queremos huir y nos tropezamos, o permanecemos en el mismo lugar, sin importar cuántos pasos hayamos dado. La diferencia entre Kafka y Chuky es que, en Kafka, el protagonista suele aceptar su destino casi sin oponer resistencia.


Según Borges, el Bartleby de Hermann Melville prefigura a Kafka: el protagonista es un hombre oscuro que, en determinado momento, se niega tenazmente a la acción, bajo el pretexto de que “preferiría no hacerlo”.


Si leen las Cartas de Kafka a Felice Bauer, notarán que el tipo era muy parecido a su obra; veía imposibilidades por todos lados: imposibilidad de casarse, imposibilidad de no casarse, imposibilidad de vivir de la literatura, imposibilidad, imposibilidad…

- "¿Flaco, vos pretendés descubrir el agua caliente? Eso que estás diciendo lo sabe hasta Luis Majul".

-  "Está bien, tenés razón. Te dejo para que leas El buitre que está buenísimo":

EL BUITRE (FRANZ KAFKA)

Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias; ahora picoteaba ya directamente los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía su obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.

-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé retorcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara.

Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.

-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.

-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted del asunto?

-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?

-No sé –le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.

-Bueno –dijo el señor-, voy a apurarme.

El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. 

Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente.

Al caer de espaldas sentí, como una liberación, que él bebía implacablemente la sangre que llenaba todas mis profundidades y desbordaba todas las orillas.