miércoles, 12 de enero de 2011

EL ATROZ ENCANTO DE SER MARCOS AGUINIS



"El secreto de la demagogia es parecer tan tonto como su audiencia, para que esta gente se piense a sí misma tan inteligentes como el demagogo". (Karl Kraus)

Marcos Aguinis sigue escribiendo, como un pollo que conserva sus reflejos después que le han cortado la cabeza. La diferencia principal entre este "notable" y el pollo es que la obra de Aguinis no tiene proteínas, ni carbohidratos, ni alimenta tres carajos.

En alguno de sus libros, he podido leer que a Aguinis le gusta citar a Don Ortega y Gasset, quien alguna vez dijo: "la claridad es la cortesía del filósofo". Don Marcos es un escritor "respetable", ameno y legible. Su legibilidad le facilita el acceso al gran público, y el acceso al público -con gran manija editorial y mediática como "viento de cola"- le posibilita vender muchos libros.



No tengo nada en contra de la legibilidad en sí misma. Tampoco creo que tener pocos lectores o ser incomprendido sea garantía de complejidad o profundidad. Está claro que uno puede ser un autor excelente y popular, malo y popular, excelente y poco conocido, malo y poco conocido, y multitud de matices entre cualquier extremo, según la ideología, los gustos y la formación de cada quien.

El historiador inglés Eric Hobsbawm -por caso- combina prestigio, un estilo de escritura didáctico y ameno, con cierta dosis de popularidad. El padrino I y II son grandes películas y han recaudado mucho dinero. Vamos, que los ejemplos de obras y autores que reúnen calidad, sencillez y popularidad podrían multiplicarse. Por otra parte, recuerdo y en gran medida adhiero a las diatribas de Nietzsche contra "esos pensadores que enturbian las aguas para hacerlas parecer profundas". Incluso puedo admirar el talento pedagógico de un Fernando Savater, un filósofo que vende muchos libros a partir de un estilo llano y la elección de temas cotidianos (aunque a veces simplifique demasiado).

Eso sí, respecto de los libros de Aguinis... ufff, los libros de Aguinis... A-g-u-i-n-i-s-..... ¡¡Pucha digo!! ¡¡No lo puedo soportar!! Su pseudo sociología berreta que lo hace generalizar la supuesta "esencia de la argentinidad" a partir de una anécdota personal de viaje en taxi, el confundir metáforas de sentido común con explicaciones causales sólidas y argumentadas... En fin, no vale la pena el esfuerzo de tomarse el trabajo de refutarlo. Este post es más una catarsis que otra cosa.

DONDE LA "AMENIDAD" Y LA "INTELIGIBILIDAD" DEVIENE PEREZA MENTAL Y AFÁN DESMEDIDO POR ALCANZAR LA "RESPETABILIDAD":

Hay una pregunta retórica que me gustaría que alguien me contestara: ¿Por qué Pérez Reverte o Vázquez Figueroa o cualquier otro autor de éxito, digamos, por ejemplo, Muñoz Molina o ese joven de apellido sonoro De Prada, venden tanto? ¿Sólo porque son amenos y claros? ¿Sólo porque cuentan historias que mantienen al lector en vilo? ¿Nadie responde? ¿Quién es el hombre que se atreve a responder? Que nadie diga nada. Detesto que la gente pierda a sus amigos. Responderé yo. La respuesta es no. No venden sólo por eso. Venden y gozan del favor del público porque sus historias se entienden. Es decir: porque los lectores, que nunca se equivocan, no en cuanto lectores, obviamente, sino en cuanto consumidores, en este caso de libros, entienden perfectamente sus novelas o sus cuentos. El crítico Conte esto lo sabe o tal vez, porque es joven, lo intuye. El novelista Marsé, que es viejo, lo tiene bien aprendido. El público, el público, como le dijo García Lorca a un chapera mientras se escondían en un zaguán, no se equivoca nunca, nunca, nunca. ¿Y por qué no se equivoca nunca? Porque entiende.

