lunes, 3 de enero de 2011

CUANDO LLEGA EL DELIVERY DE EMPANADAS

TEXTO MUDADO ACÁ Y ACÁ

12 comentarios:

  1. Para decodificar un poco mejor, estan las "canastitas" que son como empanadas abiertas y se puede chusmear mas o menos que tienen adentro. Aunque a veces igual uno se puede confundir un cubo de ananá con uno de queso, y la experiencia es de lo mas desagradable. Y sino, hay una famosa casa de empanadas que les pone las iniciales pintadas, este me parece el método más inequívoco, aunque no son las más ricas.
    Lindo post, lástima empezar citando uno de Carolina Aguirre que a mi gusto es horrendo.

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  2. Jaja, no leí muchas cosas de Carolina Aguirre (ahí borré su nombre para no centrar la anécdota en ella).
    Me gustó la serie "Ciega a citas".. estaba bien hecha. De ahí miré su blog y me encontré con algo que dijo sobre las empanadas y traté de ver si yo mismo podía jugar ese juego. Me da la impresión de que a la gente la gusta leer blogs con ánecdotas cotidianas con las que se puede llegar a identificar... una lógica similar a la del humor "stand up". Me gusta mucho cómo se desenvuelve Geraldinho en ese terreno.
    Estoy jorobando un poco con eso porque a veces me aburre mi veta demasiado "intelectualoide"... hay lecturas que se vuelven muy complicadas para ponerlas en común con mis amigos. ¿Me explico?
    ¡Saludos!

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  3. Se explica perfectamente, la autoidentificación genera adhesiones, ahí están los millones de grupos de facebook que empiezan con "Yo también..." que no me dejan mentir.
    Y no era encesario que cambiaras tu post por mi humilde comentario, yo sólo daba mi opinión.
    PD/offtopic: De ciega a Citas leí el blog y, si bien es ágil y entretenido, la pedantería de la autora se cuela por todos lados. Espero que la serie haya sabido corregir eso.

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  4. Uh, tocaste un punto álgido. En el periodismo hay mucha pedantería, practicada por gente que realmente deja tantísimo que desear en cuanto a su capacidad de reflexión. Por otro lado, la soberbia puede servir para hacerse un lugar en un mundo y un continente donde es muy difícil vivir de lo que se escribe.

    Recuerdo aquello que decía Borges: “mi meta es el olvido, y he llegado antes”. Respecto del mundo de las letras, hay una entrevista que le hacen a Bolaño donde él dice algo que me parece muy interesante sobre el oficio de la literatura, al que califica de “bastante miserable”. Como si nos olvidáramos que todos estamos destinados a ser comida de gusanos.

    Lo cito in extenso:

    “Y allí hay una paradoja bestial, un equívoco bestial. Yo a veces –es decir– es un equívoco como si alguien ve a una persona muerta con cuatro balazos en la cabeza, diez balazos en la espalda y un cartel que dice: “te maté por tonto”, lo ve y dice: “uh, sufrió un accidente”. Es así el equívoco. ¿No sé cómo no se dan cuenta? El oficio de escribir es un oficio poblado de canallas –eso más o menos todo el mundo lo intuye– pero es que además está poblado de tontos, que no se dan cuenta de la fragilidad inmensa… De lo efímero que es. Es decir, yo puedo estar con veinte escritores de mi generación y todos están convencidos de que son buenísimos y que van a perdurar. Eso es una ignorancia –aparte de un acto de soberbia enorme– es de una ignorancia bestial. Porque se les puede preguntar: “a ver, si sabes, has leído o tienes una ligera idea de la historia de la literatura, ¿cuántos escritores latinoamericanos sobreviven de la década de 1870-1880? Nómbrame a veinte”. Y ya no te hablo de un país, te hablo de todo un continente”.

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  5. ¿Querés que te cuente mis experiencias empanadísticas o querés dialogar sobre tu infelicidad?.
    Bueno yo te contesto y vos decime después que querías decir con este post, si una de las dos cosas o las dos a la vez. O este es un post del estilo "Dime como eres con las empanadas y te diré quien eres".
    A priori me hiciste reir mucho.
    Tu post me hace acordar a Dogville. La protagonista intenta ayudar a todos, reconfortarlos y sentirse la arquitecta de la felicidad ajena. Esto nunca es gratuito, uno siempre espera ser reconfortado. Por eso ella, al ver que se abuzaban cada vez más decide irse y piensa en que su padre (del que ella huía)los matará a todos.
    ¿Quien es realmente?...Yo no creo que la buenuda. Porque la buenuda es necesariamente estúpida y/o vulnerable y dependiente (porque la dependencia nos convierte en esclavos).La jodida es para mí, la consecuencia natural.
    A modo de conclusión, lo que uno debe preguntarse al hacer cualquier acto bondadoso es si espera algo a cambio, de ser así antes de actuar hay que pensarlo dos veces porque terminar siendo sorete no es lo que se busca.

