martes, 30 de julio de 2013

NO PUEDO PARAR DE ESCUCHAR A NEIL YOUNG

Una y otra vez debo escuchar Driftin' Back, de una de las últimas producciones de Neil Young. ¡Qué belleza!

PD: Si quieren escuchar un concierto sin histeria ni demagogia hacia el público, vean a este grupo de viejitos hermosos que se expresan sobre un escenario haciendo lo que les gusta:

sábado, 27 de julio de 2013

ALARGAR LA VIDA Y DESPRECIAR LA VEJEZ

De repente leo a Esther Díaz, una filósofa a la que nunca antes le di mucha pelota:
Uno de los temas que trabajo ahí es el de la relación entre tecnociencia y vejez. Me planteo qué sentido tiene seguir desarrollando tecnología para vivir más años en una sociedad que siente un enorme rechazo por los viejos. Los jóvenes que trabajan en los laboratorios y que convocan al periodismo científico para exponer sus innovaciones no quieren morir... ¡pero tampoco quieren llegar a viejos! ¿Cómo se resuelve esa contradicción? Hay una perversión en alargar la vida y, al mismo tiempo, despreciar a los viejos. Pensemos: ¿adónde puede ir a divertirse una persona mayor? ¿Adónde puede ir sin que le digan "viejo verde" o le critiquen cómo se viste?

La reflexión parece obvia, y en cierto sentido lo es. Se sabe: muchas veces lo que no vemos es, justamente, lo que está delante de nuestras narices.

viernes, 19 de julio de 2013

BERTRAND RUSSELL: AUTIOBIOGRAFÍA

Acabo de comprar la Autobiografía de Bertrand Russell (1872-1970), publicada originalmente en Londres en 1967 (1872-1914), 1968 (1914-1944) y 1969 (1944-1967).

Ya desde el prólogo -que lleva por título "Para qué he vivido"- el lector recibe un cross a la mandíbula:

"Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.

He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera  sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo (...)

El amor y el conocimiento, en la mediada en que ambos eran posibles, me transportaban hacia el cielo. Pero siempre la piedad me hacía volver a la tierra. Resuena en mi corazón el eco de gritos de dolor".


Y ya está, no quiero agregar nada más. Vayan a una librería cercana, pregunten si lo tienen en stock, gasten unos buenos mangos y lean lo que escribió un pensador extraordinario.