Ella vendrá
y las heridas que marcan mi cara
se secarán en su boca de agua.
Ella vendrá
y al fin el techo dejara de aplastarme
dejará de verme:
solitario besando mi almohada
solitario quemando mi cama
solitario esperándote
Ella vendrá
y sus labios de rouge dirán-algas
algas y viento del mar
siento que ella vendrá.
La espera es un encantamiento: recibí la orden de no moverme.
La espera de una llamada telefónica se teje así de interdicciones minúsculas,
al infinito, hasta lo inconfesable: me privo de salir de la pieza, de ir al
lavabo, de hablar por teléfono incluso (para no ocupar el aparato); sufro si me
telefonean (por la misma razón); me enloquece pensar que a tal hora cercana
será necesario que yo salga, arriesgándome así a perder el llamado bienhechor (…)
¿Estoy enamorado? –Sí, porque espero. El otro no espera
nunca; intento ocuparme de otras cosas, de llegar con retraso; pero siempre
pierdo a este juego: cualquier cosa que haga, me encuentro ocioso, exacto, es
decir, adelantado. La identidad fatal del enamorado no es otra más que ésta: yo
soy el que espera. (Roland Barthes)
Me encanta ese tema!!
ResponderEliminarBesote!
Fetivaméntec, se trata de un muy buen tema, con una letra de inusual belleza.
ResponderEliminarBeso piba!!