En muchos comentarios, sobre todo de antikirchernistas y/o antiperonistas, he podido leer el uso del término "kakistas" o "kakistocracia". En nuestros días, la palabra "k" le agrega una nueva connotación al término, que sin embargo tiene varios años.
El vocablo "kakistocracia" es un neologismo utilizado por Jorge Luis García Venturini, en uno de sus artículos del diario La Prensa, publicación
que en muchos sentidos estaba a la derecha del diario La Nación. Al menos mi viejo me cuenta que La Prensa era todavía más reaccionario que el diario de la familia Mitre.
Post Scriptum: según me informan, el vocablo "kakistocracy" fue utilizado por James Russell Lowell en 1894. El politólogo italiano Michelangelo Bovero también solía usarla:
Anyway, lo cierto es que García Venturini fue uno de los ideólogos del golpe del 24 de marzo de 1976, y definió la "kakistocracia" como el "gobierno de los peores". El tipo no sólo fue procesista, sino que reivindicaba el accionar de la Revolución Libertadora, que bombardeó Plaza de mayo asesinando a cientos de personas.
Post Scriptum: según me informan, el vocablo "kakistocracy" fue utilizado por James Russell Lowell en 1894. El politólogo italiano Michelangelo Bovero también solía usarla:
Anyway, lo cierto es que García Venturini fue uno de los ideólogos del golpe del 24 de marzo de 1976, y definió la "kakistocracia" como el "gobierno de los peores". El tipo no sólo fue procesista, sino que reivindicaba el accionar de la Revolución Libertadora, que bombardeó Plaza de mayo asesinando a cientos de personas.
Este defensor de la ética creía que la kakistocracia -su referencia concreta era el peronismo- no sólo era un cáncer moral, sino también un atentado al "buen gusto":
“Porque la kakistocracia no sólo
es un atentado contra la ética –ya de suyo infinitamente grave- sino también
contra la estética, una falta de buen gusto”. (Jorge Luis García Venturini,
Politeia, Troquel, Buenos Aires, 1978, p. 319)
Transcribo el artículo de La Prensa, extraído del siguiente sitio:
Acerca de la “kakistocracia”,
Por Jorge Luis García Venturini
29 de marzo de 1975 - La Prensa
En un artículo anterior
procuramos reivindicar el término y el concepto de aristocracia, tan
menospreciado en nuestra época. Allí dimos las razones históricas y
conceptuales para mostrar que la democracia –para ser auténtica y no mera
palabra hueca o simple mecanismo electoral que diera el triunfo a la mitad más
uno- lejos de oponerse a aristocracia debía completarse e impregnar de su
espíritu; es decir, lejos de abjurar del gobierno de los mejores (aristocracia)
debía aspirar a ello, a riesgo de dejar de ser democracia.
También advertimos que parecería
existir una tendencia general (en todos los órdenes y no sólo en cuestión de
gobiernos) de buscar o de conformarse con los peores. Y de aquí, decíamos
también, resulta que a veces acceden al poder un conjunto de individuos que por
sus turbios antecedentes, por su frágil moral, por su ausente capacidad y otros
rasgos afines conforman “el gobierno de los peores”, y entonces se nos ocurrió
proponer para denominarlo el término kakistocracia.
Con posterioridad y no sin
satisfacción hemos visto que el término halló eco en distinguidos colaboradores
de esta página y en otras publicaciones y medios. Es que las palabras nacen y
se imponen cuando hay cosas que designar. Si el término en cuestión tuvo eco,
fue simplemente porque hacía falta!. Y precisamente por todo esto deseamos
hacer algunas reflexiones más al respecto.
