jueves, 10 de noviembre de 2011

THE PUNISHER (OF THE SPECTATORS)


Si te gusta aplastar helados con la frente, “El Castigador” (The Punisher) te va a resultar una buena película.


El argumento se centra en las desventuras de Frank Castle -corporizado por Thomas Jane- , quien viene a ser un ex agente del FBI: el tipo es fachero, habla  seis idiomas, entiende perfectamente “La fenomenología del espíritu” de Hegel, juega al tiki taka durante cinco minutos sin golpearse el brazo, explica matemática mucho mejor que Paenza, tiene desborde y centro atrás, define con ambas piernas, sabe de plomería, su suegra lo adora, etc.

Luego de cumplir con éxito su última misión, Frank se retira y decide mudarse con su familia a Londres, no sin antes disfrutar de unas vacaciones en las playas de Puerto Rico. 


El tema es que en la misión que realizó como agente encubierto, los canas matan al hijo de un mafioso. El mafioso no persigue a los canas, sino a Frank (?), y decide matarle a toda su familia.

Y guarda que cuando digo a TODA su familia, me refiero a TODA su familia, porque en Puerto Rico estaba el padre, la madre, el cuñado, la tortuga, el gato y hasta la play 3 del nene… 


Al estallar la balacera, su hijo y su mujer se esconden hasta que logran correr hacia una camioneta; los malos los comienzan a perseguir. Frank los ve, se sube a una moto y persigue a quienes persiguen a su familia. 


Lamentablemente para nosotros y para Frank, no llega a salvarlos sino a verlos morir en un muelle, donde trataban de rajar subiendo a un yate. Malos cagan a trompadas a Frank, le aplican tres corchazos y una explosión que lo hace volar hasta el mar. Malos dan por muerto a Frank y negro que iba en bote con una cara de nabo que raja la tierra pasa poco después y le salva la vida.


Nuestro héroe se recupera, saluda al negro y, antes de irse, agarra una camiseta negra con una calavera blanca que estaba sobre la arena. La remera -que había sido una suerte de regalo de su hijo- se convierte en el símbolo con el cual, más adelante, mutilará y eliminará a sus enemigos.

Frank vuelve a su país y se instala en un edificio medio derruido donde tiene de vecinos a una rubia que está tremenda (Rebecca Romijn) y a dos nabos que viven juntos, uno más lúsa que el otro. El mafioso averigua donde vive y le manda un goma para que lo mate, quien a duras penas termina siendo ultimado por el gran Frank.

Al poco tiempo la rubia y los dos loosers le hacen una cena, a la que Frank asiste medio de mala gana: termina la cena y lo dejan solo con la rubia.

La mina se le acerca con cara de “besemonós buácho” y le sugiere que a veces uno debe olvidar para seguir adelante.

Chamigos: se trata de una mina que si te habla te meás, y si te tira los galgos te largás a llorar de la alegría. Pero no, Frank le dice: “no soy lo que estás buscando”... En fin, cada uno hace el duelo como puede.

Luego de cortarle los flecos a la rubia, Frank se retira a beber alcohol en solitario. Pero no puede, porque golpean la puerta y aparece un ruso que mide 2 metros -capaz de cagar a trompadas a media hinchada de Chacarita- y le da un puñetazo en la cara. Pelean y Frank se las arregla para vencerlo.

Y luego tiros, patadas, explosiones, muere un mafioso, otro mafioso, otro de más allá, estalla una vivienda, y así sucesivamente se prenden fuego: Grondona, Bilardo, Al Capone, Travolta, Magnetto, el hijo de Travolta, la mujer de Travolta, el mejor amigo de Travolta, Uma Thurman, Tarantino y Bruce Willis.

Y es que Frank no busca venganza... porque es:


EL CASTIGADOR.

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