miércoles, 21 de agosto de 2013

¿ME QUERÉS DECIR PARA QUÉ CANEJO DEBO LEEER FILOSOFÍA? EXCURSUS

El filólogo y helenista alemán Hermann Diels confesó cierta vez: “Ich schätze mich glücklich, dass es mir vergönnt war, den besten Teil meiner Kraft den Vorsokratikern widmen zu können”. Que traducido al castellano sería “me considero afortunado/dichoso de que me hayan dado el poder de dedicar la mejor parte de mis fuerzas a los presocráticos”. Semejante declaración, en una sociedad donde para muchos ser gordo es un crimen y ser un burro algo simpático, no deja de parecernos un poco extravagante. ¿Se puede ser dichoso leyendo filosofía? ¡Pero claro que se puede!


A mí me parece que cuando dejamos de vivir en estado de incertidumbre y nos acostumbramos a la seguridad de la pelotudez cotidiana, se nos va muriendo una parte del ser. Nunca está de más luchar contra la cultura del zapping:


“Estoy con vos, pero en cuanto me aburro, le mando un mensajito de texto a otro. No podemos estar juntos sin hablarnos, no podemos confrontar nuestro aburrimiento. La posibilidad de aburrirnos es intolerable, ya que todos vivimos en una pantalla de televisión y ahí el tiempo es tirano. ¡Que no nos manden a la tanda!”. (Fabián Casas dixit)


Hay gente que necesita rodearse de aparatos encendidos, porque el interior de su ser está desenchufado. Para mí, una persona culta es la que menos dinero y parafernalia externa necesita para no aburrirse. A menor cultura, más derroche, más pirotecnia, más ritos, porque se requieren más recursos para amoblar un ser que está semi-vacío.

¿No les molesta cuando le están contando algo trascendente a un interlocutor que nos presta atención a medias, porque se distrae cada tanto mandando mensajitos de texto?


Pues justamente, una de las cosas que la lectura te puede dar es experiencia. La lectura es de las pocas cosas que te permiten “escuchar con los ojos a los muertos”, a los autores que ya no están pero que nos han legado sus vivencias. La educación no existe para hacernos creer que el mundo es inmutable o que estamos predestinados, sino para que conozcamos las experiencias y los aportes de quienes nos han precedido.


A mí la verdad es que me pudre el intercambio con personas que “no dejan huella”, que son “personas trámite”, como la coca cola: bebida destinada al olvido, al presente puro, que apenas calma la sed. Me gustaría conocer gente que se parezca un poco al vino, que deja huella, que es capaz de producir un trastorno. No sé si me estoy explicando bien, pero tal vez es tarde y ya tenga demasiado sueño.


Si puedo, el fin de semana me gustaría terminar de escribir lo que tengo ganas de escribir sobre qué cuernos es la filosofía.


¡Sean felices!

PD: los dejo en compañía de Fernando Pessoa:

"La lentitud de nuestra vida es tal que no nos consideramos viejos a los cuarenta años. La velocidad de los vehículos nos ha quitado la velocidad de nuestras almas. Vivimos muy lentamente, y ésa es la razón por la que nos aburrimos tan fácil. La vida se ha tornado un campo para nosotros. No trabajamos lo suficiente y fingimos que trabajamos demasiado. Nos movemos muy rápido desde un punto en donde nada se hace hasta otro donde no hay nada que hacer, y llamamos a esto la prisa febril de la vida moderna. No se trata de la fiebre de la prisa, sino de la prisa por la fiebre. La vida moderna es un ocio agitado, un apartarse agitado del movimiento ordenado".

4 comentarios:

  1. Llegué acá por un posteo que le hiciste al genio anacrónico e incomprendido de Lucas Carrasco...Muy buen blog, muy buen contenido y geniales pensamientos. Un abrazo.

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  2. Simplemente BRILLANTE...

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