viernes, 29 de marzo de 2013

LA SELECCIÓN DE MESSI ESTÁ CERCA DEL MUNDIAL

Cuando la prensa resultadista y socia del negocio se hace eco del discurso nefasto de un tipo emblemático como Bilardo, quien dice que ganar no es lo importante sino “lo único”, se  fomenta el olvido del “cómo”. ¿Cuáles son los resultados de semejante olvido? Nada más y nada  menos que la “desculturización” del fútbol argentino: la hinchada deja de mirar el campo de juego y se enamora de sí misma, de las banderas, del "condimento", y sobre todo DEL RESULTADO. ¿Fue casualidad el bidón a Branco durante el mundial de Italia 90? 

Parece una locura, pero… ¡hay gente que alienta de espaldas al partido, mirando a la barrabrava mover los brazos y agitar banderas! 



En síntesis, nos perdemos del hecho lúdico, de  disfrutar a jugadores como éste:



Como dijera Borges, no sin cierta razón: “al hincha argentino no le gusta el fútbol, sino que su equipo gane”.


Para el periodista español Santiago Segurola, “nos hemos acostumbrado a mirar los partidos a través del ojo de los entrenadores, una raza cada vez menos sensible al deseo de los espectadores. Bilardo dijo un día que el partido perfecto es uno que acaba empatado a cero, porque de purita perfección no habría oportunidades frente a las porterías. Generalmente los partidos que satisfacen a los entrenadores no gustan a los espectadores”.


A mi juicio, los triunfos del Barcelona y de la selección española en los últimos años, han sido un soplo de aire fresco en medio de tanto tacticismo resultadista. Como bien ha dicho el mismo Segurola, parece mentira que una cultura católica como la italiana tenga tan poco "sentimiento de culpa" para ganar jugando tan pero tan feo. ¿Y somos muy distintos nosotros los argentinos? Imagino que habrá de todo, aunque creo que en algún momento tuvimos más pudor por el maltrato de la pelota.


En 2006, en cambio, el mundial terminó privilegiando, para delicia de un estúpido mercantilista como Fernando Niembro:


“(…) el ‘gattusismo’ como eje del fútbol. No es culpa de este centrocampista laborioso, inteligente fuera del campo, abnegado y solidario dentro. Gattuso es esencial porque los entrenadores no pueden vivir sin jugadores como él. Mueren por los gattusos. Lo excepcional es el Barsa y su escuela. Lo normal es Italia. Lo normal es la Francia del primer tiempo. Lejos de proponer una vía que coloque a Henry o Zidane en las condiciones favorables para aprovechar sus grandes condiciones, se les obliga a la pobreza”. (Santiago Segura, El triunfo de la nada, El País, 10 de julio de 2006).


Más allá de todas estas disquisiciones preliminares, tengo que decir que después del empate contra Bolivia en La Paz, y del triunfo por tres goles ante Venezuela, la selección de Sabella va tomando forma. Es verdad que Sabella contiene dentro de sí un germen “bilardista” y miedoso, pero sin embargo me cae bien, entre otras cosas porque es alguien lo suficientemente humilde como para modificar sus preconceptos. Hay que reconocer que, en contra de su gusto por los equipos "equilibrados", se animó a poner juntos en más de un partido a Agüero, Messi, Di María, Gago e Higuaín.


Hasta donde recuerdo, la selección mayor jamás perdió un partido formando del medio hacia adelante con el equipo “titular”: Gago, Mascherano, Di María; Messi, Higuaín y Agüero. ¿La defensa? La defensa hace rato que deja dudas, pero con tiempo, confianza y funcionamiento, se va a ir consolidando, aunque probablemente jamás consiga alejar los fantasmas del 0 a 4 contra Alemania de modo definitivo. Y es que el sistema defensivo no se reduce a tener buenos defensores, sino al funcionamiento colectivo. Tengo confianza en que de tantos partidos juntos, y juntándose un buen tiempo antes del mundial, podamos aumentar la cantidad y la calidad de la posesión de pelota, así como también el equilibrio defensivo, más que nada por las bandas.

Suena a frase hecha, pero no puedo menos que acordar con Sabella cuando sugiere que “el primer defensor es el delantero, y el primer atacante es el defensor”.

La única “derrota” con “los cuatro fantásticos” jugando desde el principio fue por penales contra Uruguay, aunque es cierto que éramos locales y a ellos le expulsaron un jugador.


Dos extravagancias: no sirve que el sistema recorte el talento individual, pero tampoco sirve el método de dejar al talento individual libre para que disimule la falta de preparación táctica. Me parece que con Sabella tenemos un técnico, y con Maradona y/o Batista nunca o casi nunca lo tuvimos. El talento individual y contagiar el “amor por la camiseta” no son suficientes para ganarle a los mejores: Alemania, España, Brasil, Italia…

Ojo, no defiendo la ingenuidad: sé que defender bien es indispensable, que en el fútbol actual es preciso correr, y todos los etcéteras que quieran, pero jamás hay olvidar el hecho lúdico ni el componente estético.

LAS DUDAS QUE GENERAN INCERTIDUMBRE

Las que todos sabemos: la formación “en rombo” –con Mascherano, Gago, Messi y Di María-, al perder la pelota, tiende a dejar mano a mano a nuestros laterales, que no son precisamente infalibles. Algo de eso se vio contra Chile de visitante, y contra Perú. Sin embargo, el tiempo de laburo y el conocimiento entre los jugadores, puede hacer que los defectos se disimulen y las virtudes se potencien.