Ahora bien, Mein Kampf de Adolf Hitler -¡¡el ejemplo es para demostrar que no necesariamente es buena la "legibilidad", no asemejo la ideología de Aguinis con el nazismo!!- no es en absoluto un libro complicado de entender: su estilo es llano como una pared revocada con enduido. Los libros de autoayuda de tipos como Paulo Coelho, Ari Paluch o Jorge Bucay son de lectura amena, sencilla, de sabiduría práctica, al alcance de la cartera de la dama o el bolsillo del caballero. Parafraseando a un escritor chileno, que se vende pero es muy bueno, hoy es la época "del escritor funcionario, del escritón matón, del escritor que va al gimnasio" -como Federico Andahazi- "del escritor que cura sus males en Houston o en la Clínica de Mayo de Nueva York. La mejor lección de literatura que dio Vargas Llosa fue salir a hacer jogging con las primeras luces del alba". El escritor japonés Yasunari Kawabata es popular por haber corrido maratones. ¡Qué bueno es estar saludable!

Hoy he leído una entrevista con un prestigioso y resabiado escritor latinoamericano. Le dicen que cite a tres personajes que admire. Responde. Nelson Mándela, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Se podría escribir una tesis sobre el estado de la literatura latinoamericana sólo basándose en esa respuesta. El lector ocioso puede preguntarse en qué se parecen estos tres personajes. Hay algo que une a dos de ellos (CURIOSO, NUESTRO ESCRITOR ESCRIBIÓ ESE ARTÍCULO AÑOS ANTES DE QUE A VARGAS LLOSA LE DIERAN EL NOBEL): el Premio Nobel. Hay más de algo que los une a los tres: hace años fueron de izquierda. Es probable que los tres admiren la voz de Miriam Makeba. Es probable que los tres hayan bailado, García Márquez y Vargas Llosa en abigarrados apartamentos de latinoamericanos, Mándela en la soledad de su celda, el pegadizo pata-pata. Los tres dejan delfines lamentables, escritores epigonales, pero claros y amenos, en el caso de García Márquez y Vargas Llosa, y el inefable Thabo Mbeki, actual presidente de Sudáfrica, que niega la existencia del sida, en el caso de Mándela. ¿Cómo alguien puede decir, y quedarse tan fresco, que los personajes que más admira son estos tres? ¿Por qué no Bush, Putin y Castro? ¿Por qué no el mulá Omar, Haider y Berlusconi? ¿Por qué no Sánchez Dragó, Sánchez Dragó y Sánchez Dragó, disfrazado de Santísima Trinidad?

Con declaraciones como ésta, así nos va. Por supuesto, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario (aunque esto suene innecesariamente melodramático) para que ese escritor resabiado pueda hacer esta y cualquier otra declaración, según sea su gusto y ganas. Que cualquiera pueda decir lo que quiera decir y escribir lo que quiera escribir y además pueda publicar. Estoy en contra de la censura y de la autocensura. Con una sola condición, como dijo Alceo de Mitilene: que si vas a decir lo que quieres, también vas a oír lo que no quieres.

En realidad la literatura latinoamericana no es Borges ni Macedonio Fernández ni Onetti ni Bioy ni Cortázar ni Rulfo ni Revueltas ni siquiera el dueto de machos ancianos formado por García Márquez y Vargas Llosa. La literatura latinoamericana es Isabel Allende, Luis Sepúlveda, Ángeles Mastretta, Sergio Ramírez, Tomás Eloy Martínez, un tal Aguilar Camín o Comín y muchos otros nombres ilustres que en este momento no recuerdo.