Se nos ha dicho y hemos leído que
kakistocracia es sinónimo, o sería lo mismo, que chantocracia, vocablo formado
no sin cierta arbitrariedad, con una expresión del lunfardo porteño (chanta) y
una desinencia griega (kratía). Sin restarle toda validez a este término,
debemos señalar que no hay tal sinonimia, al menos en la intención que quisimos
darle a “kakistocracia”. El chanta es esencialmente un embaucador, un
embustero, un trepador, alguien que habla mucho sin decir nada; en rigor, un
macaneador, según el diccionario designa “al que no hace lo que dice” y “al que
hace mal alguna cosa”. El chanta, en el lunfardismo porteño, designa, pues, un
personaje nada recomendable, pero no demasiado perjudicial (a no ser por su
capacidad de confundir las cosas) y, en definitiva, diríamos, casi inocente.
En cambio, kakistos, en griego es
el superlativo de kakos. Kakos significa “malo”, y también, “sórdido”, “sucio”,
“vil”, “incapaz”, “innoble”, “perverso”, “nocivo”, “funesto”, y otras cosas
semejantes.
Luego si kakos es lo malo,
kakistos, superlativo, es lo más malo; es decir, lo peor. Plural de kakistos es
kakistoi; es decir, los peores. De ahí que se nos ocurriera kakistocracia:
gobierno de los peores.
Nos parece que surgen claras las
diferencias entre el “chanta” y el kakistos. Hay varios matices, pero sobre
todo hay un aspecto moral; el “chanta” puede ser –y frecuentemente lo es-
inocente; el kakistos, en el sentido empleado es absolutamente responsable y
culpable. Además, es el peor.
El significado profundo y real de
kakistocracia sólo se capta en contraposición con aristocracia. Además –que
designaba al “gobierno de los mejores” como aristocracia, e incluso circula
otro de más reciente gestación- mediocracia : ¿porqué no acuñar un vocablo que
designara no ya a los mediocres, sino decididamente a los peores?. ¿O es que
los peores no tienen acceso a los gobiernos?. Ignoramos que haya alguna ley
–escrita al menos- que lo impida. Y si esa ley existe, de hecho ha sido
violada.
Cuando un grupo o un pueblo cede
en su afán de promover a los mejores, entra indefectiblemente en un tobogán y
pasando por los mediocres termina en los peores. No estamos aquí cuestionando
formas de gobierno o modos de elegir gobernantes. Este es otro tema que quizá
abordemos en una próxima oportunidad. Se trata fundamentalmente de un espíritu,
de una inspiración, de una exigencia profunda de la conciencia individual y de
la conciencia colectiva. Se trata de tender hacia abajo –mera gravitación- o de
tender hacia arriba –afán de perfección-. Se trata de exigir y de exigirse
menos o de exigir y de exigirse más. Se trata, en fin, de ser rebaño o de
sentirse y actuar como persona humana. Porque la kakistocracia no sólo es un
atentado contra la ética –ya de suyo infinitamente grave- sino también contra
la estética, una falta de buen gusto.
Ese garcia venturini es un asco! Y el link q pusiste tmb da un poco de asquito.
ResponderEliminarSi no recuerdo mal, este personaje escribía semanalmente en la Gente de Chiche Gelblung, años 76-77-78 o algo así. Si no era Gente, era alguna otra inmundicia colaboracionista parecida. Decí que Gente también traía a Graciela Alfano o Moria Casán en tanga y nadie se molestaba en darle demasiada bola a este rezago del siglo XVIII.
ResponderEliminarInteresante artículo Don Desocupado, como es habitual en usted.
ResponderEliminarSaludos cordialísimos!!
Gracias por la información. No lo sabía.
ResponderEliminarNo hay de qué Sr Sudaca. No sabía Cine que podría haber laburado en Gente este tal Venturini, pero no me sorprende para nada. J. P. Feinmann lo nombra en algún pasaje de su libro "Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina". A propósito: no está mal el broli de Feinmann, más allá de que a veces no es muy riguroso, y su soberbia habitual lo hace erigir su propia persona como criterio de verdad.
ResponderEliminarSaludos!
PD: Gracias Flor.