Defendió a Von Hayek y Friedman, los ultraderechistas que respaldaron a Pinochet y fundaron la Sociedad Mont Pelerin que lo invitó a la Argentina. Pero dijo que él nunca apoyó a una dictadura. Una entrevista con Vargas Llosa sobre la economía, Lula, Cardoso, el Estado, los liberales, Sudamérica, Humala y Dostoievski.
Incorporo otra entrevista que le hizo Martín Kohan. Aclaro que no voy a juzgar a VLL como literato (todavía no he leído sus libros) sino como político, porque el debate que suscitó su presencia tuvo y tiene un caracter en gran medida político.
Me gustaría ir refutando muchas de las inexactitudes que expresó Vargas Llosa -una persona que discutiendo sobre política me parece un mero "panfletario"-, pero me llevaría bastante tiempo y no tendría demasiado sentido dado que el "debate" está muy polarizado. Además ya hay muchos sitios que lo han hecho mejor que yo. Lo que sí me ha parecido interesante es que finalmente leo una auténtica entrevista, con preguntas y re-preguntas, en lugar de una invitación al monólogo y a que el tipo diga cualquier burrada sobre economía o teoría política, sin recibir ninguna réplica que contribuya a enriquecer el debate de ideas. Hay diversos sitios, como el de Ricardo, o Latinoamericano, que se ocupan de discutir sus respuestas. Y en este sitio se discuten sus posiciones desde el punto de viste económico.
Para matizar o contradecir las opiniones reduccionistas de Vargas Llosa sobre "liberalismo", me permito citar libros de dos autores de tendencia "liberal", y otro que fue un economista brillante:
Liberalismo viejo y nuevo, de José Guilerme Merquior; los libros del premio Nobel de economía Joseph Stiglitz; y el brillante La gran transformación, de Karl Polanyi. (que en su edición castellana trae un prólogo del mismo Stiglitz).
En la entrevista que le hace Kohan, VLL aduce que Menem no aplicó políticas auténticamente liberales porque su política vino acompañada de una corrupción "espantosa" y "terrible". En El malestar de la globalización, Stiglitz dice:
"El apoyo, las políticas -y los miles de millones de dólares del dineo del FMI- no sólo pudieon permitir que el Gobierno corrupto con sus políticas corruptas permaneciese en el poder, sino incluso mitigar la presión en pro de reformas más significativas. Hemos apostado por favorecer a algunos líderes y promover estrategias concretas de transición. Algunos de esos líderes han resultado ser incompetentes, otros corruptos y otros las dos cosas a la vez. No tiene sentido aducir que las políticas eran acertadas pero no fueron aplicadas bien. La política económica no puede predicarse sobre un mundo ideal sino sobre el mundo tal como es".