La obra de Reinaldo Arenas ya está perdida. La de Puig, la de Copi, la de Roberto Arlt. Ya nadie lee a Ibargüengoitia. Monterroso, que perfectamente bien hubiera podido declarar que tres de sus personajes inolvidables son Mándela, García Márquez y Vargas Llosa, tal vez cambiando a Vargas Llosa por Bryce Echenique, no tardará en entrar de lleno en la mecánica del olvido. Ahora es la época del escritor funcionario, del escritor matón, del escritor que va al gimnasio, del escritor que cura sus males en Houston o en la Clínica Mayo de Nueva York. La mejor lección de literatura que dio Vargas Llosa fue salir a hacer jogging con las primeras luces del alba. La mejor lección de García Márquez fue recibir al Papa de Roma en La Habana, calzado con botines de charol, García, no el Papa, que supongo iría con sandalias, junto a Castro, que iba con botas. Aún recuerdo la sonrisa que García Márquez, en aquella magna fiesta, no pudo disimular del todo. Los ojos entrecerrados, la piel estirada como si acabara de hacerse un lifting, los labios ligeramente fruncidos, labios sarracenos habría dicho Amado Nervo muerto de envidia.
(...)

Los escritores actuales no son ya, como bien hiciera notar Pere Gimferrer, señoritos dispuestos a fulminar la respetabilidad social ni mucho menos un hatajo de inadaptados sino gente salida de la clase media y del proletariado dispuesta a escalar el Everest de la respetabilidad, deseosa de respetabilidad. Son rubios y morenos hijos del pueblo de Madrid, son gente de clase media baja que espera terminar sus días en la clase media alta. No rechazan la respetabilidad. La buscan desesperadamente. Para llegar a ella tienen que transpirar mucho. Firmar libros, sonreír, viajar a lugares desconocidos, sonreír, hacer de payaso en los programas del corazón, sonreír mucho, sobre todo no morder la mano que les da de comer, asistir a ferias de libros y contestar de buen talante las preguntas más cretinas, sonreír en las peores situaciones, poner cara de inteligentes, controlar el crecimiento demográfico, dar siempre las gracias.




No es de extrañar que de golpe se sientan cansados. La lucha por la respetabilidad es agotadora. Pero los nuevos escritores tuvieron y algunos aún tienen (y Dios se los conserve por muchos años) padres que se agotaron y gastaron por un simple jornal de obrero y por lo tanto saben, los nuevos escritores, que hay cosas mucho más agotadoras que sonreír incesantemente y decirle sí al poder. Claro que hay cosas mucho más agotadoras. Y de alguna forma es conmovedor buscar un sitio, aunque sea a codazos, en los pastizales de la respetabilidad. Ya no existe Aldana, ya nadie dice que ahora es preciso morir, pero existe, en cambio, el opinador profesional, el tertuliano, el académico, el regalón del partido, sea éste de derecha o de izquierda, existe el hábil plagiario, el trepa contumaz, el cobarde maquiavélico, figuras que en el sistema literario no desentonan de las figuras del pasado, que cumplen, a trancas y barrancas, a menudo con cierta elegancia, su rol, y que nosotros, los lectores o los espectadores o el público, el público, el público, como le decía al oído Margarita Xirgu a García Lorca, nos merecemos. (¡Gracias Roberto Bolaño, por tus libros!)

domingo, 9 de enero de 2011

BORGES CONTRA SABATO

Recordar que quien escribe estos fragmentos de Borges es Bioy Casares, quien fue registrando su conversación a lo largo de varias décadas juntos.
1948

Lunes, 12 de enero. Come en casa Borges. Me cuenta que a la tarde estuvieron en Sur Sabato y González Lanuza y que él de pronto comprendió que los aborrecía y se fue.

Miércoles 14 al domingo 18 de enero. Borges recordó la conversación de Sabato y Gonzalez Lanuza, ambos admirados con los capítulos de la novela de Sabato publicados en Sur (“La fuente muda”). Sabato habría preguntado si no sería demasiado fuerte. Borges me dice: “Muchos autores viven en el temor de que sus escritos sean demasiado fuertes y el peligro inevitable es que sean demasiado débiles”.


