martes, 20 de marzo de 2012

MESSI NO NECESITA GANAR UN MUNDIAL PARA ESTAR ENTRE LOS MEJORES DE TODOS LOS TIEMPOS


Antes que nada: Maradona en la selección y Riquelme en Boca, han sido los dos futbolistas que más emociones me han dado. Dicho esto, empiezo con mi posteo/catarsis:

No quiero ni pensar en las toneladas de insultos que serán dirigidos a Messi si la Argentina –en caso de clasificar- no llega a hacer un buen papel en el mundial de Brasil 2014. Las burlas, la envidia y el resentimiento de madridistas, mexicanos, brasileños y partidarios de la iglesia maradoniana, seguramente se harán sentir. De más está decir que si llegamos a salir campeones en tierras cariocas, la idolatría de los argentinos por “La Pulga” será infinita.

Hoy por hoy, nuestra selección no es la principal candidata, dado que España y Alemania están jugando mucho mejor fútbol que nosotros, y Brasil es Brasil y encima será local. Creo que Sabella apunta a armar una estructura similar a la de Carlos Bilardo en 1986: una defensa sólida, varios picapiedras y Messi para resolver casi todos los problemas arriba.

Deberíamos tener en cuenta que la historia no se repite, ni como tragedia ni como farsa ni como nada: un presente constantemente renovado rescribe una y otra vez el pasado. ¿Dónde quedó el respeto de España por su "tradición futbolística"? Gracias a la escuela del Barcelona, los españoles se decidieron a abandonar “la furia” para ganar un mundial y una Copa de Europa.

Acerca de la estupidez de la frase “para ser el mejor, hay que ganar un mundial”:

En mi opinión, el valor de un mundial es más simbólico que futbolístico. ¿O alguien cree que Salvatore “Toto” Schilaci está entre los mejores delanteros de la historia? Sin embargo, el siciliano ganó la bota de oro en Italia 90’. ¿Quién recuerda a Oleg Salenko, máximo goleador de Estados Unidos 1994 junto a Hristo Stoichkov?

¿Qué tanto más competitivo puede ser un mundial, lleno de selecciones mediocres que ocupan lugar en nombre del negocio globalizado, que la Champions League? Dentro de poco se ampliará el cupo a 100 selecciones, para que participe Islas Feroe, a ver si logra aumentar la venta de productos Nike y Adidas en ese país.

Alfredo Di Stéfano, Teófilo Cubilla, Marco Van Basten, Gullit, Johan Cruyff, Toninho Cerezo, Zico, Sócrates, Bergkamp, Eusebio, Ryan Giggs, Sívori, Moreno, Muñoz, Pedernera, Labruna, Lousteau y tantos y tantos otros futbolistas destacados, por diversas razones, jamás han ganado un mundial.

Santiago Solari, un ex futbolista que analiza muy bien al deporte más hermoso del mundo, dijo que "las comparaciones, las clasificaciones, las generalizaciones, son siempre inexactas y tienden a evitar todos los matices. No me gustan. Yo diría que Messi, con lo joven que es, es ya tan grande como Maradona a nivel futbolístico. Luego viene la mística, el tema de cómo se contempla la historia, etc. Para comparar todo eso tendremos que esperar muchos años".

Este chico Lionel es tan extraordinario que, cuando no hace tres goles y/o entrega dos asistencias, creemos que jugó mal; nos malacostumbró, hizo que confundiésemos lo casi-imposible con lo normal o lo cotidiano.

Hoy Messi le hizo tres goles al Granada, y a sus 24 años se transformó en el máximo goleador histórico del Barcelona, con 234 goles. El típico argentino-maradoniano, sin haber visto un solo partido del equipo rival, seguramente dirá: “al Granada le hace goles, pero a Bolivia no le hizo ninguno”, y así. No se puede conformar al talibán maradoniano/anti-Messi: si le hace tres goles a Suiza le pide goles a Brasil, si le hace goles a Brasil pide que los haga en un mundial, si se lo hace en un mundial pide que los haga en semifinales, y así.

Finalizo el post citando un artículo de Santiago Solari, que resume bastante bien lo que pienso:

Encerradas en sus prejuicios, en todas las épocas han existido personas que se resisten a aceptar lo evidente. Debieron pasar muchos años, incluso siglos, desde que Copérnico diera a conocer su teoría heliocéntrica en 1543 hasta que todos se convencieron de que la Tierra no era el centro del universo. Hasta hace poco tiempo, algunos todavía pensaban que afirmar que el hombre comparte antepasados con el chimpancé no era más que una herejía darwinista. Vista esta tendencia humana a recelar de lo que tiene delante de sus propios ojos, quizá debamos absolver a esos argentinos que el miércoles pasado descubrieron a Messi.