Un manual como el de Merquior, a mi juicio, resulta de lectura más interesante que los lugares comunes que sobre el "liberalismo" repite VLL. Incluso "Liberalismo y democracia" de Norberto Bobbio es un librito corto y muy interesante. Obviamente me parece perfecto que VLL diga lo que le parece, dado que:
"Si crees en la libertad de expresión entonces crees en la libertad de expresión para puntos de vista que te disgustan. Por ejemplo, Goebbels estaba a favor de la libertad de expresión para los puntos de vista que compartía, igualmente Stalin. Si estás a favor de la libertad de expresión, eso significa que estás a favor de la libertad de expresión precisamente para los puntos de vista que no compartes, de otra forma, no estarías a favor de la libertad de expresión" (Noam Chomsky)
La lectura del libro de Polanyi nos permite debatir con las ideas de Ludwig von Mises y su famoso estudiante: Friederich Hayek, tan admirados por VLL. Al decir de Stiglitz:
"En el corto plazo, Mises y Hayek tuvieron poca influencia. Desde mediados de los años treinta y hasta los sesentas, las ideas económicas keynesianas, que legitimabanuna conducción activa gubernamental de la economía, dominaron las política nacionales en Occidente. Pero después de la segunda Guerra Mundial, Mises y Hayek fueron incansables promotores del liberalismo de mercado en los Estados Unidos y el Reino Unido, y de manera directa inspiraron a seguidores tan influyentes como Milton Friedman. Hayek vivió hasta 1992, lo suficiente para sentirse reivindicado por el colapso de la Unión Soviética. Para la época de su muerte, se le celebraba como el padre del neoliberalismo, la persona que inspiró tanto a Margaret Tatcher como a Ronald Reagan en sus políticas de desregulación, liberalización y privatización. Sin embargo, ya desde los años veinte Polanyi desafiaba directamente los argumentos de Mises, y la crítica a los liberales de mercado siguió siendo su preocupación teórica central" ("Introducción" de Stiglitz a "La gran transformación" de Polanyi, página 23, FCE, 2003)
Sobre el populismo no voy a extenderme porque es un tema arduo. Durante la entrevista, VLL hace referencia a la a mi juicio interesante polémica entre Sartre y Albert Camus. Recuerdo que, en muchos aspectos, Camus llevaba la razón contra Sartre. Sólo me permito citar una frase de Foucault extraída de La verdad y las formas jurídicas:
“Las utopías proletarias socialistas gozan de la propiedad de no realizarse nunca (…), las utopías capitalistas (…), desgraciadamente, tienden a realizarse con mucha frecuencia”.
Sin embargo, y a contramano de VLL, me parecen muy interesantes las lecturas de Camus que hace el pensador palestino Edward Said:
Said lee al Camus de El extranjero (1942), La peste (1947) y El exilio y el reino (1957) en relación con la experiencia imperial francesa. Y lo aborda como un caso representativo de cómo, con el tiempo, se han desvanecido los hechos de la realidad imperial que tan claramente podrían observarse en las obras de éste.
"No menoscabo su talento como escritor; Camus tiene un estilo maravilloso y es ciertamente un novelista ejemplar en muchos aspectos. Sin duda habla de la resistencia, pero lo que me molesta es que se le lea fuera de su contexto, de su historia. (...) Nació y creció en un lugar de la costa cercana a la ciudad de Argel -Annaba en árabe, Bône en francés-, que se convirtió en un poblado francés en los años 1880 y 1890 (...) Meursault, en El extranjero, mata al árabe, de quien Camus no da el nombre ni la historia. El juicoi de Meursault, al final de la novela, es una ficción ideológica. Jamás ningún francés fue enjuiciado por matar a unárabe en la Argelia colonial. Eso es una mentira. Por consiguiente, él está fabricando algo.
En su novela posterior, La peste, la gente que muere en la ciudad son árabes, pero no se les menciona. Los únicos importantes para Camus y para el lector europeo de entonces, e incluso el de ahora, sonlos europeos. Los árabes están ahí para morir. Curiosamente, la historia siempre se interpreta como una parábola o una alegoría de la ocupación alemana en Francia. Mi lectura de Camus, sobre todo de sus últimas historias, se inicia con el hecho de que, a finales del decenio de 1950, él se manifestó en contra de la independencia de Argelia. Incluso comparó el FLN con Abdel Nasser en Egipto, después de Suez, en 1956". (Edward Said, "Las pluma y la espada", páginas 71-72)
Por ahora posteo la entrevista. Luego si tengo un poco de tiempo le hago algunos comentarios críticos.
ResponderEliminarEse tipo es un tarado!! Digo desde lo político.
ResponderEliminarBeso!
Tienen que leer esta crítica a esta entrevista. Sencillamente brillante:
ResponderEliminarhttp://latinoamericanoargentina.blogspot.com/2011/04/que-poquito-mario.html
El neoliberalismo esta arruinando países en todo el mundo y sigue siendo una herejía cuestionarlo... ¬¬'
ResponderEliminar