1950


Lunes, 10 de julio. Comen en casa Borges y Sabato; éste, groseramente elocuente, con indiferencia a la escasa calidad de lo que dice. (aquí sería más bien Bioy Casares contra Sabato)


Martes, 11 de julio. Come en casa Borges. Comentamos el carácter de Sabato. Según Borges, lo que está mal en él es que su conversación es demasiado anecdótica; se parece demasiado poco al pensamiento. BORGES: "¿Y por qué íbamos a compartir su indignación contra esa señora que pretendió corregirle un diálogo? ¿Quién escribe siempre tan perfectamente que nunca convenga corregirlo? ¿Quién pude estar completamente seguro de que el interlocutor lo cree infalible?".


Viernes, 11 de noviembre. Come en casa Borges. Refiere una anécdota de Sabato: A Barbieri lo nombraron director de El Hogar, a Sabato, de Mundo Argentino. Sueldo de director del primero, cinco mil pesos; del segundo, cuatro mil quinientos. Sabato entrevistó a Barbieri para explicarle que hay gente que ya habla de esa diferencia de jerarquía entre ellos, y que para acallar tales miserias -y no por el dinero, que no le interesa- convendría que Barbieri solicitara de las autoridades que el sueldo de ambos sea el mismo de cinco mil.

1956

Lunes 18 de junio. WILCOCK: "Cuando Sabato leyó Crimen y castigo, contó el hecho a todo el mundo". (...) BIOY: "Sabato se ha proclamado el Dostoievski argentino". (...) BORGES: ... por cierto que Sabato, con su escaso Túnel, no es un facsímil de Dostoievski".