Se requirió que le hiciera tres goles a Suiza para que no pocos expresaran esta afirmación: “Ahora sí vimos al Messi del Barca”. Hay un sector del público y la prensa argentina que no aspira a ver a Messi, sino al Barcelona con la camiseta argentina: juzga y razona los partidos de Messi no por lo que realmente son, en su contexto, sino a través de una comparación improbable.

Es, de por sí, extraordinario sostener la regularidad de genio que se le exige para estar a la altura de lo que se espera de él en cada partido con el Barcelona. Sacarlo de su hábitat natural, rodearlo de otros futbolistas y otro entrenador y esperar la misma regularidad en su desempeño, como si se tratara de un jugador de ping-pong o de un ajedrecista, es solo un ejercicio optimista de la imaginación. Cargarlo luego con las expectativas de un país y señalarlo si el equipo no gana o tildarlo de desapasionado si desentona cuando canta el himno es fruto de la inmadurez de quienes viven esperando la llegada de un líder salvador que ponga nuestra desmesurada ilusión en sus espaldas y nos eleve, como por arte de magia, él solo, hasta la Copa del Mundo.

No ayuda a madurar nuestra mirada la repetición de un mito popular muy argentino: “Maradona ganó solo el Mundial de 1986”. Sobra decir que Diego fue el elemento mágico de desequilibrio de aquel equipo de Bilardo, pero Ruggeri, Giusti, Batista, Valdano, Burruchaga y Brown, todos con pasta de líderes, formaban la base de un grupo de muy buenos futbolistas con un enorme carácter competitivo. El deseo argentino, entonces, no sería solamente que Messi sea en el próximo Mundial el Maradona del 86, sino que esté a la altura de nuestra fábula idealizada sobre el Maradona del 86.

En los juicios sobre Messi pesan también los éxitos del Barcelona. Como si su presencia en la selección debiera contagiar a todos el fútbol que juega su club, se siguen sus movimientos como si le rodearan Xavi, Iniesta y Alves. Esto sucede incluso siendo Messi un talento integral. Podemos pensar en otros grandes futbolistas que, según el estilo de juego de un equipo, podrían no resultar tan útiles. ¿Para qué sería necesario Xavi en un equipo muy defensivo, contragolpeador y desinteresado en la posesión? o, por poner un ejemplo más a mano, ¿cómo encajó Ibrahimovic en un esquema coral, asociativo, de posesión y presión coordinadas donde muchos movimientos estaban supeditados a los de otra figura? Sin embargo, Messi, dominador de todas las facetas del juego, incluso en las antípodas de su contexto ideal seguiría siendo un futbolista indispensable en cualquier estilo y con cualquier esquema.

Si no podemos pretender verle con Argentina el altísimo nivel de regularidad que le vemos en el Barcelona es porque Messi es extremadamente preciso, veloz y profundo. El Barcelona actual interpreta y apoya eficazmente esa velocidad con precisión. Tiene el diseño del juego y los jugadores ideales para exprimir su talento. Le crea las mejores condiciones para entrar en juego con el menor gasto de energía, sin tener que hacer grandes e innecesarios desplazamientos en el desmarque, y luego aprovecha al máximo su capacidad de desequilibrio y de gol.

No se trata solo de que Messi creció jugando así y encaja a la perfección en el aceitado sistema del Barcelona. En estos años, Guardiola también ha ido amoldando el sistema a Messi. Argentina intentará rodearlo con inteligencia. Deberá arriesgarse en la velocidad de ejecución y acelerar la circulación para lograr liberarlo y ganar profundidad para tenerlo cerca del arco y aprovechar su contundencia. Lo que no debe hacer es pretender que lo haga solo.

10 comentarios:

  1. Total, completa y absolutamente de acuerdo.

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  2. Rodrigo

    El (profeta) Dr. Sócrates, poco antes de morir, anunció que iba a escribir una novela de fútbol. Estaba entusiasmado con la idea.
    En ella, Messi jugaría la final de la Copa 2014 en pleno Maracanã... y Argentina la ganaría, gracias a un gol de Leo.

    Yo lo escuché en la entrevista, lo dijo riendóse como lo hacía, con toda la cara, como un niño, feliz por la ironía mental, el suprasumo de lo menos deseado por un brasileño... Lo dijo leve, porque admiraba el fútbol que este chico de tan sólo 24 años, tiene.