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  6. ojo con pelotta: Los ingredientes y la limpieza de cuarta

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  7. Jaja, hace mucho fui a Tandil, pero no conozco Pelotta. ¿Tan malas son che?
    Saludos

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  8. Ana: la santidad es una excepción que no está al alcance de casi nadie. Yo apenas me atrevería a distinguir entre el egoísmo malo y el bueno. Querer a alguien es tener ganas de ser causa de su alegría. Ese sería un "buen egoísmo". Y la corto porque ya me estoy yendo al joraca.
    Abrazo!

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  9. Antes de irme a dormir, permitime unas palabras sobre el tema, verdaderamente apasionante:

    He sido un compulsivo consumidor de empanadas durante muchos años, empanadas de diversos orígenes, rellenos, variedades, masas, precio y cualidades diversas: así y todo, hace relativamente poco descubrí gracias un acertado comentario que mi cultura empanadística no era tal: las incontables cantidades de empanadas engullidas, con todas sus sutilezas y variedad, no habían desarollado en mí un verdadero gusto por esa especialidad criolla. Nuevamente debo haber confundido el repetitivo acto de consumo con la auténtica aprehensión de las cualidades.

    Al día de hoy me encuentro algo alejado de las empanadas, por diversas circunstancias: los deliveries que me tienen a su alcance no elaboran productos que me den placer ni que se coloquen como una imagen fija en la mente al momento de dispararse el rayo del apetito. Eso aún teniendo en cuenta que tengo acá nomás a La Americana que, al menos en otro tiempo, supo hacer algunas de las mejores empanadas céntricas. Pero eso ya no es.

    Paso de Gourmet, Noble Repulgue, o demás variedades de empanada viajera: desprecio ese tipo de masa precongelada, las ambiciosas variedades al pedo, los rellenos ridículos, las formas curiosas: no me interesan esos inventos. Mucho menos comerme un bollito relleno que tiene escrito su relleno en la superficie, puaj.

    Debo confesar que al día de hoy me he vuelto algo intransigente en cuanto a empanadas: solo tolero masa criolla (blanquita, secona, dura), y en el ámbito capitalino, dame carne y/o jamón y queso, lo demás sobra, no lo necesito, ocupa espacio al pedo. A veces creo sentir que disfrutaría vivir en aquella Alemania del Este o en un ochentoso Uruguay, y disfrutar de la poca oferta y variedad; casi un paraíso para mí.

    De empanadas notables al día de hoy, permitime recomendar humildemente las de La Mezzeta, cerca de las cinco esquinas; y si andás por el barrio de Boedo no estaría mal probar alguna frita del Mirasol, aunque te salen un huevo. También, si algún día tenés la oportunidad, clavate un par de empanadas fritas de ricotta y panceta, olvidada variedad que malamente acepto.

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  10. Y antes de dejarme de molestar, y sin ganas de borrar todo lo superfluamente escrito arriba, una última acotación, esta sí en respuesta a tu propuesta inicial:

    - Yo no pido, no me rompan las pelotas. O pido lo que me parece correcto: 6 carne, 6 jamón y queso, o manéjenlo ustedes. Detesto llamar, casi tanto como bajar a recibir al de la motito.

    - No creo ser un buen tipo ni un prototípico buenudo, sino meramente un obsesivo-compulsivo real (no ficticio para hacerse el raro, como tantos otros falsos TOC que ahora abundan) que por lo tanto no tolera algunos tipos de quilombos o su promesa futura, por lo cual: te pongo la mesa, atiendo a las necesidades de los invitados; doy charla y sirvo bebidas mientras cocino; saco la comida a tiempo, con plato y guarnición juntos y calientes - pero para que no estén tan calientes al momento de servir aprovecho para retenerlos en la cocina mientras lavo los trastos utilizados para la preparación (y por supuesto no como tranquilo si la cocina está sucia); dejo las mejores porciones o piezas al alcance de los más queridos, cuando no hasta se las enchufo de una en el plato; como último; retiro los platos, cubiertos, servilletas y cambio los vasos grasientos; lavo todos los platos y demás mugre mientras preparo el café; y así podría seguir enurmerando ritos.

    Creo que si soy servicial lo soy sólo con aquellos a los que quiero, que son -como bien se apunta arriba- aquellos a quienes me interesa ver felices. Lo cual no quita que "el servicio" sea parejo para todos los presentes, aunque con beneficios adicionales para algunos. Tampoco soy abnegado, ojo, que mientras cocino me voy clavando lo mío: derecho de quien sirve.

    Por cierto, como se puede deducir de lo expuesto, el delivery viene flojo en casa: desde que me mudé y perdí a la fonda de al lado (que no era delivery, sino de esas de "ir a buscar" con el propio recipiente, ¡que maravilla!) no me tienta pedir un carajo, no me gusta casi nada, todo es obscenamente caro y berreta, y siempre puedo salir al paso con dos o tres artilugios. Y conste que no tengo ni quiero tener freezer, esa aberración cómplice del microondas atroz: lo que se prepara en casa se compra en el día, y a otra cosa: si no me acuerdo, me jodo. Y está bien que así sea.

    En fin, no creo haber aportado mucho, pero si haber ocupado un enorme espacio: sepa disculpar.

    Saludos,

    PZ

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  11. ¡Comente señor Pablo, es más que bienvenido!!

    Abrazo de gol de Boca campeón!

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