Domingo, 22 de julio. BORGES: "Sabato dice que el escritor debe abandonar su torre de marfil y acercarse al pueblo. Anderson Imbert le respondió: 'Usted habla como un aristócrata. Yo no tengo que ir al pueblo, porque soy del pueblo. Creo que el pueblo se ha portado muy mal aquí y que debe tener conciencia de su culpa". (Se sabe el furioso antiperonismo de Borges y Bioy... recordar que en 1956 el período histórico argentino es post bombardeo a Plaza de Mayo, destitución de Perón, proscripción del peronismo, etc.). Para muestra, cito este fragmento: "Con Borges decimos que no se puede ser peronista, sin ser canalla o idiota o las dos cosas. Desde luego, no basta ser antiperonista para ser buena persona, pero basta ser peronista para ser una mala persona".
Martes, 31 de julio. (...) BORGES: "Van a nombrar presidente en la Academia Argentina de Letras. No me gusta nada la Academia. (...) Habría que llevar energúmenos: a Sabato o a Martinez Estrada. Hay una tradición argentina contra la Academia: Gutiérrez (Juan María) escribió en contra".
Viernes, 10 de agosto. BIOY: "(...) Sabato también desaparecerá, sin dejar rastro, después de la muerte. Es curioso el caso de Sabato: ha escrito poco, pero ese poco es tan vulgar que nos abruma como una obra copiosa". BORGES: "Nunca le tuve afecto. En cuanto a (José Luis) Romero, es un arribista, es un bruto, es un político, en el mal sentido de la palabra, y parece un rinoceronte o un jabalí...".
Jueves, 30 de agosto. Después del almuerzo hablo por teléfono con Borges. BORGES: "Sabato está loco. Renuncia. Obliga a otros a renunciar. Se enoja con los que no renuncian. Y organiza petitorios, con firmas, para que no le acepten la renuncia. Cuánta actividad. Lo más extraño es que para alguna gente, con todo esto, se vuelve simpático: los otros días, Wally dijo que Sabato está muy corrido (quiere decir experimentado en acepción criolla). BIOY: "Ya verás: va a quedar como el hombre que protestó por las torturas. Va a quedar en la Historia como un negro Falucho". (...)
Martes, 4 de setiembre. Comen en casa Wilcock y Borges. (...) BORGES: "Nunca hubiera creído que iba a odiar tanto a Sabato". BIOY: "A mí no me extraña. Nunca le tuviste buena voluntad. Y yo he hecho un descubrimiento: en contra de lo que se afirma, la antipatía está más cerca del odio que del amor". Se ríe y dice: "Tenés razón".
Sábado, 25 de agosto. (...) Hoy se habla de Sabato, de su grotesca actuación en una audición de radio, en la que pierde los estribos. Convenimos en que podríamos juntar firmas para un petitorio de los amigos de Sabato, para que le apliquen un puntapié de atrás.
1957
Jueves, 15 de agosto. Borges me llama por teléfono. Me dice: "En Azul y Blanco me atacan todos los días, en una suerte de folletín. ¿A que no sabés quién salió a defenderme? ¡Sabato! Qué porquería. Cualquier cosa, con tal de no quedarse quieto. Cómo no se da cuenta de que parece un payaso. Ahora aparece con careta. Se saca la careta y vemos que es Sabato. Ahora aparece de buzo. Se saca la escafandra y vemos que es Sabato. No aspira a ser majestuoso ni a mostrar una noble indiferencia.
Miércoles, 18 de setiembre. Comen en casa Bores y Peyrou. Cuenta Borges que Sabato se encontró con alguna amiga que llegaba de Europa y le preguntó cómo se comentaba en Europa el "asunto Sabato". La amiga le aseguró que no se comentaba. Sabato le explicó que ella no había frecuentado los círculos literarios: en éstos no se comentaba otra cosa. (...) BORGES: "(...) en el (deseo) de Sabato se advierte la influencia de ua estúpida obsesión por la propia literatura". No sé por qué le interesa tanto Sabato.
Sábado, 21 de diciembre. (...) Recibió una carta de Sabato, en que éste le pedía que colaborara en una encicloedia y le aseguraba que a veces llevado por la pasión política uno dice cosas que no piensa. Casi emocionado, Borges estuvo a punto de ir a darle un abrazo. Se encontró antes con Clemente, quien le dio una carta que había llegado a la Biblioteca; en esa carta el director de una revista colombiana ofrecía sus páginas a Borges para que éste refutara un artículo de Sabato. BORGES: "Te das cuenta. Parece loco. Con una mano escribe contra mí y con otra me escribe una carta amistosa. Además, ¿qué puede importar en Colombia su polémica conmigo? Yo mismo no recuerdo por qué empezó y no creo que sea muy interesante". BIOY: "Que falta de pereza". BORGES: "Es como un chismoso. Escribir sobre esa polémica no le cuesta nada. Le cuesta no escribir.
Y sigue... pero ya creo que puse un buen panorama.

viernes, 7 de enero de 2011

LADY GAGA, MADONNA Y EL HIPERCONSUMISMO VOGUE




"En términos de Georges Bataille, el egoísmo de Madonna la vuelve servil antes que soberana. Hay una extenuación severa, aeróbica, casi protestante, en el espectáculo de Madonna, y mientras que su recompensa es obviamente el disfrute narcisista de su propia imagen, es difícil ver qué le queda al público". (Simon Reynolds)


La canción/video Vogue (1990) de Madonna fue una de las declaraciones definitivas acerca de su cosmovisión del mundo.

Madonna tiene una gran destreza para apropiarse de ideas subculturales, como ser el culto gay negro del vogueing, y volverlas mainstream para el consumo de masas. Es una suerte de "cualquiera puede hacerlo" del punk combinado con la ideología Reagan/Bush de los noventa.

En un filme de Jennie Livingston titulado Paris is burning -editado en 1990 pero filmado tres años antes- se retrata la subcultura vogueing: se trata de un documental sobre las vidas de travestis y transexuales negros e hispanos en Nueva York, que compiten en bailes, desfiles y danzas. Marginados por partida doble por ser no sólo negros e hispanos sino también gays, los voguers imitan los valores y la imagen del mundo heterosexual del cual se sienten completamente excluidos. Uno de los personajes más conmovedores es un hispano llamado Venus Xtravagancia, que declara que su sueño es ser “una chica rica, blanca y consentida: ellas tienen todo lo que quieren cuando quieren, lindas cosas, lindas ropas, y no deben luchar con sus cuentas”.