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    Dr. Sócrates predijo su muerte, muchos años antes de ocurrir, en diciembre de 2011. Al ser preguntado como le gustaría morir, respondió que le gustaría que fuera en el día que su Corinthians saliera campeón, un domingo.

    Y así fue.

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    Rodrigo, no quiero soñar despierta, pero, ciertas señales me emocionan.

    ;)

    Un abrazo!

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  3. En mi opinion, esta en camino a transfromarse en el meor futbolista de todos los tiempos

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  4. Te comparto algo que escribi hace poquito.Aunque creo que el Mundial de futbol no es solo simbolico, si no que es dar examen en las condiciones de mayor exigencia, pienso como vos que no lo excluye eso de ser considerado uno de los tres mejores de la historia con Pelé y Diego, y aqui el orden lo da el simple gusto de cada uno.
    PD:Se me desconfiguro el teclado, te debo los acentos para cuando los encuentre.El Pelé fue Copy & Paste...
    http://sudakalaoradelrock.blogspot.com.ar/2012/03/el-arte-del-futbol-hoy-columnistas.html

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  5. Creo que el mundial es una de las competencias más duras que existe, hay mucha presión. Sería como en tenis ganar la Davis, salvando las distancias. Pero su valor simbólico es superior al futbolístico, en el sentido de que para mí, la champions league está al nivel del mundial, tranquilamente. Que un jugador argentino gane la champions es mucho menos importante, simbólicamente, que el mundial. La Argentina ganando la Davis es mucho más importante para los argentinos q el hecho de que un tenista argentino gane un Gran Slam.
    Tal vez no me expresé del todo bien.
    Saludos gente, gracias x psar

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  6. Anita, ¡ojalá podamos ser campeones! Está muy difícil la cuestión. Un solo jugador no alcanza si no hay un equipo. Pero todavía falta.
    Saludos

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  7. Te contradices. Primero tomas como referencia el mundial para indicar el cambio positivo que experimentó España, pero luego le restas importancia a la hora de apreciar a Messi. Adoro a Messi, disfruto de todo lo que hace en la cancha y sus goles contra el Mandrilismo me producen orgasmos futbolísticos (y sinceramente creo que puede ser campeón del mundo), pero pienso que si queremos compararlo, por ejemplo, con Pelé, el mundial mal que bien es la única referencia que tenemos. No sé, tal vez solo soy un sentimental, pero para mi el mundial es lo máximo; el Brasil y la Francia del 82, la Holanda del 74, el Brasil del 70,... fueron equipazos que sacudieron el universo futbolísitico gracias al mundial. Que ahora a los megaclubes les convenga acabarlo para cuidar sus inversiones es otra cosa.

    Un saludo, disfruto mucho de tu blog.

    Jorge

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  8. Tenés bastante razón Jorge. Si volviese a escribir el post aclararía mejor el asunto. Lo que quise decir es que, más allá del indudable desafío deportivo, para los argentinos el mundial tiene un valor afectivo y simbólico muy distinto que ver triunfar a Messi en el Barsa.

    Lo que rodea al mundial es mucho más importante a nivel simbólico, pero si nos atenemos sólo a los jugadores que integran el campeonato, no se ven mucho mejores jugadores que en una Champions League. A nivel de competencia deportiva, equipos como el Barcelona, Real Madrid, Bayer Munich, entre otros, son selecciones. España es, casi, el Barcelona sin Messi. El "nivel" del mundial no es muy superior a otras competencias en las cuales Messi destacó. Así como el nivel de la Copa Davis no es mayor que el de un Gran Slam. ¿Me explico? El nivel simbólico que tiene la Davis para un país es, INDUDABLEMENTE, superior.

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  9. Síntesis: el nivel de las competencias en las que se destacó Messi es muy similar al del mundial. Juzgar a un jugador por un campeonato que se juega cada cuatro años cuando el pibe se destaca jornada a jornada, es tremendamente injusto.
    Para mí, Van Basten no fue peor jugador por no haber triunfado en un mundial (sí lo hizo en una Copa de Europa). Si se hubiese destacado en un mundial, hubiese sido más famoso.
    La diferencia es que antes destacarse en un mundial era ser visto por cientos de miles de espectadores. Hoy eso ya no corre, porque gracias a los medios de comunicación, conocemos a los grandes jugadores por televisión, x youtube, etc. El mundial te hacía conocido, te daba fama, además de prestigio.

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  10. Si antes no triunfabas en un mundial, no te conocían a nivel mundial. Hoy eso ya no corre. El mundial te consagraba, valga la redundancia, a nivel mundial. Hoy eso no es tan así.

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