sábado, 22 de diciembre de 2012

EL HUMITO DE LOST: ¿ERA EN REALIDAD CARUSO LOMBARDI?

Ya voy por el octavo capítulo de la sexta temporada de Lost, y me siento como Richard Alpert tras la muerte de Jacob: uno de esos trapos húmedos con los que se limpian cosas sucias y que, dejados en la ventana para secar, se olvidan, retorcidos, sobre el parapeto que manchan lentamente.

Esta serie me está matando. Se está yendo todo al descenso y el humo de Caruso no alcanza.

Hace pocos meses que la empecé a ver: ergo, no tengo con quién hablar, ni puedo ir como un nerd infradotado a ningún  foro a especular sobre el significado de las incógnitas que no dejan de abrirse ni debatir sobre a quién ama realmente Kate ni ni Marshall (?). ¡Viejo, me están haciendo perder el tiempo y no puedo dejar la serie sin terminar!

En la sexta temporada Jack se peina para el coté -y la pone todavía menos que en las anteriores-; hay un ponja pelilargo, Sayd está cada vez más pelotudo, Kate sigue rastreando y no garcha con nadie. La rubia Claire está terrible pero tiene el pelo más pajoso que una escoba, está demasiado sucia, un poco loca y cada vez actúa peor. 

Bernard and Rose siguen siendo, como siempre, el empalagoso ananá  que afea cualquier sámbuche de jamón y queso. Lo único que les faltaría sería tener un perrito pequinés al que le agarra fiebre, es tratado por Jack y finalmente muere, para posteriormente ser enterrado en un funeral improvisado en la playa, ante el llanto desconsolado de Hurley.

No, no quiero nada.

Ya dije que no quiero nada.

¡No me vengan con conclusiones!
La única conclusión es morir.

¡No me vengan con estéticas!
¡No me hablen de moral!
¡Aparten de aquí la metafísica!
No me pregonen sistemas completos, no me alineen conquistas
De las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las ciencias!)
¡De las ciencias, de las artes, de la civilización moderna!

¿Qué mal hice a todos los dioses?

¡Si poseen la verdad, guárdensela!

Soy un técnico, pero tengo técnica sólo dentro de la técnica.
Fuera de eso soy loco, con todo el derecho a serlo.
Con todo el derecho a serlo, ¿oyeron?

¡No me fastidien, por amor de Dios!

¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributable?
¿Me querían lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuese otra persona, les daría a todos gusto.
¡Así, como soy, tengan paciencia!
¡Váyanse al diablo sin mí,
O déjenme que me vaya al diablo solo!

¿Para qué hemos de ir juntos?
¡No me toquen en el brazo!
No me gusta que me toquen en el brazo. Quiero estar solo,
¡Ya dije que soy un solitario!
¡Ah, que fastidio querer que sea de la compañía!

Oh cielo azul —el mismo de mi infancia—,
¡Eterna verdad vacía y perfecta!
¡Oh suave Tajo ancestral y mudo,
Pequeña verdad donde el cielo se refleja!
¡Oh amargura revisitada, Lost de antaño y Lost de hoy! 
¡Nada me das, nada me quitas, nada eres que yo me sienta!

¡Déjenme en Paz! No tardo, yo nunca tardo...
¡Y mientras tarda el Abismo y el Silencio quiero estar solo!

Hasta siempre Lost, ¡¡fuiste un gran amor!! Pero sigo por inercia.

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