Aquí tienen parte de su relato:

http://www.youtube.com/watch?v=5bxxk_xHYN0&feature=related


Las ideas de “lo femenino” de los vogueing eran totalmente reaccionarias: para ellos/ellas ser una auténtica mujer implicaba conocer las artes de la seducción, tener plata, el consumo ostentoso y la pasividad política. Una especie de Marianas Nannis/Wandas Naras pero con raíces absolutamente marginales. En algún sentido son, como bien nota Reynolds, una suerte de paradigmas del concepto de “hiperconformismo” de Jean Baudrillard: el lazo de retroalimentación que tiene lugar cuando personas reales simulan las representaciones de los medios.

Todos estos movimientos, incluida Madonna en su momento y Lady Gaga hoy, son herederos de lo que en los ochenta y noventa se llamó posfeminismo:

En algún sentido, el posfeminismo es al feminismo lo que el posmodernismo al modernismo. El posfeminismo se extendió, frecuentemente, como un movimiento irónicamente hostil al feminismo de décadas pasadas: consideraban que el exceso de campañas feministas “antimasculinas” no tenían sentido en una época donde las mujeres habían conquistado el derecho al voto y leyes más igualitarias, así como puestos de mayor poder.

En cierto modo, una consecuencia no prevista de estos movimientos fue que las minorías han transformado términos peyorativos o descalificadores en insignias de orgullo. Por caso: los homosexuales usan el término “puto” (queer) o “tortilleras” (dyke) en el lenguaje coloquial. Entre nosotros está el fenómeno de la cumbia villera, que sería más o menos el equivalente de los raperos gangsta de yanquilandia diciendo “negro” (nigga) como saludo fraterno. Así como muchos raperos estadounidenses desconciertan por igual a blancos liberales y a negros combativos exagerando los estereotipos más negativos de la delincuencia (como el caso del tema "cop killer" de Buddy Count), las artistas posfeministas han jugado con estereotipos como la vampiresa o la puta. Estas estrategias son armas de doble filo, pues dan lugar a complejos malentendidos.

Se trata de un desafío a las estrategias de asimilación e integración... una suerte de "no queremos ser iguales a vos, estamos orgullosos de ser quienes somos".


Madonna -y en esto Lady Gaga es una discípula aventajada- asimila estrategias de la estética drag queen, camp y vogueing y las transforma en marketing de masas.


La música de artistas/fascistas de la imagen como Madonna o Lady Gaga, tiene una falta de textura real y swing que no se sostendría por sí misma como lo hace gracias al apoyo extraordinariamente importante de los elementos visuales y publicitarios. Las tres fueron/son estrellas perfectas de la era MTV, privilegiando el ojo muy por encima del oído. Para ser franco, a mí me gustan muchos temas de Madonna, quien a mi juicio es una artista con más sustento y erotismo que Lady Gaga.

Está claro que la música -y tanto más si hablamos de pop- hace rato que dejó de ser solamente el arte de combinar silencios, sonidos y algo para decir: también es arte de tapa, videoclips, lírica, puesta en escena, ingeniería de sonido; pero esto que digo sobre la música de Lady Gaga o Madonna no me parece aplicable al caso de un artista como David Bowie, por poner un ejemplo de artista "visual" que tiene fuerte vinculaciones con la moda. También está el caso muy destacable de artistas que hacen del videoclip una auténtica forma de arte, como Tool u OK Go.

