miércoles, 4 de julio de 2012

KAFKA: ÉRASE UN BUITRE A UNA NARIZ PEGADO

Hay autores que nos hacen sentir que la lectura es una de las formas de la felicidad: no es el caso de Kafka. 


Hay obras en las cuales el acontecimiento, si está bien narrado - con ese arte de parecer sin arte que es tan necesario al estilo- le parece natural al lector. Pero hay otras, que son más raras, en las que es el personaje quien encuentra natural lo que le sucede, mientras que el lector se queda un poco perplejo, con cierta sensación de incertidumbre, de comprensión falsa. Eso es lo que hace que muchos hayan comparado las narraciones kafkianas con sórdidas pesadillas, aunque escritas en un estilo límpido y claro.


Y es que, al decir de Hanna Arendt: “el alemán de Kafka es a la infinita variedad de estilos lingüísticos posibles, lo mismo que el agua a la infinita variedad de posibles bebidas”. Su modo transparente y natural de redactar acontecimientos atroces, hace que la sensación de horror se incremente.


Cuando miramos alguna escena de películas como Chuky, el muñeco diabólico, tenemos ganas de gritarle al protagonista, que está en peligro mortal: “¡loco, encajále una patada a ese muñeco de mierda, que vuela con cuchillo y todo! ¡No te quedes acostado que te va a matar!”. Pero claro, es una especie de pesadilla y en las pesadillas somos impotentes; queremos huir y nos tropezamos, o permanecemos en el mismo lugar, sin importar cuántos pasos hayamos dado. La diferencia entre Kafka y Chuky es que, en Kafka, el protagonista suele aceptar su destino casi sin oponer resistencia.


Según Borges, el Bartleby de Hermann Melville prefigura a Kafka: el protagonista es un hombre oscuro que, en determinado momento, se niega tenazmente a la acción, bajo el pretexto de que “preferiría no hacerlo”.


Si leen las Cartas de Kafka a Felice Bauer, notarán que el tipo era muy parecido a su obra; veía imposibilidades por todos lados: imposibilidad de casarse, imposibilidad de no casarse, imposibilidad de vivir de la literatura, imposibilidad, imposibilidad…

- "¿Flaco, vos pretendés descubrir el agua caliente? Eso que estás diciendo lo sabe hasta Luis Majul".

-  "Está bien, tenés razón. Te dejo para que leas El buitre que está buenísimo":

EL BUITRE (FRANZ KAFKA)

Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias; ahora picoteaba ya directamente los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía su obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.

-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé retorcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara.

Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.

-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.

-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted del asunto?

-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?

-No sé –le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.

-Bueno –dijo el señor-, voy a apurarme.

El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. 

Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente.

Al caer de espaldas sentí, como una liberación, que él bebía implacablemente la sangre que llenaba todas mis profundidades y desbordaba todas las orillas.

4 comentarios:

  1. La inminencia de una revelación que jamás se produce, diría el maestro ciego.

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  2. Es buenísima esa frase... creo que era la definición de "hecho estético". Muy bien ahí Cine, siempre con las citas justas!!
    Abrazo!

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  3. Es la definición borgesiana de hecho artístico. Y la mía del tipo de "periodismo" que hace la revista Noticias.

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  4. Jaja, ¡qué productos de mierda suele tener Perfil! Tendrían que sincerarse definitivamente, abandonar el periodismo y dedicarse a la industria pornográfica. Sería más honesto de su parte.
    A propósito: los comentaristas de Perfil, si no son lo peor que existe en el país, deben pegar en el palo.

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