Los pobres saben, dolorosamente, que "la plata no se hace trabajando". Y mejor aún que los pobres, lo saben los ricos de nacimiento. El problema de los pobres es que no tienen una moralidad propia, creada por ellos, para hacerla valer por sobre el resto de la sociedad. El ascetismo siempre fue una opción para los más o menos ricos, no para los pobres (igual que los movimientos anti-consumo). Los filósofos ponderaron el ascetismo cuando lo vieron como un signo de merecimiento. Como en la historia de la filosofía predominó el idealismo, más que el materialismo, el problema de la felicidad se redujo al merecimiento: ¿por qué el hombre injusto es más feliz que el justo?, preguntó Platón. Los tiempos felices -dicho con la sinceridad brutal de Hegel- son "las páginas vacías de la historia". (Silvia Schwarzböck)

jueves, 6 de enero de 2011

CORTÁZAR CONTRA SÁBATO


Carta a su editor Francisco "Paco" Porrúa, París, 5 de enero de 1962

“... En el último término creo que habría que hacer hincapié en los aspectos digamos axiológicos del libro: la continua y exasperada denuncia de la inautenticidad de las vidas humanas (soliloquio de Oliveira en el cap 48. por ejemplo), y también (((((cosa importantísima en la Argentina))))), la ironía, la irrisión, la auto tomada de pelo cada vez que el autor o los personajes caen en la "seriedad" filosófica. Después de SOBRE HÉROES Y TUMBAS, vos comprendés que lo menos que podemos hacer por la Argentina es denunciar a gritos esa "seriedad" de pelotudos ontológicos que pretenden nuestros escritores”.


En la misma carta, Cortázar valora positivamente que le hayan hecho llegar la versión castellana de Ferdydurke de Gombrowicz. Justamente, un libro para nada "serio" y "sabatiano/unamuniano/sentimiento trágico de la vida". Más allá de que Sábato era amigo personal de Gombrowicz y Cortázar no.


Carta Paco Porrúa, París, 19 de mayo de 1962

“En el viaje, Aurora y yo apechugamos y nos leímos la novela de Sábato. Mi impresión es que el hombre esta completamente piantado. Le ha salido una especie de folletín, pero sin el interés de un buen Poson du Terrail. Me asombra que una punta de amigos porteños me haya dicho que se trataba de "un libro importante”. La importancia en la Argentina se esta poniendo irrespirable”.

En una posdata a Paco Purrúa en mayo del 63 le dice:

“Espero que Sábato y los demás presos hayan recobrado la libertad. Aquí no se sabe nada de lo que pasa”.

A Antón Arrufat, París, 10 de enero de 1964

"Me llegaron los últimos dos números de la revista. Esta muy bien, me gusta mucho. Si yo fuera ensayista, me sentaría a la máquina a contestarle como se merece don Ernesto Sábato, cuyo artículo sobre Borges es bastante absurdo. Pero esta muy bien que se haya publicado, porque a lo mejor algún otro se lo contesta, y además en América hay que provocar las buenas polémicas”.
Digresión: personalmente, me parece muchísimo mejor un libro como El factor Borges de Alan Pauls que todo lo que Sábato dijo sobre él... por lo general medio pavo. Pero bué, cada uno tendrá sus gustos.

Al director de cine Manuel Antín, París, 24 de enero de 1964

“Me divertí mucho con la frase de Mujica Lainez sobre el libro que le hubiera gustado escribir a Sábato. Me divertí porque en realidad debe ser cierto”.

A Tomás Eloy Martínez, París, 15 de noviembre de 1964

"Sí, sé que Manuel ha terminado la película (La cifra impar). Me promete fotos y noticias, que espero con mucho interés. En cuanto a la divertida referencia que me hace usted a los "escritores lastimados", era previsible y estimulante. No puede haber cronopios sino hay famas, es la dialéctica de la especie. Ojalá los amigos de Sábato junten muchísimas firmas, llenas de vistosas rúbricas, y le hagan grandes banquetes de desagravio. Quiero pensar que él no tiene nada que ver con eso. Y además para repetir una frase que usted me ha oído con frecuencia, qu'est-ce que je m'en fout de tout cela...(que poco me importa todo eso)".

A Paco Purrúa, París, 27 de febrero de 1965

"Pido humildemente perdón por lo de HAM, pero los inventores somos así, unos distraídos. Como dicen que una palabra trae otra, HAM me trae ahora a Sábato, que ha andado por aquí desparramando ingenio en mesas redondas y conferencias; los que fueron dicen que eran excelentes, y no lo dudo porque el muchacho sabe exponer y tienen bien despejadas las circunvoluciones (...)
Volviendo a Sábato -que no me llamó, cosa que le agradezco pues poco creo que tenemos que decirnos los dos- me llegó una invitación de Nerio Rojas para que participara en una mesa redonda sobre la literatura argentina , a la que asistirían el pibe Ernesto, Bayón, etc. Contesté muy educadamente que lo que en realidad necesitaba la literatura argentina era una cama y no una mesa redonda, opinión que me valió un cavernoso silencio del célebre psiquiatra..."

A Francisco Porrúa, Saignon, 10 de mayo de 1966

“La otra noche me contó en París Mario Benedetti que el pibe Ernesto había dicho que yo tenía un estilo femenino que le recordaba a Katherine Mansfield. Si fuera cierto (lo de tener un estilo semejante) yo lo consideraría un elogio; pero ya se sabe que allá, junto al río inmóvil, hay que escribir como macho, che, o no valés nada. Pensar que si el pibe Ernesto llegara alguna vez a escribir una sola paginita como Simone de Beauvoir o Christiane Rochefort, estaría salvado para la literatura… Es divertido pensar que estos puntos se exasperan porque no les queda más remedio que boxear contra la sombra, con alguien que no les contesta y de cuando en cuando les larga un librito con paracaídas. Pero estoy gastando demasiado la cinta de máquina con cosas que no valen ni la mención.

A Patricia y Mario Vargas Llosa, Londres, marzo de 1970


"Y ahora, Mario, un detalle que prueba el genio de los escritores argentinos (si fuera necesario probarlo todavía, después de Sábato y Mallea)... ."


Carta a Jean L. Andreu, París, 25 de mayo de 1973 (¡Oíd, mortales, el grito sagrado…!)

“Me dio un poco de pena comprobar en Buenos Aires hasta que punto los “pensadores” tipo Viñas, Sábato, etc., son olímpicamente ignorados por gente que está en otra cosa más inmediata e importante.”

Carta a Ángel Rama, París, 29 de enero de 1982

“La discusión con Liliana Heker me deja mal gusto en la boca, como por lo demás todas las polémicas. Tanta mala fe acaba por quitarte las ganas de poner las cosas en claro, pero la verdad es que entre los escritores que siguen en la Argentina hay muchos que, por razones de mala conciencia o de puro resentimiento, multiplican sus ataques contra los exiliados. Una vez más, los argentinos prefieren dividirse en cualquier campo en vez de hacer un frente contra el único enemigo que hay que combatir. Y ahora que les regalan (casi no hay otra palabra) un poco más de libertad, empiezan a sacar pecho y hasta dedicarles, algunos de ellos, sus nuevos libros a Walsh, a Paco Urondo o a Haroldo Conti, por quienes no hicieron un carajo cuando había que hacerlo. (Conste que no le pido heroísmo a nadie, empezando por mí mismo, pero hay límites para ciertas indecencias) Si no pudieron hacer nada antes, de acuerdo, puesto que aquello era un campo de muerte, pero que empiecen ahora a querer ser los patrones de la vereda, me parece repugnante en muchos casos que conozco. En otro terreno pienso en alguien como Sábato que ahora se pone al frente de un grupo de protesta por la cuestión de los desaparecidos, y que afirma con tanta frescura “que ya es tiempo de que en el extranjero se enteren de los que pasó en la Argentina”. ¿Y qué han hecho decenas y decenas de escritores y periodistas exiliados en estos años, sino denunciar diariamente en coloquios, diarios, radios y libros el drama argentino? Y me paro aquí porque me da asco seguir.